Dos monumentos naturales de Cádiz entre las maravillas que no te puedes perder en España

Si hay algo que tienes que ver “una vez en la vida” son algunas de las maravillas naturales que se esconden en los rincones más bellos de España. La prestigiosa revista de viajes, National Geographic, ha elaborado una lista con las maravillas naturales que no te puedes perder y dos de ellas se encuentran en la provincia de Cádiz. ¿Quieres saber cuáles son?

De todos es sabido que la península ibérica y los archipiélagos cuentan con una gran diversidad de paisajes “que permiten disfrutar de ricos contrastes sin salir de sus fronteras”, explica la publicación. “La densa vegetación del norte, conocida por su cordillera montañosa y los acantilados que perfilan su costa, pero también las grandes dunas del sur, sus áridos desiertos o sus mares de olivos; el origen volcánico de las islas Canarias, la naturaleza mediterránea o las joyas escondidas en el interior de la península”, repasa National Geographic sobre los encantos de cada uno de sus rincones.

Tarifa

Una de las joyas de la naturaleza de la provincia de Cádiz es, sin lugar a duda, la duna de Bolonia. Este monumento natural se encuentra en la playa de Bolonia, considerada la mejor de España 2023. Su altura alcanza los 30 metros de altura y los 200 metros de ancho; y se encuentra dentro del Parque Natural del Estrecho. Esta gigantesca duna “se alimenta por el viento de levante y la arena se cuela en el pinar de sus inmediaciones”. Junto a esta maravilla natural, otro de sus grandes atractivos es el conjunto arqueológico de Baelo Claudia, un antiguo enclave romano declarado Monumento Histórico Nacional.

Sanlúcar

La tierra de la manzanilla también cuenta con una maravilla de la naturaleza que atesora una biodiversidad única. Este rincón tan especial de la costa noroeste de Cádiz tiene el privilegio de contar con un trocito del Parque Nacional de Doñana. Y es que, desde la playa de Bajo de Guía podrás disfrutar de unas increíbles vistas a esta maravilla natural. Además, desde este punto las hermandades cruzan para realizar el camino a la aldea almonteña. Sus visitantes se enfrentan “a una extensa riqueza de ecosistemas que diríase un continente en sí mismas: una geografía de humedales que son paso y lugar de cría de miles de aves, playas salvajes, dunas entre pinares, densos bosques de ribera, flamencos, un río, aldeas pintorescas”, describe la publicación.