El mal hábito de ir a remolque

El conjunto amarillo se ha visto por debajo en el marcador en la mitad de los encuentros de Liga y siempre recibe un gol cada vez que comparece en campo contrario

Juanma Espinosa conduce el esférico acosado por tres jugadores del Almería B.
Juanma Espinosa conduce el esférico acosado por tres jugadores del Almería B.
Jesús Jaques Nuche Cádiz

11 de noviembre 2014 - 05:02

El 12º capítulo del campeonato de Liga deja como balance el sexto partido consecutivo sin conocer la derrota para un Cádiz que sólo ha perdido una vez desde el comienzo de la temporada -a final de septiembre frente al líder UCAM Murcia-. Eso sí, el empate cosechado en el campo del Almería B -ningún equipo ha conseguido ganar allí hasta la fecha- quiebra la dinámica positiva de victorias seguidas, establecida en tres (Cacereño, Sevilla Atlético y San Roque de Lepe) a la espera de una nueva racha que tratará de abrir el próximo domingo en el duelo casero contra El Palo (cinco de la tarde).

Los gaditanos se complican la existencia aunque al final acaben esquivando la derrota, como demuestra el hecho de verse por debajo en el marcador en seis de los 12 encuentros. De los algo más 1.080 minutos transcurridos en la Liga (hay que tener en cuenta el tiempo extra de cada choque), el Cádiz estuvo 222 con un resultado adverso, la mayoría de esos minutos como visitante.

De los 540 minutos jugados fuera, durante 195 las pasó canutas un 1-0 en contra ante el que siempre respondió salvo en la vieja Condomina. Sólo completó la remontada ante el filial sevillista (1-3) en la única oportunidad en la que marcó más de un gol a domicilio.

El reto que se marca el conjunto entrenado por Antonio Calderón es echar el cerrojo a la portería cuando se desplaza a otros campos. Con el arco a cero aumentarán las posibilidades de victoria y, por tanto, de asaltar el liderato.

El panorama cambia cuando el Cádiz juega en casa. En media docena de envites, sólo el Cacereño consiguió ponerse por delante con aquel golazo de vaselina de Plata desde más de 50 metros que mantuvo con ventaja a los extremeños durante 27 minutos, aunque la victoria al final cayó del lado de los gaditanos. El resto del tiempo nunca se vio por debajo, aunque volaron cuatro puntos como consecuencia de los empates ante La Roda y Granada B.

El conjunto amarillo se mueve entre dos aguas cuando ejerce de visitante. Sufre de lo lindo pero acaba arañando algún punto, aunque casi nunca gana. La tónica general es ir por detrás en el marcador y a la vez no darse nunca por vencido, pelear al máximo y marcar el gol del empate en el tramo final para terminar con un postre que endulza el viaje de vuelta pero no esconde el verdadero objetivo, que no es otro que luchar por los tres puntos en cada cita. Los jugadores van a por los partidos, como demostraron en Almería, pero reciben un gol al más mínimo error y tienen que derribar el muro que levanta el rival, una tarea complicada. El Cádiz llevó la iniciativa casi todo el tiempo contra el filial almeriense.

En tres de las seis salidas se repitió un guión que ya es de sobra conocido: gol del equipo local y el Cádiz a remolque en un intento a la desesperada por no claudicar. La última imagen que queda en la retina es la de la celebración del tanto salvador que llega en el último suspiro. Marbella, Melilla y Almería fueron testigos de la muerte y resurrección de una escuadra que no se rinde y saca la cabeza del agua cuando parece que está ahogada.

En el municipio malagueño empató en el minuto 94 en la última acción del encuentro. En la ciudad autónoma igualó en el 93 en una situación idéntica. En el estadio Juegos del Mediterráneo, el pasado domingo, salvó un punto en el 85 cuando estaba con un hombre menos.

La capacidad de reacción es una virtud que da puntos pero no esconde un problema que se prolonga en el tiempo. Y es que el Cádiz siempre recibe un gol cada vez que juega en campo ajeno. Uno en cada uno de los seis compromisos lejos del Carranza (Jaén, Marbella, UCAM Murcia, Melilla, Sevilla Atlético y Almería B). Nunca deja la portería a cero y un solo tanto en contra por partido supone una factura elevada porque el saldo a domicilio es de siete puntos de los 18 dirimidos -en el camino se queda casi un tercio- que es la traducción resultante de un triunfo, cuatro empates y una derrota. En cinco de esas visitas se vio obligado a remar a contra corriente y sólo en una, la primera frente al Jaén, nunca tuvo al rival por encima. Fue la única ocasión en la que el cuadro gaditano abrió el marcador en terreno contrario.

stats