El PGOU, primer quebradero de cabeza para el gobierno de Marín

Con la amenaza de que el Supremo pueda acabar tumbando en los próximos días el planeamiento vigente, la revisión del nuevo documento aún continúa abierta

Vista parcial de las viviendas que constituyen el núcleo urbano de la ciudad.
Vista parcial de las viviendas que constituyen el núcleo urbano de la ciudad.
J.m.reina / Chiclana

14 de junio 2011 - 01:00

Finalizada la Feria y Fiestas de San Antonio, al ejecutivo que encabeza Ernesto Marín le toca ponerse a trabajar para, en tiempo y forma, ir abordando las numerosas tareas que tiene por delante en favor, primero, del correcto y normal funcionamiento de la ciudad (de sus servicios y administración) y, segundo, para ir impulsando los numerosos compromisos adquiridos en su programa electoral.

Aunque son muchos los temas sobre la mesa (desarrollo del poblado de Sancti Petri, negociación del convenio con la Junta para completar el mapa de instalaciones sanitarias, petición de cambio del trazado urbano del Tranvía y desarrollo de Miralrío, entre otros muchos), sin lugar a dudas el que más debe preocupar al nuevo equipo de gobierno es el relativo a la vigencia del actual Plan General de Ordenación Urbanística, sobre el que gravita los grandes proyectos de desarrollo. Y es que en los próximos días se podría conocer la sentencia del Tribunal Supremo en relación al recurso de casación que plantearon el Ayuntamiento y la propia Junta de Andalucía después de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) anulase (enero de 200) por tercera vez consecutiva en menos de tres años el PGOU. Una anulación que se produjo después de que estimase sendos recursos contencioso-administrativos planteados por una entidad mercantil y un particular de la ciudad contra el planeamiento urbanístico impulsado por el Consistorio y ratificado por la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio y Urbanismo antes de las elecciones municipales de 2007. Concretamente, fue el 23 de marzo de 2007 de cuando la Comisión Provincial de Urbanismo aprobó, por tercera vez entonces, el PGOU de la localidad.

Si finalmente dicha sentencia se produce en los próximos días, el ejecutivo de Ernesto Marín tendrá un primer y gran problema, toda vez que, pese a las previsiones que manejaba el gobierno de José María Román, aún no se ha culminado el proceso de adaptación y revisión del Plan General de Ordenación Urbanísta.

Llegados a este punto y si Junta de Andalucía y Ayuntamiento no encuentran una solución transitoria hasta que se culmine la citada revisión, la localidad, su planeamiento, volvería a las Normas Subsidiarias, tal y como temiese semanas atrás el propio Marín.

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