Cádiz cf-granada · la crónica

El mejor regalo de Reyes (1-0)

  • Un gol de Kecojevic en la primera parte otorga un sufrido triunfo a un equipo amarillo que llega al ecuador de la Liga en la cima con 39 puntos.

Kecojevic, autor del tanto de la victoria, disputa un balón aéreo.

Kecojevic, autor del tanto de la victoria, disputa un balón aéreo. / Kiki

El Cádiz regaló a su afición una victoria (1-0) como un merecido regalo de Reyes que premia la excelente primera vuelta de un equipo que llega al ecuador del campeonato en la cima de la clasificación con 39 puntos, una cifra que pocos podían soñar en el arranque del temporada. El equipo de casa exprimió hasta la última gota de sudor para tumbar a un Granada muy superior en calidad pero menos efectivo en el remate. Gracias en buena parte a Alberto Cifuentes, que lo paró todo y sostuvo a un equipo que una vez más mantuvo la portería a cero, como en 13 de los partidos de la rueda inicial del torneo. El solitario gol de Kecojevic a la salida de una falta mediada la primera mitad fue suficiente para saborear un triunfo labrado desde la defensa, como tantas otras veces.

Con la vuelta de La Liga regresó el trivote que tanto gusta a Álvaro Cervera, con Abdullah como acompañante de Garrido y Álex Fernández algo más adelantado, abanderado de la presión de los locales, afanados en intentar cortar la salida del balón de los visitantes, que también trataron de asfixiar el juego del oponente en una batalla de equilibrios en el centro del campo.

Unos y otros se ocuparon más en guardar su portería que en buscar la contraria y con tanta precaución las ocasiones escasearon. Las que llegaron nacieron desde la estrategia, como el cabezazo de Saunier tras una falta -justo al cuarto de hora- que acabó en las manos de Alberto Cifuentes.

Los de casa no se encontraron cómodos y menos aún cuando los rojiblancos se hicieron con el control de la situación con despliegue físico y calidad, y también con algo de dureza en determinadas acciones. Robaron con rapidez y se asociaron con criterio y movilidad, sin perder nunca el orden aunque sin terminar de inquietar a los anfitriones, sólidos atrás en líneas generales aunque con algún que otro error que pudo costar caro. La buena noticia era que los gaditanos conseguían mantener intacta su portería a la espera de su momento, el que siempre llega tarde o temprano. Le costaba un mundo tirar a puerta y su primer lanzamiento en la dirección adecuada se tradujo en gol. Dada la falta de fluidez en el juego, el tanto no podía nacer de otra manera que no fuese desde el balón parado. En el 28, Salvi puso en marcha el esférico mediante una falta lateral con un centro al interior del área que Kecojevic remató con la testa al superar en el salto a Chico Flores. El montenegrino, que poco antes había cometido un error en defensa, demostró una vez más su poderío aéreo con su segundo gol en la Liga, fundamental para poner a su equipo con ventaja y para cambiar la dinámica del partido.

El 1-0 ofuscó a los nazarís y dotó a los amarillos de un impulso con el que ofrecieron sus mejores minutos de la primera parte. Mientras los de José Luis Oltra masticaban un gol en contra que no imaginaban, los locales intentaron aprovechar para poner tierra de por medio. Tres minutos después del gol, Dani Romera tuvo el segundo en sus botas pero su disparo a centro de Álvaro García lo detuvo el cancerbero.

El Cádiz se desenvolvió entre la defensa de la ventaja y las pocas contras que logró armar antes del descanso. El problema, para no perder costumbre, radicaba en los fallos puntuales. Un error de Lucas Bijker en el 34 propició la oportunidad más clara cuando Joselu, solo delante Cifuentes, quiso sorprender con una vaselina que el portero abortó con solvencia. Respondió el propio Lucas con un peligroso servicio al corazón del área que atajó Javi Varas.

El 1-0 al intermedio era todo un tesoro que el conjunto amarillo trató de conservar a toda costa en una segunda parte en la que pronto comprobó que no lo iba a tener nada fácil. Los granadinos apretaron con la absoluta posesión del balón y clara superioridad en tres cuartos liderado por la brillantez de Sergio Peña, en el 53 avisó con un misil lejano que se marchó por poco por encima del larguero.

Los jugadores del Cádiz pusieron la muralla delante de su área con el cuchillo entre los dientes. La consigna era defender, defender y defender. Pero apostar sólo por la destrucción era demasiado riesgo ante un rival de calidad que podía golpear en cualquier instante. Fabricaron contras a cuentagotas, como la que condujo Álvaro García en el 55 con un centro que se paseó delante de la portería. Las contras llegaron a cuentagotas mientras el Granada fue adelantado sus líneas en busca de un empate que Sergio Peña no logró de milagro con un latigazo desde la frontal del área dirigido a la escuadra que repelieron entre Cifuentes y el larguero. Volvió a aparecer en el 70 el ayer capitán en el 70 para evitar el gol en el mano a mano con Manaj. Ahí se le escapó el empate al Granada aunque cinco minutos más tarde fue Salvi quien tuvo la sentencia en sus botas en una de las pocos contragolpes de los amarillos pero su zapatazo se topó con Saunier.

El Cádiz llegó a la recta definitiva con la renta que mínima que había adquirido en la primera mitad, ya con Barral y Rubén Cruz sobre el césped. El isleño apenas duró 15 minutos en el partido al buscarse una tonta expulsión en el 88 por doble amarilla, la primera por protestar.

Con un hombre menos, los de Cervera supieron sufrir hasta el pitido final.

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