Laurel y rosas

La guerra del fenicio (II)

No se equivoca Raúl Asensio en su más que recomendable libro “La guerra del fenicio. Arqueología, política y turismo en el último rincón de Europa” (Editorial JAS). El “momento fenicio” –como él denomina al interés institucional sobre el pasado fenicio de la ciudad de Cádiz– parece haber concluido, pero más allá de la capital gaditana Asensio constata “un renacido interés por la ocupación fenicia del sur de Andalucía”. Hecho que atribuye “a la llegada al escenario de una nueva generación de arqueólogos” y la importancia de los últimos “hallazgos periféricos”, entre ellos los de Chiclana. Porque, como llega a manifestar Asensio: el nuevo panorama invita a los arqueólogo a pensar en un “conglomerado descentralizado y atomizado” de ciudades-estados de las que “Gadir era solo una más y quizá ni siquiera la más antigua”.

Asensio, arqueólogo gaditano asentado en Perú, sostiene que “una de las evidencias que apoyan con más fuerza este nuevo enfoque del mundo fenicio peninsular” es, precisamente, el cerro amurallado del Castillo. “La presencia de un asentamiento fenicio de semejante magnitud tan cerca de Cádiz y de Doña Blanca –manifiesta– evidenciaba que el poblamiento de la Bahía había sido más complejo de lo que los imaginarios locales habían considerado en épocas pasadas”. Y aún va más allá: “El descubrimiento del cerro del Castillo tuvo un impacto estructural en el ecosistema arqueológico gaditano”, llega a escribir. Porque en la que es sin duda una de las tesis del libro apunta que “la narrativa de la ciudad solitaria –afirma respecto a Cádiz, a la capital y el Gadir fenicio– rodeada de enemigos convive y compite una visión más compleja del mundo antiguo. En otras localidades de la Bahía también comienza a articularse «pasados fenicios»”.

Lo señala también Asensio en una dirección que ya han apuntado algunos autores, pero que él explica muy gráficamente: “Esta visión descentralizada del pasado remoto resulta atractiva porque en buena medida encaja con la situación actual. La Bahía es una conurbación compuesta por cinco poblaciones de tamaño similar. La capital se sitúa en Cádiz, la ciudad de mayor bagaje histórico y administrativo, pero en términos de población y desarrollo económico existe un notable equilibrio con las localidades vecinas: San Fernando, El Puerto de Santa María, Puerto Real y Chiclana. Las cinco ciudades se encuentran intensamente intercomunicadas y gran parte de la población se mueve de una a otra cada día, bien sea por motivos laborales o recreativos”.

De ahí, lo acertado y preciso de la elección de “Nueva Gadeira” para denominar las nuevas infraestructuras culturales vinculadas al “pasado fenicio” de Chiclana y el yacimiento arqueológico del cerro del Castillo: el espacio arqueológico y la Plataforma +20 que le circunda –y que marcará lo que pudo ser el perímetro de la muralla fenicia–, así como la ruta turística “Chiclana, de origen fenicio”, que precisamente unirá Sancti Petri con el cerro del Castillo, recreando el itinerario que los primeros fenicios hicieron cuando llegaron a nuestras costas, desembarcaron y se asentaron en la actual Chiclana frente al templo de Melkart. Todas estas iniciativas desarrolladas por la Oficina de Proyectos Urbanísticos del Ayuntamiento de Chiclana ya están en marcha una vez licitadas. Y habrá más.

Los hallazgos de Chiclana obligan a mirar a las islas Gadeira con nuevos ojos a partir de los siglos IX y VII a C. y estas infraestructuras culturales en camino ayudarán. Sin duda. Porque “Nueva Gadeira” no solo reivindica el origen fenicio del trazado urbano de Chiclana, sino que es un impulso para reivindicar la actual Bahía de Cádiz como una realidad múltiple. Si las islas Gadeira eran una “conurbación”, como la describe Asensio, es decir, “un conjunto de varios núcleos urbanos inicialmente independientes y contiguos por sus márgenes, que al crecer acaban formando una unidad funcional”, la Bahía de Cádiz lo sigue siendo.

La guerra del fenicio, en este sentido, debería ser todo lo contrario: una alianza para que toda la Bahía de Cádiz, para que todos y cada uno de los implicados trabajen a una. Solo así la Bahía será lo que tiene que ser, unitaria e indivisible: un referente imprescindible del mundo fenicio, mayor aún a lo que ya es. Chiclana apuesta por ello, con esa “Nueva Gadeira” que reivindica para su indiscutible pasado fenicio y para la Bahía de Cádiz. Y, como escribió el profesor Luis F. Martínez Montiel, para destacar que: “Más allá de su evidente configuración geográfica, la Bahía de Cádiz es un estado mental. Perfectamente definible desde el exterior, es casi un constante y evanescente recuerdo diario en los que en ella habitan. Superando sus contradicciones, la bahía gaditana posee como un aire de familia a la que se discute y desafía desde dentro, pero a la que se defiende con ahínco y vehemencia frente al exterior. Para la mayoría de sus ciudadanos sus características físicas y climáticas la convierten en poco menos que un paraíso en la tierra y a ello se aferran, como se verá, sin mucho esfuerzo, para su disfrute”.

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