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Sergio Ramos centra los focos tras una semana complicada

Cuando corrían otros tiempos y los protagonistas del siempre esperado clásico del fútbol español concedían entrevistas, el partido de la temporada llegaba repleto de piques y cruces de declaraciones. Ahora, con el silenzio stampa instalado en los clubes, la atención se desvía. En una semana de marejada del Real Madrid, el protagonismo se lo ganó Sergio Ramos.

La convivencia entre dos personas de fuerte personalidad como Ramos y José Mourinho nunca ha sido sencilla y el choque de trenes era cuestión de tiempo. El mal inicio del Real Madrid obligaba a una rápida reacción. El técnico no se mordió la lengua, arremetió contra los jugadores y eligió dos figuras para dar ejemplo al resto. En el primer partido grande de la temporada, ante el Manchester City, Ramos y Özil fueron al banquillo.

La reacción del sevillano ha marcado la semana del clásico. Sus primeras declaraciones tras volver al once en Vallecas fueron un dardo. "En mi familia los trapos sucios se lavan dentro del vestuario" y tuvieron continuidad tras regresar al lateral derecho ante el Deportivo de la Coruña: "Si algo no me gusta no me voy a callar". Ese día, Ramos jugó la segunda parte con la camiseta de Özil debajo en un gesto de amistad que se interpretó como un desafío a Mou.

La situación fue tomando un cariz peligroso hasta que ambos decidieron zanjarla. Primero Mourinho quitando peso al tema y luego el segundo capitán madridista pidiendo disculpas por si alguien se había sentido ofendido.

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