Viernes Santo espléndido en Chiclana con Vera Cruz y Soledad
La Hermandad del Santo Cristo salió de San Juan Bautista, debido los trabajos previstos en su capilla
Los chiclaneros por fin pudieron ver a la Virgen de la Soledad procesionar por las calles bajo palio
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Chiclana vivió un Viernes Santo de imágenes históricas en una jornada plena, de luto y sobriedad, donde la amenaza de lluvia de días anteriores había desaparecido por completo.
Por fin, los chiclaneros pudieron ver a la Virgen de la Soledad procesionar por las calles bajo palio, después de años sin hacerlo con este elemento, una escena que, además, llega un año tarde, debido a las incidencias meteorológicas de la Semana Santa 2024, que obligaron a la hermandad a permanecer en su sede canónica.
Además, fueron testigos de otra novedosa estampa: la salida de la Hermandad del Santo Cristo de la Iglesia Mayor Parroquial de San Juan Bautista, debido a los trabajos de reforma en su templo: la capilla del Santo Cristo, que obviamente también repercutió en cambios en su itinerario. Su paso por ella resultó uno de los momentos más emotivos de este día de duelo.
Con estos mimbres, este Viernes Santo tan especial comenzó puntual, a las 19,10 horas, cuando la Cofradía de Vera Cruz puso su cruz de guía en la calle. Fuera, en la Plaza Mayor, numerosas personas aguardaban para ser testigos de este momento único y, por supuesto, reencontrarse con su crucificado, una delicada pieza anónima del siglo XVI procedente de las Indias y realizada en pasta a base de plantas autóctonas de su lugar de origen.
El desfile procesional de Santísimo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima del Mayor Dolor y San Juan Evangelista comenzó su estación de penitencia por Chiclana ante la mirada de la gran cantidad de fieles y devotos que tiene esta popular imagen.
Entre estos, llamó mucho la atención las nuevas túnicas de los nazarenos y el tapiz del paso que este año no aparecía floreado, dando una vez más esta corporación de la sobriedad que le caracteriza. También volvió a procesionar el Lignum Crucis, una preciada reliquia de la cruz que los romanos usaron para crucificar a Jesús de Nazaret, propiedad actualmente de la cofradía.
Tras el paso, la Banda de Cornetas y Tambores Vera Cruz, de Los Palacios, Sevilla, acompañaba con sus sones al Santo Cristo con un repertorio propio de las hermandades de negro.
La Soledad y el Santo Entierro de Cristo
Por su parte, la cofradía de La Soledad y el Santo Entierro de Cristo, como se apuntó anteriormente, también fue protagonista de este Viernes Santo, que estuvo precedido por una de las tradiciones de esta hermandad: el encendido del cirio con el emblema ‘lágrimas de vida’, que Nuestra Señora de la Soledad llevaba en su candelaria. En este caso, la encargada de ello fue Manuela González de la Torre, una joven de 19 años, cuya corta vida ha estado marcada por una notable lucha contra serios problemas de salud.
“La historia de Manuela es un testimonio de resiliencia y esperanza, resaltando la importancia de la donación de órganos y médula ósea para salvar vidas”, explicaron desde la corporación.
A las ocho y cuarto de la tarde, las puertas de la pequeña capilla del barrio de La Soledad se abrieron para que esta querida cofradía se reencontrara con una multitud de vecinos, que la arropó extraordinariamente durante los primeros metros de su itinerario, admirando por primera vez a su Virgen bajo palio.
Como cada año, acompañaba a sus titulares, con gran solemnidad, una representación tanto del resto de hermandades de la ciudad como de la corporación municipal y cuerpos de seguridad.
El paso del Cristo Yacente, exornado con rosas rojas, recorría las calles acompañado por la capilla musical Carmelitana de San Fernando y portado por sus costaleros, dirigidos por Juan Carlos Jiménez.
Mientras que la Virgen de la Soledad volvió a lucirse, con un paso adornado con paniculatas blancas y portado por su cuadrilla de costaleros, encabezada por el capataz Israel Jiménez. Le acompañaba, además, la Banda Municipal Gailín, de Puerto Serrano.
Durante el procesionar de ambos titulares, numeroso público les esperaba, dotando de gran ambiente las calles del centro.
Especialmente significativo fue su transcurrir por la Glorieta Lorenzo Delgado hasta el parque del Laurel, que fue en total silencio, con el objeto de facilitar el disfrute de esta cofradía a las personas que padecen Trastornos del Espectro Autista TEA y sensibilidad auditiva.
Sobre las 11 de la noche Vera Cruz volvía a la Iglesia de San Juan Bautista y dos horas más tarde, a la 1 de la madrugada llegaba el Cristo Yacente y la Virgen de La Soledad a su capilla, esta última bajo la marcha ‘Amarguras’, poniendo de esta forma fin a un espléndido Viernes Santo.
Tras un Sábado Santo sin procesiones en Chiclana, para este Domingo de Resurrección, la Iglesia Mayor Parroquial de San Juan Bautista tiene previsto abrir sus puertas a las 11.30 horas y regresar sobre las dos de la tarde. Será, si el tiempo no lo impide, una última salida procesional antes de pensar en el próximo año
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