No existió. El San Fernando hizo el ridículo en su primer partido como visitante en el presente curso y terminó siendo goleado por un Real Madrid Castilla superior, que dominó el encuentro de principio a fin y que hizo que el partido fuese, para el equipo de La Isla, un verdadero calvario, sobre todo en la segunda mitad, donde los isleños no encontraron reacción alguna ante el marcador adverso y en la que, en muchas ocasiones, estuvo en el partido como alma en pena.

Y es que, de momento, el equipo de La Isla no funciona, ha encajado la friolera de siete goles en dos partidos y se ha topado con la realidad de la dificultad que tiene esta nueva Primera RFEF donde los dos rivales que le han tocado en suerte han sido claramente superiores y donde ha pagado, con creces, una debilidad defensiva que tendrá que ser resuelta lo antes posible por Nacho Castro si no quiere que la temporada se haga tremendamente larga.

El técnico del equipo azulino está buscando soluciones a los problemas, pero éstas no llegan. Ante el filial merengue buscó alternativas y sorprendió con la presencia de Sergio Ayala, Dionkou, Juan Agüero y Dopi con respecto al equipo que ofreció en el debut liguero. Los damnificados fueronJavi Fernández, Franco Ramos, Juanmi Callejón y Francis Ferrón.

Pero el experimento no funcionó, principalmente porque el equipo azulino encajó el primer gol dos minutos antes de lo que lo hizo ante el Villarreal B y eso llevó al traste todo el trabajo semanal del técnico.El problema es que, al igual que ante el equipo castellonense, el San Fernando no reaccionó, salvo esporádicamente, al hecho de ir en contra en el electrónico. Ya en el primer tanto madrileño, con un remate del pequeño Arribas a centro de Miguel Gutiérrez, se pudo comprobar la debilidad y la fragilidad defensiva que ofrece el conjunto azulino.

Aún así, la primera parte fue algo más dinámica que la segunda, donde no se ofreció nada de nada. Traoré pudo igualar a la salida de un córner un minuto después del tanto inicial, pero es que en el 15’ un disparo de Aranda se fue fuera por poco antes de que llegase, en las botas de Dopi, la mejor de las ocasiones del equipo isleño en la primera mitad.

Perales respondió a un disparo lejano de Arribas en el 34’ y en el 35’ la ejecución del córner ya pudo significar el dos a cero, que llegó un minuto después. El asedio era tal que un pase medido de Arribas llegó a un Aranda en solitario en la banda derecha que terminó batiendo por bajo a Perales. Con el dos cero prácticamente terminaba todo porque a pesar de que los isleños parecían intentarlo, nada daba muestras de una remontada.

El primer tiempo terminó con un disparo de Latasa, en el 41’, y una ocasión de Traoré, a pase de Biabiany que envió a córner Fluidas.

Llegó la segunda parte, llegó la decepción total y llegó la tragedia. El Real Madrid Castilla, con el marcador franco, bajaba un poco la intensidad, pero el San Fernando no daba con la clave para meterse en el partido. Tal fue así que el único disparo de los isleños en la segunda parte con cierto peligro llegó en el 87’ y fue de Marc Carbó que se fue fuera.

Antes, los madrileños ya habían sentenciado con la goleada. El tercero y cuarto no tardaron en llegar. Concretamente el tres a cero fue un libre indirecto repleto de incongruencias. Perales se lanzó en el disparo de Miguel Gutiérrez al lugar equivocado, la barrera no cerró bien la derecha del cancerbero y el gol pareció de risa. Eran los momentos donde más se le sacaban los colores a un San Fernando que vio como una contra perfecta del equipo de Raúl González Blanco, en el 74’, certificaba una contundente y rotunda derrota.

Ponían los isleños el corazón en el campo, pero ante un equipo de la calidad del Real Madrid Castilla, y con la falta de entendimiento que atesora en estos momentos el conjunto de San Fernando, no era suficiente para que los minutos se convirtieran en horas y el segundo tiempo terminara siendo un sufrimiento total para los jugadores azulinos.

Tendrá que cambiar la cosa, y mucho. Solamente estamos en la jornada 2 y habrá que levantarse para flotar, para cogerle el pulso a la categoría, para volver a ilusionar. El próximo amarre del barco será de nuevo en casa, ante el Linares, el viernes.