Crónica y resultado del Cádiz CF - Barcelona

¡Qué grande es el Cádiz CF! (2-1)

Álvaro Giménez, Jairo y Marcos Mauro celebran el 1-0

Álvaro Giménez, Jairo y Marcos Mauro celebran el 1-0 / Julio González

El Cádiz CF volvió a escribir una nueva página gloriosa en su historia. Lo hizo como mejor sabe, a su estilo que no es brillante pero sí eficiente al máximo. Quizás estaba esperando a un adversario de la altura del Barcelona para ganar en el estadio Carranza cinco meses más tarde y por vez primera desde su regreso a la máxima categoría.

El Cádiz CF hizo lo que mejor sabe, que es defender. Todo un canto a Pink Floyd con un muro infranqueable, con una resistencia a prueba de Messi, que lo intentó una y otra vez pero se estrelló contra un equipo amarillo concentrado al cien por cien, sin un sola rendija. No se trata de ser superior, porque no  lo era, sino de sacar punta de las cualidades y aprovechar el momento. Lo exprimió y le salió a pie juntillas. El grande fue el Cádiz CF a su manera, sin tener el balón. Ne le hizo falta. La diferencia entre uno y otro no fue la posesión, sino la concentración, y ahí ganaron los amarillos por goleada.

Y más allá del gustazo de vencer a un trasatlántico, la importancia de volver a la senda del triunfo y sumar tres puntos de oro para llegar a los 18 y tener más cerca la mitad de los necesarios para la permanencia.

Álvaro Cervera sorprendió con la apuesta por Yann Bodiger en un once con dos variaciones en relación al que salió en Elche, con la primera titularidad de Alberto Perea, casi anunciada por el técnico el día anterior.

El indiscutible potencial del Barcelona condicionó el planteamiento de los locales, desplegados con un 4-5-1, con Álvaro Giménez en modo isla a la espera de pases largos.

El juego desde el pitido inicial fue el esperado. Los de casa, encerrados en su parcela, con las líneas unidas casi con pegamento. Los visitantes, con la posesión, sin prisa pero sin pausa.

Los gaditanos estaban dispuestos a plantar cara y no tardaron en demostrarlo. En el minuto 9, en su primera llegada al área contraria, quién sabe si la única, cobraron ventaja en el marcador.

Álex Fernández sacó de esquina, Fali prolongó de cabeza, Mingueza remató con la testa hacia su propia portería, Ter Stegen repelió el balón y Álvaro Giménez, en posición correcta, remachó en línea de gol. 1-0.

El tanto sorprendió a propios y extraños, como un cambio de guión. El dominio de los azulgranas era absoluto pero el que golpeó fue el modesto que aprovechó una acción a balón parado.

El gol provocó la inmediata reacción del Barça, que aceleró con un Messi muy presente en tres cuartos. Coutinho avisó en el 13 con un tiro que se fue alto y en el 16 Conan Ledesma evitó el empate tras un latigazo de Braithwaite.

El acoso fue constante sobre el área cadista. Los amarillos se juntaron en torno a su área sin dejar espacios, sobre todo por el centro con un trivote que trató de frenar las acometidas de Messi y compañía.

Las opciones de éxito pasaban por la solidez de la muralla, que aguantó la primera media hora sin renunciar al contragolpe, como el protagonizado por Álex Fernández que no culminó por un solo pase justo antes de que Marcos Mauro, lesionado de un tobillo, dejase su sitio a Alcalá.

El objetivo pasó a ser jugada a jugada, que el tiempo transcurriese hasta el descanso con una renta mínima pero que era un tesoro de un valor incalculable. El partido se jugada solo en la parcela cadista, con el grande volcado y el pequeño crecido en lo que mejor sabe hacer, que es neutralizar al rival. Y bien que lo consiguió en una primera parte perfecta en el plano defensivo, sin una sola grieta en el muro.

El Cádiz no sólo fue capaz de contener al gigante sino que se fue al intermedio con ventaja con un solo intento en la portería contraria.

Quedaba lo más difícil ante un Barcelona que tocó a rebato en la reanudación, con Dembelé y Pedri sobre el césped y una defensa de tres. Pero los amarillos siguieron a lo suyo, con orden, todos atrás salvo Álvaro.

No tardaron en llegar los momentos de agobio en una especie de acoso y derribo que derivó en el empate a uno en el minuto 57. Justo antes, Jairo se quedó solo delante de Ter Stegen pero centró a nadie en lugar de tirar.

Y en la siguiente acción, Messi sirvió a Jordi Alba dentro del área y el centro del lateral tropezó en un pie de Alcalá para desviar la trayectoria del esférico, que se coló en la portería. 1-1.

El Barça igualó con mucho tiempo por delante, pero los anfitriones no estaban dispuestos a ponérselo fácil al favorito.

Y es que los regalos también existen en el fútbol. Negredo, nada más ingresar en el partido, aprovechó un doble error grosero de Lenglet y Ter Stegen para poner de nuevo con ventaja a los amarillos. Fue en el 62 tras un saque de banda, Lenglet dejó pasar la pelota, el despeje del portero rebotó en Negredo y el delantero marcó a placer a puerta vacía tras un amago para esquivar la llegada de De Jong.

El 2-1 abrió de verdad la posibilidad de victoria, al menos de no perder, aunque quedaba el tramo más duro, el de la oleada definitiva de un Barça herido que fabricó ocasiones, como la de Dest en el 72 solo dentro del área pero sin acierto en el disparo.

Ledesma sostuvo al equipo en situaciones de apuro, que no fueron pocas, pero los locales, con espacios a la contra, desperdiciaron la ocasión de sentenciar a la contra. Ter Stegen repelió un derechazo de Iván Alejo y Bobby, solo, tiró fuera con todo a su favor.

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