Voces imponentes para dar forma a un repertorio. El coro de Luis Rivero se reafirma en su apuesta por un espectáculo músicovocal con una última actuación en la que la interpretación casi perfecta del grupo vuelve a estar por encima de absolutamente todo. Una fuerza que se desprende desde la presentación, a la que le dan la vuelta al interpretarla casi todo el coro desde el patio de butacas, mientras que las cuatro voces que en los anteriores pases se repartían por distintos lugares del teatro la cantan desde el escenario. Las letras de los tangos, sin embargo, no golpean tanto. Destaca de la primera el tono crítico al dedicarlo al partidismo y la falta de consenso político con la educación. El buenismo de la denuncia se queda a medias al decir que cada cambio de la ley provoca “desilusión” entre unos docentes sometidos “al desprestigio y la burocracia”. Por ello, y ante las culpas que recibe el profesorado, piden un acuerdo a los partidos ya que se pone en juego “la esperanza de futuro y el cambio de rumbo de la sociedad”. La segunda no brilla demasiado por cantarle al sentido que tiene la vida a partir de sentir cada momento. La fórmula de los cuplés vuelve a flaquear al no mantener el nivel en las cuatro letras, dedicadas a los problemas con las cuentas de Netflix, el propio Luis Rivero, los excesos en las comuniones y las luces de Carnaval.

Semifinal

El coro de Luis Rivero inaugura la fase decisiva del COAC con un repertorio en el que vuelve a brillar más el continente, en el que se maneja a casi a la perfección, que el contenido, que queda ensombrecido por todo lo que tiene alrededor. En el momento más decisivo, aparece el metacarnaval en dos vertientes diferentes en los tangos, lo que no les hace despegar cuando las fuerzas se igualan. Su aparición es mucho más clarividente en la primera letra, en la que ponen el foco en la responsabilidad social que tienen las letras de Carnaval. Unas coplas con las que “se hace pedagogía”, por lo que hacen una crítica un tanto tibia a la banalización de las drogas en la fiesta. Un excesivo moralismo para pedir a los autores que “no caigan en la apología”. El Carnaval tiene un hueco más pequeño, aunque también importante, al hablar en la segunda letra –que cumple con su cometido, pero no va más allá– del flamenco y su relación con Cádiz. Lo hacen con una defensa de la ciudad como una de las cunas del cante jondo, pero ante una fiesta que “le roba las miradas”, aseguran que la ciudad “es arte por el Carnaval y el flamenco”. La fórmula de cantar cuatro cuplés sigue sin cuajar al dedicarles dos a su tipo, uno a confundir la comparsa de Martínez Ares con una procesión y otro a Ismael Beiro, que se cree que está en GH en vez de en el Pleno.

Con opciones

Actuación en cuartos

el tipo. La voz. las coplas. El coro de Luis Rivero abre los cuartos con una actuación en la que mantiene las sensaciones del primer pase, prevaleciendo el gran despliegue vocal sobre el contenido. Un espectáculo musical que ya toma su forma en la presentación desde que se inicia en los palcos para definir sin grandes pretensiones la idea. En los tangos, intentan tirar de originalidad en la primera letra con un tema que ya se ha tocado en otras ocasiones, como es el lenguaje de signos y, en este caso, cómo sienten la voz las personas con discapacidad auditiva. Aprovechando el tipo, la idea brilla más al explicar los diferentes tipos de voces, desde las que calman, reconfortan, excitan y enamoran hasta las que son desagradables y provocan miedo. Todo esto para acabar en las propias manos, que también usa el coro, para que la voz suene a través de ellas. No cuaja tanto el desarrollo, aunque sí el mensaje por novedoso, de la segunda letra en contra de la pornografía a partir del descubrimiento de la sexualidad por parte de los adolescentes, a los que enseñan a respetar para sentir “la pasión del sexo”. El desarrollo de los cuplés se queda a medias al no conseguir mantener la regularidad en los cuatro que cantan, acertando más al preguntar por la manga del tipo de los hombres, pero pinchando en la fuga de cerebros y el doblete a las pocas personas que van a votar a Ciudadanos. Las diferentes voces del popurrí mantienen más la atención en el continente.

Buena

Preliminares

El tipo: La voz Las coplas. Un despliegue músico-vocal. Una idea al servicio del espectáculo que calza a la perfección con un estilo muy marcado. El coro de Luis Rivero abre el Concurso fiel a su forma de entender la modalidad, con una ejecución casi perfecta que está por encima de todo. Desde la presentación se muestra un camino en el que la voz, “un arma tan perfecta que nunca calló”, sobresale en su actuación, sobre todo en un popurrí en el que, con algo más de mensaje, tiene más sentido en la variedad de estilos que en la uniformidad del contenido. El tango se muestra más potente, aunque con el bonito contrapunto del mecido del trío. Letras para superar el trámite, el primero de descripción de la pieza en función de lo que suena, mientras que el segundo se basa más en la contundencia para denunciar la violencia machista, a la que “hay que hundir como sea”, con palos incluidos a los jueces y a la prensa. Cuplés a pares, pero uno cantado por los hombres y el otro por las mujeres. Resaltan solo un poco por simpáticos el del embarazo de la hija de Luis Enrique, que no puede ser de penalti, y el de que ni las ilustres mentes se aclaran entre zambombá y zambomba, mientras que cae el primero a Bizarrap.

buena

La previa

El coro de Luis Rivero y Juan Manuel Moreno Gandul defenderá en este Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla de 2023 el segundo premio que obtuvo en la edición del pasado mes de mayo con 'Químbara'. Este reto lo asumirá con 'La voz'. 

La elección de este nombre no es casual, ya que se adapta mucho al estilo que presenta sobre las tablas, cuidando especialmente el espectáculo musical tanto en el apartado vocal como en el visual. 

Una muestra de ello es los dos primeros premios que ha obtenido desde que regresara a la modalidad en el año 2010 con 'La academia'. En los años 2017 y 2018 probó las mieles del triunfo con 'El mayor espectáculo del mundo' y 'Vive, sueña, canta', respectivamente. Anteriormente, la primera presencia de Luis Rivero en la modalidad fue en el año 1997 con el juvenil 'La movida', a los que le siguieron en adultos 'El coro de los estudiantes', 'A la conquista' y 'La guerra'.

El binomio Rivero-Moreno Gandul cumple su segundo año en la modalidad de coros, aunque anteriormente también ha tenido recorrido en la de comparsas con el grupo que traían desde Alcalá de Guadaíra, siendo su mayor éxito las semifinales conseguidas en 2019 con 'La tierra prometida'. También consiguieron superar el primer corte con 'La cumbre' y 'Los traidores'.