Incendio de Chiclana, el día después: “Llegan a estar los pinos más concentrados y esto hubiera sido un auténtico drama”
Los vecinos recuerdan los nervios, el temor, el desconcierto y las evacuaciones que marcaron una jornada en la que el Levante complicó las tareas de extinción y tuvo al pueblo de Chiclana con el corazón en un puño
El fuego del incendio de la carretera de La Barrosa, ya controlado, ha afectado a cinco casas
Chiclana/“Porque los pinos estaban más diseminados, que llegan a estar más concentrados y esto hubiese sido un auténtico drama”, esa era parte de la conversación de dos de los bomberos que durante la mañana de este miércoles refrescaban, manguera en mano, la tierra aún humeante del incendió que el martes se fue extendiendo desde la carretera del Molino Viejo hasta las Mogarizas. En el día después de este fuego los vecinos todavía recuerdan de manera muy viva esa sensación de desconcierto y miedo que llegó con la cercanía de las llamas y el humo a sus hogares.
Momentos de nervios en los que muchos temieron por la propia integridad de su familias y tuvieron que abandonar sus viviendas durante horas para evitar todo riesgo. Pero también queda para el recuerdo una jornada de compañerismo y trabajo duro, en las que el Consorcio de Bomberos y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad dieron lo mejor de si mismos para extinguir lo más rápido posible un incendio en el que el Levante no se lo puso fácil y en que los vecinos no dudaron a la hora de echar mano de cubos para formar una cadena humana cuando hizo falta.
Afortunadamente, todo quedó en un susto, pero un susto que dejó a todo el pueblo chiclanero con el corazón en un puño durante buena parte del martes.
No hay que olvidar que el incendio afectó a cinco casas. Una de ellas fue la de Antonio Moreno, que vio como este repentino suceso causaba daños en su hogar, situado en primer línea de fuego. “El fuego avanzó hacie el pinar y se descontroló, llegando a unos eucaliptos que corrían el riesgo de caerse. De hecho, uno de ellos cayó sobre mi casa y me destrozó el tejado. Ahora hay otro tronco caído apoyado sobre los demás. El problema fue que el tronco seguía ardiendo aún por dentro tras caer sobre el tejado y estuve hasta bien entrada la noche intentando apagar ese fuego interior para que no ardiese el árbol y se cayera en el interior de mi casa. Sobre las dos de la mañana vinieron los bomberos y apagaron el tronco, llegando el agua hasta donde yo no podía llegar con mis medios. Llegó un momento en el que me tuve que bajar porque el calor era insoportable. Ahora el peligro es que venga un viento fuerte y tire los árboles dañados sobre mi casa”, explica este vecino, que cuando atendió a Diario de Cádiz esperaba a que llegaran los peritos de su compañía aseguradora para valorar los daños de su vivienda.

Tampoco olvidarán este día muchos turistas, a los que el incendio les pilló disfrutando de sus vacaciones en el entorno de La Barrosa. Un buen ejemplo son los hermanos José Manuel y David García Santalla, el primero residente en el pueblo abulense de Arenas de San Pedro y el segundo de Salamanca. Ambos se encuentran en tierras chiclaneras pasando el verano en familia en un alojamiento turístico situado en Las Mogarizas. "Después de comer vimos por la trasera de la vivienda como el humo iba creciendo. Fuimos viendo como iba evolucionando la cosa y tal y como cambió un poco el viento decidimos hacer las maletas, subirnos a los coches y marcharnos por cuestión de prudencia, ya que tenemos niños pequeños, cosa que también nos recomendaron los vecinos que hiciéramos. En cuanto nos fuimos cortaron la carretera y llegaron los bomberos y Cuerpos de Seguridad y ya no dejaron pasar a nadie", indica José Manuel.
"La niña más pequeñita estaba con mucha ansiedad. Vimos el principio del incendio y como fue yendo a más, llegando la Policía y la Guardia Civil". señala David.
Este inesperado incendio también provocó el desalojo del Hotel Marismas de Sancti Petri. Su gerente, Ángel Luis Ciezar, cuenta a Diario de Cádiz como se vivió ese desalojo y la noticia entre los huéspedes. "Sobre las tres de la tarde, aproximadamente, nos dimos cuenta que había un incendio por la parte de atrás, en Las Mogarizas y el Molino Viejo. Se veían el humo y las llamas y ya se advertía que iba a ser algo fuera de lo normal. Media hora después los Cuerpos de Seguridad nos avisaron de que ya no estaban dando paso al tráfico. Hacía muchísimo calor con el Levante y, poco después, nos dijeron que, en la medida de lo posible fuésemos desalojando tanto a los clientes del hotel como a los de la Venta de María, que también la gestionamos nosotros. Fue un tema más de precaución que de otra cosa, pero el susto nos lo llevamos", detalla Ciezar.
"Afortunadamente, y con tanto calor, la mayor parte de la clientela estaba en la playa a esa hora y el hotel no estaba lleno de gente. En cualquier caso todo el mundo colaboró y fue rápido. Nos animaron a ir a la zona de La Barrosa, que era la única salida posible. Lo peor fue para los vecinos de la zona, que estaban un poco angustiados, con sus coches aparcados y sin saber muy bien que iba a pasar con sus casas. Nos iban informando de cómo se iban desarrollando las labores de extinción y ya sobre las siete de la tarde la Guardia Civil y la Policía nos confirmaron que los clientes podían volver a entrar. Poco a poco fuimos contactando con ellos mediante llamadas o whatsapps", explica el gerente.
Los comercios de la zona también pasaron una tarde complicada, tal y como relata Elena Fernández, trabajadora de un supermercado próximo al entorno del incendio. "Al principio no hubo tanto caos, pero conforme fue avanzando la tarde fue a peor, con los nervios y la gente preocupada. La tienda se llenó de personas, pero poco a poco fuimos ayudándonos entre todos y la cosa se fue calmando. La gente consumió muchísima bebida, sobre todo agua y refrescos. LLegó un momento que nos tuvieron que evacuar y cerramos la tienda. La verdad es que ver entrar a gente llorando y asustada me preocupó un poco", asegura Fernández.
En definitiva, los chiclaneros y chiclaneras tardarán en enfriar el recuerdo de una jornada que les mantuvo en vilo. Una tarde en la que todo el mundo estuvo pendiente de los medios de comunicación y las redes sociales para conocer cómo se iba desarrollando la lucha para apagar este fuego, cuyo origen aún se desconoce si fue provocado o fortuito.
Basta darse un paseo por la Carretera del Molino Viejo y ver las parcelas que han quedado calcinadas para comprobar que pudo ser mucho peor. Y sólo hay que ver el césped seco de algunos jardines y el hollín que tizna algunas de las fachadas de las viviendas próximas para agradecer que este incidente se haya saldado únicamente con daños materiales en algunas casas.
También te puede interesar
Lo último