De la decepción a la esperanza

La deuda de 13,5 millones de euros, el fracaso por no ascender a Segunda A y la ilusionante llegada de Quique Pina protagonizan un año que acaba con el equipo en el liderato y energías renovadas para intentar el regreso a la categoría de plata

Jesús Jaques Nuche / Cádiz

31 de diciembre 2011 - 06:37

Ha pasado un año y el Cádiz continúa viviendo entre las tinieblas de la Segunda División. La vida sigue igual en ese aspecto, pero muchas cosas han cambiado en estos últimos doce meses. De la frustración por no haber logrado volver a la Liga de Fútbol Profesional se ha pasado a la esperanza gracias al proyecto deportivo puesto en marcha por Quique Pina, que se guarda una opción de compra del paquete mayoritario de acciones del club, todavía en manos de Antonio Muñoz. Presionado al máximo por la afición, la alternativa de Pina se acababa convirtiendo en la solución provisional una vez que Muñoz no vendía su parte al no llegar a un acuerdo con ninguno de los grupos interesados. Y es que la hinchada, durante el primer semestre del año, pedía a gritos en cada partido en casa la marcha del actual propietario y se llegaban a celebrar varias manifestaciones.

Después de una trayectoria algo irregular, el equipo amarillo recibirá el año del Bicentenario de la Constitución de 1812 como líder y con la vitola de favorito para regresar al lugar que le corresponde en el balompié español.

A diferencia del año anterior, 2011 estuvo marcado por la estabilidad en el banquillo después de un 2010 con cuatro inquilinos en el que empezó Javi Gracia en Segunda A, continuó Víctor Espárrago tras el despido del primero y llevó al equipo a Segunda B, prosiguió Risto Vidakovic ya en la categoría de bronce, llegó Jose González para relevar al técnico serbio. El gaditano, en su tercera etapa al frente del vestuario, se encontraba una plantilla hecha y aunque metía al equipo en la fase de ascenso, éste caía a las primeras de cambio. En la nueva temporada, de momento ha llevado al Cádiz al liderato.

ENERO

El año 2011 comenzó como acabó el anterior, con derrota. El Cádiz había despedido 2010 con un tropiezo por la mínima en Roquetas de Mar (1-0) que truncaba una racha de cuatro victorias consecutivas, y arrancó el nuevo con otro traspié, esta vez en casa frente al Melilla (0-1). La llegada de Jose había sido un revulsivo -con cuatro triunfos consecutivos-, pero el cuadro gaditano empezó a caer en la misma senda de irregularidad por la que discurrió durante la corta estancia de Vidakovic en el banquillo.

Así, el primer partido de la segunda vuelta, a mediados de enero, deparó un nuevo varapalo para los amarillos, esta vez con un revés en Jaén (2-1) que además dejó una pobre imagen.

Mientras entrenador y jugadores trataban de reconducir el camino, la dirección deportiva, bajo el mando de Roberto Suárez, rastreaba el mercado invernal en busca de refuerzos en una operación complicada debido a la pésima situación económica del club, inmerso en un proceso de administración concursal desde mediados del año anterior. Por si fuera poco, Cifuentes y Álvaro Silva denunciaban a la entidad por impago y bloqueaban la posible llegada de fichajes, ya que ni la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ni la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) permitían nuevas contrataciones a los equipos con deudas con los miembros de sus plantillas. Ambos jugadores retiraban sus denuncias y el Cádiz (de los aspirantes que menos fichajes hicieron) incorporaba al delantero Antonio Moreno y al extremo Juanse y se iban Germán, David González y Daly.

Los problemas de liquidez eran evidentes. Enrique, uno de los capitanes de la plantilla, denunciaba que el club debía una nómina a los jugadores, mientras por otro lado se conocía que la Seguridad Social había iniciado un procedimiento de embargo a los componentes del anterior Consejo de Administración por una deuda cercana a los 700.000 euros. Por su parte, la plataforma Vende y vete se presentaba en sociedad para reclamar a Antonio Muñoz que se deshiciera de sus acciones.

En lo deportivo, los amarillos ganaban al Alcalá (2-0) y empataban en Murcia (1-1) en una demostración de que seguían vivos, aunque en la vuelta a casa igualaban ante el Almería B (1-1).

FEBRERO

El segundo mes del año comenzaba con tablas a domicilio contra el Yeclano (1-1) en un partido que dejaba la mala noticia de la lesión en un hombro de Dani Miguélez, que era operado y causaba baja a la vez que se abría una agria polémica entre el club y el portero. El Cádiz quería darle de baja para fichar otro cancerbero, pero el canterano se negaba al argumentar que iba a estar recuperado a tiempo para la recta final de la temporada. Mientras, el meta Xabi Pascual trabajaba con el grupo a la espera de una solución.

La parcela institucional seguía dando que hablar. El presidente, Enrique Huguet, apostaba por un cambio en el accionariado y un grupo brasileño, que representaba a una empresa estadounidense, mostraba su interés por hacerse con las riendas de la entidad.

Las noticias extradeportivas solapaban la actualidad futbolística. El día 22 se hacía público el informe provisional de los administradores concursales, que situaba la deuda del club en casi 13,5 millones de euros con 318 acreedores, una cifra preocupante que reflejaba la mala gestión de las temporadas anteriores.

Los amarillos se imponían a Estepona (2-1), Betis B (0-2) y Polideportivo Ejido (1-0) y mantenían abierta la aspiración del ascenso tras encadenar tres victorias.

MARZO

El tercero mes del año resultaba nefasto en el plano deportivo. El Cádiz no ganaba ni uno de los cuatro partidos disputados y ya no estaba tan claro que fuera estar presente en la fase definitiva para luchar por el ascenso. Empataba en Ceuta (1-1) y en casa ante el Lucena (1-1) y caía frente al Écija (4-3) y el San Roque de Lepe (0-2) en una nueva muestra de irregularidad.

La batalla entre el club y Dani Miguélez no era ningún secreto. El Cádiz pedía a la RFEF la baja federativa para poder fichar otro portero y el meta presentaba alegaciones. El desencuentro entre el cancerbero y el entrenador era total. El asunto acababa en un tribunal médico, que daba la razón a Miguélez, que a su vez no llegaba a un acuerdo con la entidad cadista para su renovación.

El procedimiento concursal seguía adelante y el club presentaba una veintena de alegaciones al informe provisional. Una de ellas se refería a la valoración de El Rosal al considerar que las instalaciones tiene más valor de los 4 millones recogidos en el informe.

El canterano Rubén Díaz hacía su debut con el primer equipo en el encuentro contra el Lucena.

ABRIL

Si marzo suponía un lastre para las aspiraciones del cuadro amarillo, abril escenificaba la resurrección de un equipo que no podía permitirse más fallos si quería pelear por el objetivo de regresar a la categoría de plata. Las cuatro victorias sobre Lorca Atlético (0-4), Caravaca (2-0), Jumilla (1-3) y Puertollano (2-0) devolvían la ilusión al cadismo y renovaban la esperanza.

La entidad continuaba con la conmemoración del Centenario y los veteranos protagonizaban un encuentro al que acudían glorias del cadismo como Carvallo, Kiko, Dertycia… pero no estaba el más esperado, Mágico González. Hasta última hora se mantuvo la incógnita de su posible presencia, aunque al final no aparecía después de haber dicho que sí en su país y haber pedido una aportación económica. Días después se presentaba el himno oficial del Centenario, compuesto e interpretado por el dúo gaditano Andy & Lucas, dos cadistas de pro. De igual modo, se inauguraba la exposición Cien años de cadismo.

El caso Miguélez ya era un culebrón con un guión abierto. El Cádiz pedía un informe al director deportivo sobre el comportamiento del portero.

Los problemas económicos salían de nuevo a flote y la plantilla tenía pendiente de cobro una parte de las nóminas de febrero y marzo. Mientras, Antonio Muñoz afirmaba que su deseo era vender en mayo y que el club ascendiera en junio, pero no se cumplieron ninguno de los dos.

MAYO

El Cádiz sellaba su pase a la fase de ascenso una jornada antes del final de la Liga regular. Las agónicas victorias contra el Sevilla Atlético (0-1) y Roquetas (2-1), con un Velasco providencial, metían a los gaditanos en la pomada como cuarto clasificado del grupo IV tras perder contra el Melilla (2-0) en el último encuentro.

Una vez amarrado el pase a la fase decisiva -a falta de la última jornada de Liga-, los tres capitanes (Raúl López, Enrique y Cifuentes) anunciaban protestas de la plantilla si ésta no recibían el dinero que les debía el club, que por su parte aseguraba que estaría al corriente de pago el día el 30 de junio como muy tarde. Los jugadores no se entrenaban un día como medida de presión. La entidad se comprometía a pagar la semana siguiente, la rotulada en el calendario para el sorteo del playoff por el ascenso en el que el Cádiz quedaba emparejado con el Mirandés, segundo del grupo II.

Los amarillos ganaban por 2-0 en el duelo de ida celebrado en Carranza ante una afición entregada. El resultado era bueno para la vuelta en Miranda de Ebro, pero al equipo gaditano la temblaron las piernas y caía de manera estrepitosa (4-1) en una tarde plagada de errores propios y mala fortuna, con autogol de Baquero y cruel derrota en el último suspiro, además un pésimo arbitraje -gol legal anulado a Juanse con empate a cero-. Una temporada más, el Cádiz se condenaba a vivir en las catacumbas de la Segunda División B con un panorama oscuro por la ruina económica en la que anda sumida el club.

Las negociaciones para la venta del paquete mayoritario de acciones seguían abiertas y el grupo brasileño, ya sin el paraguas de la empresa estadounidense, pedía a Muñoz un receso de dos semanas antes de seguir avanzando.

JUNIO

El mes de junio resultaba frenético en todas las parcelas, con un sinfín de frentes abiertos. Muñoz estaba loco por deshacerse de sus acciones y la masa social apretaba de lo lindo, manifestación incluida a la que finalmente sólo acudían 200 personas. Tras el nuevo fracaso deportivo, Muñoz aseguraba que no había que temer por el cierre de la entidad y afirmaba que hasta seis grupos extranjeros estaban interesados en hacerse con su parte.

El Centenario seguía dando frutos y veía la luz, en soporte dvd, el documental Corazón Amarillo, sobre la historia del Cádiz.

Jose González y Roberto Suárez empezaban a sondear el mercado para confeccionar la plantilla de la siguiente campaña, aunque con las manos atadas porque no se podía hacer fichajes a la espera de la posible llegada de un nuevo propietario. De hecho, jugadores que estaban en cartera firmaban por otros clubes y la mayoría de lo futbolistas del Cádiz de la campaña anterior había terminado contrato, entre ellos Raúl López, que en principio se pensaba que había renovado al participar en 25 partidos, pero al final no era así porque debía haber superado esa cifra. Enrique, uno de los pocos que mantenía una relación contractual, era operado de la rodilla derecha de una lesión de la que se recuperó del todo, lo que le impedía disponer de una ficha para la presente campaña.

Los impagos a los jugadores seguían vigentes y buena parte de ellos denunciaban ante la AFE al club, que corría peligro de descenso a Tercera División si no cumplía antes del día 30. A lo justo, pero pagaba dentro del plazo.

El caos económico obligaba al club a recortar el presupuesto de fichajes para la temporada 2011/12 si nadie compraba las acciones de Muñoz. Al grupo brasileño se unía una sociedad inglesa que entraba en la puja, y hasta llegaba a sonar la Academia Glenn Hoddle -antigua gestora del Jerez Industrial- pero el reloj corría en contra de Muñoz, que no cerraba ninguna operación.

El mes avanzaba y otro frente se abría en el club. Enrique Huguet se había comprometido a dejar la presidencia el día 30 y había que buscar una nueva cabeza visible. Luis Sánchez Grimaldi emergía como hombre fuerte en el Consejo a la espera de noticias sobre el futuro inmediato de la entidad.

La falta de acuerdo para la venta de acciones parecía llevar a Muñoz a un callejón sin salida, pero el cordobés se sacaba un conejo de la chistera al alcanzar un acuerdo con Quique Pina para que el murciano se hiciera cargo de la gestión deportiva del Cádiz con una opción de compra de las acciones al final de la temporada.

Pina, presidente del Granada, ya se había interesado por el Cádiz varios años antes, cuando Muñoz cerró la operación con Arturo Baldasano con efecto boomerang. El murciano llegaba avalado por la excelente gestión del Granada, al que había conducido de Segunda B a Primera División en dos años. La irrupción de Pina suponía un balón de oxígeno para un Cádiz que sin él estaba condenado a cotas menores en la categoría de plata como consecuencia de su gestión ruinosa.

JULIO

En su presentación, Pina aseguraba que será el dueño del Cádiz el próximo verano "si la afición lo quiere". El empresario confiaba a Juan Carlos Cordero, su mano derecha en la parcela deportiva, la configuración de la plantilla. Con Jose González en el banquillo, enseguida empezaban a llegar jugadores que iban a formar parte de un ambicioso proyecto que tiene como único objetivo el regreso a Segunda A. Entre julio y agosto se incorporaban 16 futbolistas nuevos: Aulestia, Gonzalo, De Coz, Murillo, Goikoetxea, Góngora, Camille, Héctor Yuste, Óscar Pérez, Ferreiro, Toti, Ikechi, Barrancos, Dioni, Juanjo y Akinsola, además de los canteranos Dieguito y Lolo Armario. La mayoría llegaban cedidos por el Granada.

Cordero comunicaba a Roberto Suárez que no contaba con sus servicios y también informaba a Raúl López de su no presencia en el nuevo plantel. El jerezano, después de 17 campañas en el club y con más partidos que nadie de amarillo, decidía colgar las botas. Por su parte, Richard Moar se incorporaba como enlace en Cádiz de Pina y Cordero.

Cifuentes fichaba por el Recreativo de Huelva después de una desagradable salida del Cádiz. Había pedido la carta de libertad para fichar por el Olympiakos Volos griego (entrenado por Javi Gracia), pero cuando llegó al país heleno no tenía los papeles del club cadista en regla, no pudo firmar y regreso a España para volver al Cádiz, que entendía que ya no pertenecía a la plantilla al estar libre. El jugador denunciaba a la entidad gaditana, a la que reclamaba casi 800.000 euros por despido improcedente.

Mientras, la Seguridad Social archivaba el expediente de embargo abierto a los consejeros del Cádiz entre 2008 y mediados de 2010, a los que reclamaba una deuda de unos 700.000 euros.

AGOSTO

Juan José Pina, padre de Quique, llegaba a Cádiz como nuevo presidente del club, con su hija Elena como integrante del Consejo de administración. El Cádiz daba muestra de su potencial al ganar al Trofeo Carranza tras eliminar al Udinese en la tanda de penaltis (tres penas máximas detenidas por Aulestia) e imponerse en la final a un Málaga (2-0) plagado de estrellas.

La plantilla se concentraba en La Manga y allí derrotaba al Granada (4-2) en un amistoso.

La Liga arrancaba con una visita a Jaén con empate a uno después de tres penaltis señalados al Cádiz, dos de ellos repelidos por Aulestia. El segundo choque, el primero en casa, acababa con tablas frente al Ceuta (0-0).

SEPTIEMBRE

El conjunto amarillo empezaba septiembre con un empate sin goles en su visita al campo del Sporting Villanueva Promesas. La primera victoria cadista se resistía hasta la cuarta jornada, cuando los pupilos de Jose González se deshacían del Betis B de Risto Vidakovic (2-1). Después llegaban más triunfos frente a la Balona (0-2) y Cacereño (3-1), además del éxito copero ante el RSD Alcalá (3-1).

OCTUBRE

Octubre se convertía en el mes con más encuentros, cinco de Liga y uno de Copa. El sonrojante varapalo en el feudo del Lucena (3-0) provocaba la reacción inmediata con cuatro victorias consecutivas, tres en Liga frente al Écija (2-0), Roquetas (1-2) y Almería B (6-1), y una en el torneo del k.o. contra el Orihuela (1-3), una de las escuadras más fuertes del grupo III. El sorteo deparaba un atractivo cruce contra el Valencia en los dieciseisavos de final. Octubre acababa con un valioso empate cadista en el complicado campo del Melilla (2-2). Los amarillos se subían a la zona noble tras someter al Écija y pasaban todo el mes de octubre en la cuarta posición.

NOVIEMBRE

El undécimo mes de 2011 se tornaba irregular. El Cádiz superaba al Badajoz (3-0), caía frente al Sevilla Atlético (1-0), empataba en Carranza ante La Unión (0-0) y volvía a la senda del triunfo de nuevo en casa frente al Villanovense (3-1), una victoria que le devolvía a una tercera posición que había alcanzado el primer fin de semana de noviembre.

En el terreno extradeportivo, el Cádiz ganaba el juicio del caso Chico y el Juzgado de lo Mercantil condenaba al Almería a pagar al club el 30% -casi 1,3 millones de euros- por el traspaso del jugador gaditano al Génova. Además, la entidad gaditana obtenía otro éxito judicial al ser desestimada la demanda de Cifuentes por despido improcedente.

DICIEMBRE

El último mes resultaba el más atractivo desde el arranque liguero. El cuadro gaditano arrasaba en su visita al Lorca Atlético (1-4) y se colocaba segundo en la tabla, no pasaba de las tablas en casa frente al San Roque de Lepe (1-1) y ganaba en Puertollano (0-1) para auparse al liderato por primera vez en 2011, justo en la última jornada del año.

La competición regalaba un doble partido de Copa ante el Valencia. El Cádiz plantaba cara en la ida con un 0-0 que dejaba abierta la eliminatoria para una vuelta en el que el cuadro ché imponía su potencial con un claro 4-0 pese a las ocasiones desperdiciadas por los gaditanos.

A mitad de mes se celebraba la junta de accionistas del club, en la que se aprobaba el presupuesto de la presente temporada: cerca de 4 millones de euros- y se abordaban las cuentas del pasado curso, con un déficit superior a 1,2 millones. En esa junta se conocía que Quique Pina gestionaba el club a través de la empresa Calambur Intermediaciones, de la que su hermana Elena es administradora, con una aportación de 900.000 euros. Salía a relucir además que el Ayuntamiento debe 750.000 euros al Cádiz.

Diciembre deaba más noticias. Raúl López decidía volver al fútbol y fichaba por el San Fernando. Santiago Pozas, gerente del Cádiz durante cuatro años, se marchaba al Betis como director general y veterano Enrique dejaba entrever su retirada debido a una lesión en una rodilla.

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