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Trebujena, famosa por sus mostos

La plaza de Trebujena donde se encuentra el Ayuntamiento

La plaza de Trebujena donde se encuentra el Ayuntamiento / Grupo Joly

Situada en el tramo final de la desembocadura del Guadalquivir, Trebujena esconde paisajes llenos de encanto que alterna las marismas con un mar verde de viñedos. Con estas características no es de extrañar que la localidad gaditana sea famosa por sus mostos. Tanto es así que incluso ha sido declarada zona de crianza de la Denominación de Origen Jerez-Xerez-Sherry.

Además de su relación directa con el mosto, Trebujena destaca por el núcleo urbano de casas blancas y sus calles largas y abiertas. Siendo la más animada la calle Larga y su centro neurálgico, la plaza Mayor. Es ahí donde se celebran los actos importantes y donde se alza la parroquia barroca de la Purísima Concepción (siglos XVII y XVIII), con la Puerta del Perdón y el Cristo de la Misericordia. La patrona de la ciudad se encuentra en la ermita de Nuestra Señora de Palomares, junto al Cristo de la Veracruz.

Viñedos de Trebujena Viñedos de Trebujena

Viñedos de Trebujena / Grupo Joly

Como ya hemos comentado en párrafos anteriores, la localidad gaditana está inscrita dentro del marco del vino de Jerez-Xerez-Sherry y es famosa por sus mostos, por lo que no puedes dejar pasar la oportunidad de saborearlo junto a los camarones o angulas.

Este 27 de noviembre, a partir de las 12:00 horas, tendrá lugar el XLIII Concurso de Mosto de Trebujena en la Cooperativa Virgen de Palomares. Se trata de una ocasión muy importante para los viñistas y las cooperativas de la localidad ya que podrán comercializar sus vinos.

Mientras que el 4 de diciembre se celebrará el Concurso de Cocina, donde las peñas de la localidad se disputaran el título de Cocinero Mayor de la Villa de Trebujena. Cada uno de ellos se encargará de preparar una receta de los platos que mejor defina la gastronomía de la localidad. En este caso, basado en el “los garbanzos como conejo”, un plato que nació en la posguerra, cuando el conejo era un producto de lujo que muy pocos podían degustar. Los jornaleros, ante la falta de carne, se las ingeniaron para crear un guiso con sabor a conejo, pero sin este ingrediente. Habrá que probarlo, ¿no?

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