Triste adiós al año en Bahía Sur

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El San Fernando, que realiza el peor partido en casa de lo que llevamos de temporada, sucumbe contra el Melilla con tantos de Zelu y Yacine

El melillense Boateng, con la tercera equipación del Cádiz, junto a Galindo.
El melillense Boateng, con la tercera equipación del Cádiz, junto a Galindo. / Román Ríos
Jordi Agabo

San fernando, 11 de diciembre 2017 - 02:05

La despedida de año en La Isla fue triste, muy triste. Mucho más de lo esperado. El San Fernando ha perdido su golpeo en casa para hacer de su feudo un fortín y volvió a ceder una derrota ante sus incondicionales en una mañana repleta de homenajes, de actos y de ilusiones que se fueron diluyendo poco a poco en el que ha sido, posiblemente, el peor partido de los de José Pérez Herrera en lo que llevamos de temporada en casa.

El Melilla ganó. Y lo hizo con justicia, porque si los azulinos han tratado de tú a tú a casi todos los equipos del grupo IV de la Segunda División B en esta primera vuelta de la competición, exceptuando al Cartagena a domicilio, ayer los melillenses les mojaron la oreja a los isleños y maniataron todas sus virtudes, hasta el punto de que los de San Fernando ofrecieron una inusual inoperancia en ataque y una preocupante falta de fluidez.

Quizás la derrota tenga como consecuencia positiva provocar que ponga los pies sobre la tierra un equipo que tiene que saber sufrir, que tiene que dar el doscientos por cien en cada partido y que se tiene que ganar a pulso las victorias si quiere conseguir el objetivo de mantenerse por segundo año consecutivo la categoría.

Y eso que el encuentro no comenzó mal del todo. En el esquema inicial, el Melilla, sabedor y conocedor del tremendo potencial que tiene el San Fernando entre líneas, pobló de manera considerable el centro del campo, donde Boateng, Juanma Espinosa y el ex azulino Lolo Garrido obligaban a que tanto Óscar Martín como Galindo abandonasen sus tareas de creación para apoyar a un Theo que se las veía y deseaba en la poblada zona ancha del campo. Eso dejaba muy desasistido a Javi Casares en una banda y a Jacobo en la otra, ya que los isleños no robaban, como a ellos les gusta, el cuero y el campo se hacía cada vez más pequeño. El orden ganaba al desconcierto.

Y si Chris tuvo su primera oportunidad a los dos minutos del inicio, los melillenses dispararon, percutieron y volvieron a percutir en el 6, el 16 y el 17. Tuvo, por aquel entonces, que emplearse a fondo un Toni Doblas que volvía a la titularidad después de cumplir su partido de sanción. Lo hizo en dos ocasiones ante el siempre presente Yacine y otra más ante el peligroso Pedro Vázquez.

Pero el hermetismo era total. Parecía que ambos conjuntos habían realizado un pacto de no agresión, de no romper las líneas, de no dejar resquicio alguno unos a otros. La traducción, demasiado centrocampismo sin profundidad y, por ende, pocas ocasiones de gol. Así se desarrolló la primera mitad de un partido que, si no tenía grandes oportunidades de gol, poseía la incertidumbre de saber cuánto duraría esa perfección en defensa y cuándo se rompería el mismo. Lo cierto es que, con esta tónica, se llegó al final de una primera parte trabajada y sufrida.

En la segunda mitad no cambió mucho el panorama. Los isleños parecían no tener recursos y no mostraban sus mejores argumentos, y al Melilla le bastaba con muy poco para poder desordenar los ataques, en ocasiones timoratos, de los de Pérez Herrera, que aunque lo intentaron en el 52, con un disparo de Óscar Martín, y en el 63, con un remate fallido de Galindo, ofrecían muy poco para las exigencias que tenía el duelo y la seguridad que mostraban los norteafricanos.

En el 71 llegó el jarro de agua fría que congeló a todos, incluida la estatua de Camarón que presidía el partido como homenaje al 25 aniversario de su muerte. Tuvo que ser un ex azulino el que rompiese el partido. Zelu, que hasta la fecha no había anotado con su actual equipo gol alguno, ejecutó de manera magistral un libre directo en la frontal del área que se coló irremisiblemente en el portal de un Toni Doblas que, aunque llegó a tocar el esférico, no tuvo la fuerza suficiente para desbaratar el disparo.

Comenzaba la cuesta arriba, la incertidumbre, la desolación y el desamparo de querer y no poder. Bien es cierto que el tanto del Melilla llegaba cuando mejor estaban los de Pérez Herrera, pero también no es menos cierto que cuando marcaron el tanto los foráneos se organizaron, aún más si cabe, en su parcela, no permitiendo, en ningún momento, un resquicio para recibir un susto.

El desconcierto se apoderó de un equipo al que le entraron las prisas, esas que no son buenas consejeras.

Pudo llegar la igualada en un posible derribo de Mahanan, que ya contaba con cartulina amarilla, a Jacobo dentro del área, pero no lo apreció así el colegiado madrileño que soltó un continúen desolador.

La puntilla, la sentencia, la resolución, llegó en las postrimerías del encuentro. Yacine hizo honor a su condición de delantero goleador con un remate de cabeza inapelable que significaba el 0-2, la segunda derrota consecutiva del San Fernando en su feudo y la triste despedida del año futbolístico en La Isla.

Se cierra 2017 en casa con el horizonte puesto en un 2018 que tiene que ser majestuoso, al que se pide no tener que sufrir para conseguir, lo antes posible, los puntos necesarios para no terminar la campaña con el agua al cuello, y donde los isleños tienen que recobrar el juego que ya han mostrado, el juego que les ha permitido soñar con cotas mayores. Son sueños.

Doblas H

Nano Cavilla H

Gabi Ramos H

Zamora H

Lolo Guerrero H

Theo H

Galindo 'l

E. Maceira, 84' s.c.

Jacobo 'l

Óscar Martín H

Chris 'l

M. Palma, 78' s.c.

Javi Casares 'l

Juanje, 62' H

Dani Barrio H

Josu Ibardia HH

Jilmar H

Odei H

Álex Cruz, 89' s.c.

Mahanan HH

Lolo Garrido H

Zelu H

J. Espinosa HH

B. López, 72' H

Yacine HH

Boateng HH

Pedro Vázquez HH

N. Aznar, 83' s.c.

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