El Carnaval de Cádiz y sus historias: El Libi’ reta al reglamento del Concurso de Agrupaciones
El cuartetero llegó al Falla con ‘Siendo la hora que digan Valdivia y Guerrero...’ y no cantó el popurrí como protesta ante la rigidez de las bases del Concurso de Agrupaciones
El lunes 7 de febrero del año 2000 se produjo en el Gran Teatro Falla el que ha sido uno de los mayores desaires al reglamento del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de la época contemporánea. Ese día, Emilio Gutiérrez Cruz El Libi, acompañado por su cuñado Sergio Ramírez y Javi Molina, se presentaron en el coliseo de Fragela con el cuarteto ‘Siendo la hora que digan Valdivia y Guerrero quedamos automáticamente descalificados’. La parodia y los cuplés estaban dejando grandes sensaciones, de cuarteto finalista, con golpes de Cadi, Cadi y repartiendo leña made in Libi. Pero... el genial cuartetero, al que siempre le ha tirado la polémica, tenía una sorpresa preparada: el grupo, en lugar del preceptivo popurrí, cantó dos cuplés más y se retiró del escenario.
Fue la manera del Libi de reclamar un cambio en el reglamento de cuartetos. “No hay talento para crear un repertorio tan largo. Si hasta llegar a la final repetimos un mismo popurrí, llega un momento en que no hace gracia porque todo el mundo se sabe ya los pegotes”, decía a Diario de Cádiz el autor en el local de ensayo, la bodega del bar Madrileño en la plaza de Mina, antes de marchar hacia el Falla para el debut.
Libi criticaba de forma contundente que “el cuarteto está en crisis como la comparsa y el coro, sin embargo es más fácil atacar al cuarteto y dejar desiertos los premios. Pero ningún jurado se atreve a dejar desierto el primer premio de coros o comparsas, que lo podían haber hecho en años pasados, porque falta calidad. Sin embargo, en la próxima final no habrá cuartetos y sí agrupaciones de otras modalidades. Así no se ayuda a mantener la tradición del cuarteto”.
Con estas premisas se presentaba el cuarteto aquella noche de preselección. A las doce menos cuarto se abrían las cortinas y a las 00.05 el grupo preguntaba al público “¿Os han gustado los cuplés?, pues vamos a cantar dos más y nos vamos”. El respetable estalló en aplausos y gritos de ánimo. Fuera ya de la escena, el Libi, genio y figura, esperaba protagonizar “muchas Cartas al Director”, afirmando además que se aprovechaba del Carnaval “para venderse”. No en vano, siempre se jactó de que salir en el Diario era una de sus objetivos en el Carnaval.
Emilio Gutiérrez Cruz aprovechaba entonces para recordar que “yo no he ganado dinero en el Carnaval. Si acaso, en los mejores años, 60.000 pesetas. No puedo montarme un piso. No he ido de gira, como muy lejos a San Fernando, y allí no me entendían”.
Juan Antonio Guerrero, entonces edil de Fiestas, bajó a felicitar al grupo, a pesar de que en la parodia el Libi le dijo “Guerrero, mejor que tú era Carlos Mariscal”. Ante todo, deportividad. El cuarteto también se descolgó en su parodia con toques como “pa mí el Antifaz de Oro no vale ná mientras no lo tengan ni mi amigo el Masa ni mi amigo El Peña”, “La Parra Bomba, primer premio que se llevaron los gitanitos... desde entonces El Subiela no pisa El Piojito”, “yo no entiendo porqué hay algunos chiítas de bache que no escriben letras con más genio... porque aquí todavía hay algunos que se bajan los pantalones por llevarse un premio” o “un momento, el Falla es el único sitio del mundo donde la derecha está en el centro... ¿dónde?... joé, en el palco del Ayuntamiento”.
No hubo bajada de cortinas y esa noche el mundo del Carnaval y los aficionados se preguntaban si el jurado descalificaría al cuarteto o bien optaría por puntuar todo el repertorio menos el omitido popurrí, esperándose que la calidad del repertorio hasta los cuplés bastaran para clasificar al grupo a semifinales. El jurado, reunido hasta bien avanzada la madrugada del martes 8, decidió no descalificar al cuarteto ya que el reglamento no establecía sanción alguna por no cantar el popurrí, quedando éste sin puntuar. Por contra, el grupo sí fue penalizado por superar el tiempo máximo de interpretación de la parodia, fijado en ocho minutos.
Tras conocerse la decisión del jurado El Libi avanzó que el cuarteto no volvería a pisar las tablas del Falla aunque lograse alcanzar las semifinales porque no tenía preparadas más letras que las que interpretó en la preselección. El cuartetero llegó a señalar que habían conseguido demostrar que “este reglamento tampoco vale”. Finalmente, el cuarteto no logró alcanzar la puntuación necesaria para entrar en semifinales y se quedó, con 88 puntos, a las puertas de cantar en la siguiente ronda.
Pero la reivindicación del Libi no cayó en saco roto. No andaba muy descaminado en su protesta. Dos años después la organización del Concurso decidía eliminar la obligatoriedad del popurrí para los cuartetos y lo cambió por un tema libre. Y este cambio ha permanecido vigente hasta nuestros días.
Fue un cuarteto polémico para un Concurso no menos controvertido. Por aquella época la Asociación de Autores, con José Antonio Valdivia y Martínez Ares a la cabeza, era un dolor de muelas para la Fundación Gaditana del Carnaval, organizadora del COAC. Los autores reclamaban sus derechos y aspiraban a organizar el certamen en solitario, sin la participación del Ayuntamiento de Cádiz, gobernado entonces por el PP con Teófila Martínez como alcaldesa.
Asimismo, el colectivo de Autores mantuvo una pugna con las emisoras de radio, a las que reclamaba un canon por la retransmisión del Concurso. Toda esta marejadilla quizás le costó a Martínez Ares quedarse por primera vez fuera de la final desde 1990. ‘La milagrosa’ supuso el final de la unión entre el coplero y el grupo dirigido por Ángel Subiela.
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