Trabajando en igualdad para crecer como sociedad

La construcción social de género ha tenido y tiene como consecuencia una infravaloración en la profesionalización y valoración social de los trabajos desarrollados por mujeres y en la posición jerárquica de los mismos.

La Economía Social, el trabajo en colectivo, propugna un modelo de gestión diferente al de las empresas de corte mercantil tradicional; desde la Economía Social se defienden políticas económicas que tienen en cuenta el interés común de la sociedad.

Tal y como explica Pepa Rodríguez, presidenta de la cooperativa de trabajo Aura ETT, "el 89% de las cooperativas creadas en Andalucía en 2013 son cooperativas de trabajo. Además, el sector cooperativo destaca por ser más resistente a la crisis y por conservar el empleo. Si entre 2007 y 2013 el resto de empresas se hubieran comportado igual que las cooperativas de trabajo en materia de empleo, ahora habría un millón más de personas trabajando". Esto evidencia, continúa, que "quienes están detrás de la gestión de una empresa de economía social asumen como responsabilidad principal el conservar y promover el empleo como sinónimo de crecimiento".

Estos criterios de responsabilidad social y empresarial conllevan trabajar con principios que enlazan a la perfección con los valores que, en su día, llevaron a muchas mujeres a tomar las riendas de su destino laboral y que, actualmente, fomentan un "liderazgo transformador" -concepto acuñado por la investigadora internacional Miriam Bastidas (Instituto Bakun)- en el lugar público que les corresponde.

Otra historia inspiradora sería la de Adriana Crespo, quien educa para la Igualdad desde la dirección del colegio Santa María de los Ángeles de Málaga. Para Crespo, "ser miembro de una empresa de economía social supone asumir una filosofía de trabajo en la que se cree firmemente en los valores éticos de la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y el cuidado de los otros. Al mismo tiempo, ser empresaria te mantiene siempre activa, buscando nuevas proyectos por emprender y llevando a cabo nuevas iniciativas que te permiten no acomodarte a un trabajo pasivo y desarrollar aquellas inquietudes compartidas por los miembros de la empresa".

En este contexto, muchas empresarias de la economía social son referente de un modelo que, para ellas, ha sido el óptimo para generar reparto de riqueza en la sociedad. Otros tipos de empresas no permiten, en la misma medida, el desarrollo de estos valores, que buscan el equilibrio entre el desarrollo humano y el desarrollo empresarial.