El cadismo está de subidón. Recupera el sueño de un ascenso que todavía queda lejano, pero que vuelve a ser posible porque el Cádiz de nuevo depende de sí mismo. Ya no tiene que estar pendiente de los demás, con el alivio que eso supone.

El estadio Carranza vivió, sin duda, la jornada más alegre de la temporada. La mejor entrada del curso con creces. Nada menos que 12.644 espectadores, según el número aportado desde el club, aunque la sensación es que fueron muchos más los que poblaron las gradas en una tarde para recordar. La iniciativa de Locos por el Balón de fijar el precio de las entradas a cinco euros encontró el respaldo de una afición que vuelve a sonreír. La Tribuna no estaba tan llena desde el duelo olímpico amistoso entre España y México que sirvió para inaugurar la nueva localidad.

El ambiente ya se notaba en los alrededores del estadio un buen rato del comienzo del partido, sobre todo en las taquillas, donde se aglomeraba el personal que siempre se anima en el último momento.

La derrota del Guadalajara a manos del Melilla por la mañana espoleó a un sinfín de hinchas que recuperaron la fe en el ascenso. No eran pocos los que pedían un monumento dedicado a Melilla, y desde la ciudad autónoma llegaban propuestas de hermandad entre las aficiones de los dos equipos. No es para menos. Cádiz era ayer melillense.

Por la tarde, metidos en faena, los aficionados ni siquiera tuvieron tiempo de asustarse con el gol de La Roda ante la rápida respuesta del equipo amarillo, que supo reaccionar a instante gracias, en buena medida, al aliento de la hinchada.

Brotaron los cánticos conocidos que rezuman esperanza. El "sí se puede" resonó con más fuerza que nunca entre palmas, olas, aplausos a los jugadores y mimos al entrenador. Los aficionados corearon el nombre de Calderón, uno de los artífices de que el cadismo haya recuperado la ilusión.