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El BMC vuela al liderato

  • El triunfo en la crono por equipos viste al belga Van Avermaet de amarillo

El conjunto BMC, en formación durante la contrarreloj por equipos de Cholet, que acabó ganando.

El conjunto BMC, en formación durante la contrarreloj por equipos de Cholet, que acabó ganando. / yoan valat / efe

El belga Greg van Avermaet, campeón olímpico en ruta, se vistió con el maillot amarillo merced al triunfo del BMC en la contrarreloj por equipos disputada en Cholet, donde el Sky fue segundo y permitió a Chris Froome recuperar gran parte del tiempo que se dejó en la caída de la primera jornada.

Vuelo rasante del BMC en un recorrido rompepiernas, exigente, en el que se mostró superior desde los primeros kilómetros. La escuadra estadounidense, plagada de especialistas, marcó en meta un tiempo de 38.46 minutos, a una media de 54,944 kilómetros por hora. El BMC superó el pulso a los grandes favoritos del Sky, que se quedó a cuatro segundos del objetivo. No pudo defender con éxito el liderato el eslovaco Peter Sagan, ya que el Bora sólo fue séptimo a 50 segundos. Tres segundos más (53) perdió el Movistar, lo que significa que Froome casi recuperó su desventaja con Mikel Landa y Alejandro Valverde y lo amplió respecto a Nairo Quintana.

El BMC chafó la fiesta al Sky, que ya pensaba en vestir de amarillo a Geraint Thomas. Los hombres de Richie Porte dieron una lección de coordinación y demostraron por qué han sido dos veces campeones del Mundo (2014 y 2015). Su esfuerzo colectivo colocó el maillot amarillo en las espaldas de Van Avermaet.

El ciclista belga, tras un largo rato en la silla caliente, subió al podio a vestirse con la prenda con la que sueña todo corredor, escena que no es nueva para el clasicómano nacido en Lokeren hace 33 años, ya que en 2016 ganó una etapa y lució la prenda durante tres días. En Cholet el BMC ganó la tercera crono por equipos de la temporada, tras las conquistadas en Tirreno Adriático y Vuelta a Suiza.

La crono no era nada cómoda, de ahí que ningún equipo llegó con los ocho corredores de inicio. Muchos tramos de subida y bajada, 15 rotondas y una pequeña cota, la de Seguiniere, a 10 kilómetros de meta, que resultó incómoda cuando las fuerzas ya iban remitiendo. El primer equipo en lanzarse desde la rampa de salida fue el Mitchelton de Adam Yates, pero fue el Sky el que empezó a marcar referencias.

La prueba se definió en el segundo paso de control, en el alto de Seguiniere, donde el BMC ya estaba demostrando su poderío, seis segundos por delante del Sky, que había perdido a Poels y Rowe. En este tramo es donde el conjunto americano cimentó su victoria. El Movistar perdía en ese punto 33 segundos y hasta meta aún se dejó 20 más.

Una crono que puso la sonrisa en Van Avermaet, un corredor de clásicas que bien podría defender el jersey amarillo en las próximas etapas, con un terreno favorable para un clasicómano que tendrá en la jornada de Roubaix la ocasión de rememorar su triunfo de 2017 en la ciudad sede del infierno del norte. E igual de sonriente que el líder estaba Froome, quien puso el contador casi a cero respecto a sus rivales a la espera de citas comprometidas como puede ser el Muro de Bretaña antes del pavé, si es que el Tour no depara una de sus habituales sorpresas.

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