El Conil acabó la temporada en el puesto 17º del grupo X de Tercera División, un lugar que en principio lo deja en la categoría una campaña más pese al galimatías que tienen montado los entes federativos con los descensos. Los amarillos viajaron con el objetivo de alcanzar como mínimo la 16ª plaza por si acaso, pero no lo lograron.

Con las bajas de Adri y Cuenca se presentaba el equipo gaditano en el Manuel Polinario Poli ante un rival que ya no se jugaba nada pero que salió mejor al partido. Fruto del dominio local llegó el primer tanto del encuentro. Fue un auténtico golazo del lateral Carraña, que se sacó un zapatazo desde fuera del área que entró por la escuadra de la portería conileña.

El gol no despertó del letargo a un Conil que seguía sin encontrar el camino del buen juego y las llegadas a la meta defendida por Álvaro Vela. El Puente Genil continuaba siendo el absoluto dominador del partido con Ismael y Salva Vegas creando peligro constantemente en la línea de tres cuartos.

Solo en los últimos diez minutos del primer tiempo, los visitantes se acercaron tímidamente al área local aunque sin poner en aprietos a Vela. Además, al borde del descanso, Cortijo se vio obligado a realizar su primer cambio por lesión del lateral David León, entrando en su lugar Álex Expósito.Tras el paso por los vestuarios, el panorama, lejos de mejorar para el Conil, empeoró aún más con el 2-0, que llegó precedido de polémica al pitar el árbitro una cesión de un defensa conileño para el portero Gallego, que cogió la pelota con la mano. En la jugada ensayada, Ismael, con algo de fortuna, consiguió el segundo.

A partir del 2-0, el Conil sí que mejoró con la entrada de Fran Mejías al terreno de juego. Poco después, se iba a meter de nuevo en el partido con un gol de Javi Navarro, que cabeceó a la red una falta lateral. Quedaba más de media hora por delante y podía pasar cualquier cosa.

El Puente Genil buscó el tercero a la contra mientras que el Conil dudaba si mantener el 2-1 en contra por la momentánea derrota del Arcos ante el San Roque de Lepe o bien lanzarse a por el empate. Con el pitido final, todos contentos.