Una 'saeta' al Carranza
El Real Madrid contribuyó a dar mayor gloria al Trofeo con la participación en sus primeras ediciones del mítico delantero Alfredo Di Stéfano
EL debut de Alfredo Di Stéfano se produjo en 1958, en el IV Trofeo Carranza, en el partido contra el Viena Sport. No pudo ser más afortunada la entrada de los madridistas, que en un partido de exhibición golearon a los austriacos por cinco tantos a tres. El público quedó maravillado con el juego de los blancos y aplaudió los goles de Puskas, que logró tres, Rial y Di Stéfano.
En la final, el Madrid tuvo que hacer frente al Sevilla, ganador de las tres anteriores ediciones. El encuentro fue muy duro y tuvo el desagradable incidente de la expulsión del sevillista Campanal, que no quiso abandonar el terreno, por lo que el partido estuvo detenido durante media hora y se llegó al descanso tres minutos antes de lo reglamentado.
El Madrid logró imponerse al Sevilla por dos a cero, goles de la Saeta Rubia y Gento, y ganó así su primera copa, al mismo tiempo que ponía fin a la hegemonía sevillista.
El primer equipo madridista que consiguió el trofeo, entrenado por Carniglia, estuvo formado por: Alonso; Atienza, Marquitos, Lesmes; Santisteban (Ramos), Zarraga; Kopa, Rial (Mateos), Di Stéfano, Puskas y Gento.
Destacó en dicha edición la presentación del famoso delantero húngaro Ferenc Puskas, que vistió en Cádiz por vez primera la camiseta blanca.
La copa y el programa del IV Trofeo Carranza se presentó en el mes de julio en Madrid, causando sensación el magnífico trofeo, que estuvo expuesto en un céntrico establecimiento de la Gran Vía madrileña. "Se trata de una verdadera obra de arte valorada en 200.000 pesetas".
Sigue el éxito. En la quinta edición, la de 1959, el Real Madrid llegaba a mantener su titulo de campeón logrado en la edición anterior. En las semifinales, el Real Madrid dio toda una lección de cómo se debe jugar al fútbol, goleando 6-3 al siempre difícil Milan. En el encuentro brillaron todas las estrellas del conjunto blanco, especialmente Alfredo Di Stéfano, autor de cinco goles, tres de ellos en los primeros diez minutos.
En la final se enfrentaron los dos mejores equipos españoles del momento, el Real Madrid y el Barcelona. Ganaron por 4-3 los blancos en un partido espectacular y duro, donde se lesionó de importancia el azulgrana Kocsis.
Comenzó marcando el Barcelona por mediación de Czibor, pero Puskas, Gento y Di Stéfano pusieron al Madrid en un claro 3-1. Acortó distancias Villaverde, pero Puskas marcó de nuevo. A falta de diez minutos, Evaristo puso la emoción por todo lo alto al marcar el tercer tanto del Barcelona.
Pero todos los esfuerzos azulgranas fueron nulos y el Madrid se alzó con el triunfo final.
El tercero consecutivo llegó en la sexta edición del Trofeo, en 1960. Venció el Madrid en la final al Athlétic de Bilbao por 4-0.
Si la presencia del Real Madrid fue siempre espectáculo, la edición del Trofeo de 1964 será recordada por la primera vez que jugó el equipo, en España, sin Alfredo Di Stéfano, que desde septiembre de 1953 fue no solo jugador estrella, sino escuela de estilo, cerebro y corazón, dimensión a lo internacional, de un conjunto merengue en pleno cénit de talla mundial, como club de fútbol.
No será posible olvidar esos goles, ahí esta como goleador máximo con nueve tantos en los 'Trofeos Carranza', esas jugadas y esa batuta magistral, en el juego de los colosos blancos. Sus duelos con las zagas adversarias, también de primera magnitud, tienen algo de epopeya; porque en él se centraba la confianza de la victoria, la fe ciega en el capitán real de un 'Madrid' pletórico, invencible.
Ese año, el recordado peridista Balpiña escribía: "Los años pasan y los clubs toman sus decisiones según el transcurrir del tiempo, pero cuando el vacío tiene tales proporciones como la ausencia del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, forzosamente habrá que recordar al gran ausente...; aquel mito llamado don Alfredo Di Stéfano".
Como entrenador, la Saeta Rubia ganó con el Real Madrid el Trofeo del año 1982, con el gaditano Juan José en sus filas.
Por último, el mítico delantero blanco estuvo en el banquillo del estadio Carranza al frente de los veteranos del Real Madrid en el partido benéfico celebrado en la Navidad de 1999. El hispano-argentino estuvo siguiendo el desarrollo del encuentro sentado en el banquillo local, que fue el utilizado por los veteranos del Real Madrid. Di Stéfano siguió las evoluciones de los suyos con verdadero interés e incluso abroncó a los suyos en alguna ocasión al considerar que no lo estaban haciendo bien sobre el campo.
Genio y figura.
Algo de Mágico.
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