3.300 millas buscando al linier

Fútbol l Aventura

Koke Contreras, ex portero internacional del Cádiz, surca a vela el Océano Atlántico con la intención de encontrar en Trinidad y Tobago al juez de línea que nos echó del Mundial de Corea y Japón en 2002

Pedro 'Koke' Contreras, a bordo de su barco poco antes de salir del puerto de Benalmádena, el pasado domingo.
Pedro 'Koke' Contreras, a bordo de su barco poco antes de salir del puerto de Benalmádena, el pasado domingo.
Pedro Ingelmo / Cádiz

27 de enero 2010 - 05:02

Serían las diez de la mañana, hora española, de aquel sábado 22 de junio de 2002. Muchos lo recordarán. Un partido muy trabado contra una selección menor, pero anfitriona al fin y al cabo. Sale Joaquín, forcejea y, por velocidad, alcanza la línea de fondo, centra y Morientes entra con todo al remate. Goool... Gritos de júbilo matinales salen de las casas. Al fin España en una semifinales del Mundial. Pero no. ¿Noooooo? No. ¿Qué ha pasado? la cámara se desplaza y se congela en un caribeño con bigotillo vestido de negro, muy tieso, y con una bandera levantada. Pocos sabrán su nombre. Yo se lo digo. Raganooth. A Contreras, el tercer portero español en aquel Mundial es un nombre que no se le olvida. Así que va a ir a visitarle.

El portero internacional que colgó sus guantes en el Cádiz, tras pasar por el Real Madrid, el Rayo, el Málaga y el Betis, ha decidido iniciar una aventura y ha querido volver a mirar a aquel partido. Desde el pasado domingo, aprovechando los vientos alisios, navega rumbo a Trinidad y Tobago, patria de Raganooth. Lo hace a vela. Una travesía de 3.300 millas y casi seis meses por delante. La partida fue en Benalmádena, llegará a Lanzarote y, a partir de ahí, mar abierto, inmenso, hasta el Caribe.

Pero empecemos por el principio. "Continuo una traidicón familiar -explica Contreras poco antes de zarpar-. Mi padre era capitán de la marina mercante y hace diez años, estando en el Málaga, cayó en mis manos un catamarán, casi por casualidad. Fue un flechazo".

Cuando Morientes cabeceó aquel balón de Joaquín, Contreras, que lo veía desde el banquillo, ya tenía su título de capitán. Lleva años atravesando el estrecho, de Málaga a Cádiz, pero esta vez su amigo Alfonso Manzaneque, su compañero en la singladura y marino profesional, le había convencido de que era el momento de hazañas de mayor enjundia: cruzar el Atlántico.

"Mi hijo ya tiene un año y era uno de los grandes sueños de mi vida. Tengo respeto al mar, pero parto sin miedo. Es como si hubiera visto la oportunidad de mi vida, era ahora o nunca. Y me he lanzado". Reconoce que el encuentro con el linier que nos apeó del Mundial es una excusa: "Lo que quiero es difundir esta travesía para promocionar la vela y contar que aún es posible correr aventuras". El dossier con el que presenta su viaje lleva ese espíritu: un click de Famobil barbado y con sombrero de pirata bajo la leyenda "The Peter's boat". En él desglosa sus objetivos, entre los que se encuentran "dar a conocer los valores del mundo del deporte, hacer entender que tras el deporte profesional hay multitud de actividades que se pueden hacer y dar publicidad a amigos, artistas, músicos e instituciones que nos gusten".

Cuenta Pedro Contreras con soportes para mantenerse en contacto con quienes quieran seguir las peripecias por las que pasará en estos meses de navegación. La instalación de un sofisticado GPS permitirá saber en todo momento en qué punto se encuentra. El diario Marca, además, colabora con la aventura del portero y allí tiene establecido un blog en el que irá narrando todo lo que suceda y donde existen posibilidades de escribir comentarios.

En el momento de partir desde Benalmádena, el pasado domingo, Contreras mostraba el respeto al mar al que se iba a enfrentar y a lo que se pudiera encontrar. Muchas noches al raso, con el barco avanzando entre estelas de espuma. Al final, está el linier, naturalmente y Contreras se sonríe. "Había que dar un final a la aventura. Cuando le encuentre, que lo haré, charlaré con él, recordaremos viejos tiempos de fútbol y que él me cuente, que él me cuente qué pensó cuando levantó el banderín".

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