Primera jornada y primera victoria del Cádiz B, que se impuso 1-0 al San Roque de Lepe en una buena primera parte y una segunda con carencias a medida que Cifuentes fue retirando del campo a jugadores llamados a ser importantes esta campaña. La lectura tras el descanso dejó a un cuadro gaditano que sufrió más de la cuenta cuando a esa altura debió tener el duelo más encarrilado.

El Cádiz B se presentaba con el dibujo del curso pasado, un 4-2-3-1 que en algunos momentos pasaba a ser un 4-4-2 con Chapela y Pedro Benito como jugadores más ofensivos. Un once que tocaba desde atrás para alcanzar el territorio lepero; más calidad que el rival en una categoría en la que ésta será menor que en la desaparecida Segunda B.

El peso del juego fue de los locales en la primera mitad, con un proceso de control que fue en aumento en la misma medida que crecía el estreno de ambos conjuntos. Con Lau y Gudelj liderando la zaga, Kike Carrasco y Chapela tiraban del carro por galones y capacidad hasta que en el 21’ una falta botada por Gudelj -tiene un guante en su pierna izquierda- encontró la cabeza certera de Raúl Parra, que evitó muy bien caer en fuera de juego.

El tanto dio paso a los mejores minutos del filial en cuanto a juego más vistoso, mostrando capacidad para tener el esférico sin que lo oliera el San Roque de Lepe. De esta manera hubo una fase final del primer periodo con tres buenas ocasiones para los de Cifuentes. Primero Gudelj, a saque de esquina, se elevaba más que nadie pero su testarazo se iba alto; seguidamente era Kike Carrasco el que enganchaba a la perfección una volea que repelió el travesaño y botó en la línea, reclamando los cadistas que era gol. El ciclo ofensivo lo cerró de nuevo el ex jugador del Extremadura al conectar un centro de Genar que sacó un zaguero camino del gol posiblemente con la ayuda de una mano. De nada sirvieron las protestas.

El 1-0 al descanso era poco premio para los méritos de un Cádiz B que gustaba y se gustaba ante un enemigo que sólo exteriorizaba chispazos del ex cadista Víctor Morillo y que se ahogaba en las dudas a la hora de tomar decisiones.

A la vuelta de vestuarios el técnico del filial gaditano metió calidad y posesión en la medular dando entrada a Algarra por Berenger, continuando a los pocos minutos con la oxigenación del ataque apostando por Fermín y Mady Diarra para que tomaran aire Chapela y Kike Carrasco. Fueron unos minutos, en esa fase inicial del segundo tiempo, en los que Víctor Morillo, Antonio López y Adrián Ruiz probaron suerte desde fuera del área.

Pero los locales estaban decididos a ampliar la renta, y bien que pudieron hacerlo en otra acción repleta de mala fortuna. Gudelj ejecutaba una falta al área y el testarazo de Pedro Benito lo rechazaba el larguero. Segunda madera.

Cifuentes insistía en dar al aire al juego ofensivo en busca de ese segundo gol. Para ello Rodallega y Yerai se unieron a la cita para dar descanso a Jorquera y Pedro Benito. El calor era de justicia y de nuevo el colegiado paraba para la hidratación. Ya el respetable se había refrescado en el descanso por gentileza del club -regalo de botellines, sin tapón- el día del regreso de los espectadores a El Rosal.

La realidad es que las sustituciones del Cádiz B no tuvieron el efecto esperado y el equipo perdió presencia en ataque al tiempo que era incapaz de montar un contragolpe cuando recuperaba en la zona de tres cuartos del cuadro lepero. Además tanto Morillo como Marcos Torres llevaban el "¡ay!" a la grada con dos llegadas peligrosas resueltas muy bien por Juan Flere.

Lo sucedido enfadaba mucho a Cifuentes, que se vio obligado a sufrir para sumar el primer triunfo a pesar de las ocasiones. Buenas sensaciones, aunque mucho por mejorar en un Cádiz B con muchas caras nuevas y menos madurez que el de la temporada pasada.