Un joyero que reluce en su noche más especial. La comparsa de David Carapapa regresa a la Gran Final con una idea netamente gaditana, un repertorio con tintes ochenteros en su desarrollo y una apuesta fuerte en las letras de estreno. Con un sonido muy reconocible, no desentonan los dos pasodobles, que no despegan pero que mantiene la regularidad mostrada a lo largo de todo el certamen. En el primero, sobresale la intención al cantarle a un amor que se rompe, pero en el que se pone por delante el bienestar de los niños antes que la venganza. Por ello, una pareja se jura tirar "los malos recuerdos por las escaleras" ya que "los niños son sagrados", por lo que no los ponen "contra su madre o su padre". Una ruptura civilizada con la que no utilizan a los pequeños "para la venganza y para hacernos daño". Con el nombre de 'El joyero', no se podía finalizar la ristra de pasodobles en el Concurso de otra forma que cantándole a un joyero tan particular como es el propio Carnaval de Cádiz. Con cierto tono concursero para levantar al público en plena madrugada, hacen una recopilación de muchas agrupaciones recordadísimas para contar cuál es su joyero, que es la caja de cintas, esa que guardaba su "tesoro". Los cuplés bajan respecto al resto del COAC con dos letras conocidas y previsibles. En la primera, usan un chiste que ya se ha cantado al hablar de los relojes inteligentes y las macocas, que en este caso se las hace su hijo. Se ve venir de lejos el segundo a una sustancia que consumen, que no es otra que la purpurina, por lo que le piden medio gramito al camello de la esquina.  

Actuación en semifinales

Cicerones que muestran todos los tesoros que se guardan por los rincones de Cádiz. Con una estética de otra época, una idea centrada en el piropo a la ciudad y un grupo robusto y compacto, David Carapapa demuestra su experiencia a la hora de la elección de los temas para apurar sus opciones de entrar en la Gran Final del próximo viernes, ofreciendo un notable pase marca de la casa, aunque no termina de despegar. Directas y sin rodeos, los caminos son muy diferentes en la intención y el desarrollo de las coplas. Tiene mucha más enjundia la primera letra al tratar con dureza el conflicto de Palestina, un tema al que desgraciadamente se le ha cantado muy poco en el Concurso. Lo hacen sin pelos en la lengua al resaltar la “sed de venganza” de Israel, por lo que denuncian que “el pueblo palestino no puede más con tanto sufrimiento”, ya que “la muerte es cuestión de suerte o de tiempo”. Una denuncia cruda de un “exterminio” que se produce con “la ayuda de los yanquis y el silencio de Occidente”, por lo que afirman con rotundidad que se está produciendo “una venganza de un viejo fascista igual de miserable que los terroristas”. Sin embargo, llega un poco tarde el uso del Premio Coplas para Andalucía 26 años después de su creación para realizar una crítica a la situación de la comunidad. Lo hacen tirando de una ironía muy característica al hacer un piropo con cosas tan dispares como los rodaballos o el Rocío, en donde se ven “a tíos pegándose piñas”, para al final darle la vuelta y decir que renuncian al premio en una tierra en donde los jóvenes se marchan para buscar un futuro y los mayores se mueren en las listas de espera. En este pase, bajan un poco los cuplés respecto al resto del Concurso. Solo es simpático el primero al decir que los perros acabarán pagando nuestras pensiones. Olvidable el populismo del segundo a la subida del sueldo por parte de los políticos.

Con opciones.

Cuartos

El tipo. Prisioneros del joyero que es Cádiz. Las coplas. Cicerones que muestran una ciudad que brilla como las piedras preciosas. La comparsa de David Carapapa tira del esquema que le funciona en la elección de temas al intentar tirar de la sensibilidad y la crítica para enganchar al público. Brillantez que se queda a medias en las letras, que son mucho más directas en las formas. Con el foco puesto en la emoción, reluce más en la primera el tema que tocan, que es el autismo, que el tratamiento. Lo hacen con la historia de lo que siente un padre por su hijo. A partir de “un mundo que no es igual que el mío”, dicen que les enseña que “cada cosa está donde tiene que estar”. Por ello, rematan diciendo que quieren la llave para entrar en su mundo y “allí quedarme siempre contigo”. La crítica de la segunda al papel de la derecha en la oposición es más efectiva en su intención. Aseguran que Abascal y Feijóo están “sirviendo de cachondeo”, por lo que piden a los que les preocupa la unidad de España que peleen por los salarios dignos, la sanidad, la educación y las pensiones. Funcionan los dos cuplés, ambos simpáticos. En el primero, por la moda de tener furgonetas, temen con un ligue que tengan que echar una mano en una mudanza. El aceite protagoniza el segundo, ya que al aprovecharlo un vecino para hacer jabón los niños huelen a san jacobos y pimientos fritos.

buenaw

Actuación en preliminares

El tipo. Prisioneros del joyero que es Cádiz. Las coplas. Un tesoro que hace que el oro y los diamantes parezcan bisutería. La comparsa de David Carapapa regresa al Concurso con un cambio radical en las formas. Elegante, clásica y evocando a otra época, se meten en la pelea con un repertorio redondo en concepción y desarrollo, a pesar de lo complicado que resulta a estas alturas centrarlo en el piropo a Cádiz. Pero sale airosa con solvencia, alentada por un grupo que suena a comparsa de siempre, lo cual es de agradecer. Clásica desde la presentación y con ciertos tintes ochenteros, la idea queda bien reflejada con el repaso que realizan de la ciudad entre las piedras preciosas, por lo que son cicerones al enseñar sus secretos y rincones. Este clasicismo toma mucho sentido en el pasodoble, recio en su inicio y con mucha esencia de los Carapapa desde el trío. Se agradece mucho la declaración de intenciones de la primera letra al abandonar David “la bandera de las causas perdidas” para volver a cantarle a Cádiz. Peca de concursera la segunda copla en homenaje a Pedro Romero al denunciar que el Ayuntamiento haya rechazado que se le rinda un homenaje en la final, por lo que piden a Gandullo que rectifique. Aceptables los dos cuplés. Reconocen que se van a comer lo que rima con joya en el primero. Rematan la tanda comiéndose al Bizcocho tras ponerse a dieta para que les entre el tipo. La elegancia se mantiene en un popurrí bien desarrollado por la diversidad temática a la hora de piropear a Cádiz.

Muy buena.

La previa

Una de las grandes noticias que presenta el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla de Cádiz de 2024 es la vuelta de la comparsa de David Márquez Mateos Carapapa con 'El joyero', la idea que inicialmente estaba prevista para 2023, pero que finalmente no se pudo llevar a cabo debido a que David decidió tomarse un descanso por motivos personales con los ensayos ya iniciados. 

Ya queda muy atrás la polémica de 2022 con 'Los indomables', que se estrenó en el mes de febrero pero que participó en el COAC de la primavera con ligeros cambios para no ser descalificada. Tanto el nombre como la enorme revolución en el grupo, con componentes muy experimentados en la fiesta, dejan entrever un cambio de rumbo. 

Así, a David se han unido gente con mucho peso en la fiesta como Vicente Lázaro Lali, Francisco Sánchez Payán Pacoli, Tato, Angelín, Bubu, Fali Figuier o Zeus Marín, estando al frente de todos ellos Rafita Velázquez, exdirector de la comparsa de Antonio Martínez Ares. 

Aunque David se hizo con hueco en la fiesta a partir de la chirigota que hacía con su hermano Francisco Javier con nombres inolvidables con 'Blancanieves y los siete enanitos', 'Don Quijote Concervantes y Colorantes' o 'Los pavos reales (una especie en extinción)', la comparsa la cultivó desde la cantera con 'El zoco' (1996) y 'El corralón de los carros' (1997). En su etapa contemporánea, se estrenó con el segundo premio de 'La cuadrilla' en 2006, al que siguió el primero de 'La comparsa de Momo' en 2008. Consiguió otro primer premio en 2012 con 'Los duendes coloraos'. Su última final fue en 2019 con 'El marqués de Cádiz'.