España llegó tarde y la final voló
Balonmano
La escuadra de Juan Carlos Pastor, muy débil en defensa todo el encuentro, encajó un parcial de 5-0 al inicio del que nunca llegó a sobreponerse · El techo ahora es luchar por el bronce contra Croacia
España no encontró el juego que le llevó a las puertas de una final olímpica y cayó de manera contundente ante una mejor Islandia que le cerró de un portazo el acceso a la pelea por el oro. Era el momento de la verdad, pero España no pudo dar el último paso en un partido marcado por la falta de consistencia de los pupilos de Juan Carlos Pastor.
La roja, que ya había dado síntomas de debilidad en el torneo, pagó demasiado caro un inicio funesto y ahora ya sólo queda el bronce, un premio que no es poca cosa, aunque la selección es consciente de que ha dejado pasar una oportunidad irrepetible. En Atlanta y Sidney fue posible. Ahora, ante una Croacia dolida y tocada, también es posible.
Islandia empezó protagonizando un festival ante un conjunto español permeable en defensa y que en ataque parecía haberse quedado todavía en el vestuario. De hecho, no hubo noticias ofensivas ni goles españoles hasta el minuto cinco. Un bloqueo mental en toda regla.
Así las cosas, el equipo de Juan Carlos Pastor encajó un parcial de 5-0 en los primeros cuatro minutos y el entrenador vallisoletano paró el partido para espabilar a los suyos en un tiempo muerto providencial. El equipo había comenzado frío, eso ya había pasado en otros encuentros precedentes, pero esa frialdad se acentuó y era puro hielo. España parecía Iceland.
La selección, por fortuna, reaccionó. Cada vez que los islandeses llegaban marcaban y Barrufet sólo paró un balón en los primeros diez minutos. Únicamente jugando en superioridad numérica, hasta tres veces, España consiguió recortar distancias (8-7). Fueron un alivio las tres exclusiones de los nórdicos ya que, de otro modo, difícilmente hubiera encontrado el camino para intentar equilibrar la balanza.
Si algo marcó el partido, sin embargo, fue el contraataque. Islandia acribilló a los españoles en esta faceta, mientras que los de Pastor fallaban goles claros, ante el guardameta escandinavo Pall Gustavsson. Sólo Juanín e Iker Romero acertaban en ataque, así que Islandia dio otro tirón camino del descanso (13-9, en el minuto 23).
Carlos Prieto, inspirado, empató a cuatro minutos del asueto (13-13), pero España no consiguió ponerse nunca por delante. Las tablas eran sólo un espejismo, pues España nunca daba la sensación de poder poner contra las cuerdas a su rival. La ausencia de Alberto Entrerríos, que estaba tocado, se notó en la línea exterior, así que España no pudo culminar su reacción (17-15) y se mantuvo atrás en el marcador, pero con opciones.
La sensación era que, a poco que mejorase, España acabaría llevándose el partido, pero es que los de Pastor no hallaban el camino. David Davis salió en el avanzado y la defensa española en 5-1 mejoró fugazmente, al menos Gudjonsson ya no lanzaba con la misma facilidad.
Duró poco. El partido adquirió un tono negruzco para España que no tenía el día en ataque e Islandia, con una tremenda soltura en su juego ofensivo, se puso muy seria atrás. Con 30-25 en el minuto 50 el partido estaba en una cuesta arriba evidente y, además, justo en ese instante Prieto fue eliminado por tres exclusiones.
España llegó a perder por siete goles y ya no hubo nada que hacer. Ni siquiera con un Barrufet inspirado se produjo un intento solvente de reacción, ni un amago. Nada. España se quedó a las puertas de la final. El bronce es ahora su techo.
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