Cádiz CF

La revolución vale un punto de oro (1-1)

  • El Cádiz CF, plagado de suplentes, va de menos a más y araña un empate en Valladolid que le acerca a la salvación

Pombo intenta avanzar con el balón ante un jugador del Valladolid.

Pombo intenta avanzar con el balón ante un jugador del Valladolid. / Raúl García/Efe

Álvaro Cervera puso en marcha una revolución en el once que fue toda una sorpresa, como si fuese un duelo de la Copa del Rey, como si los tres puntos no fuesen tan relevantes. Jugó con fuego el entrenador del Cádiz CF y le salió bien, con un empate de un valor incalculable que le sirve para mantener al Valladolid a ocho puntos.

El Cádiz CF fue de menos a más, con una primera parte que arrojó a la basura y un despertar en la segunda que le valió para rehacerse y anotar el gol del empate en su único tiro a puerta. Al final lo que cuenta es que alcanza los 37 puntos y tiene un poco más cerca la permanencia. Reparto de puntos que hizo justicia y más con una alineación con los menos habituales.

Los locales, que se jugaban la vida, empujaron desde el pitido inicial y se comieron un conjunto amarillo desconocido que empezó a pagar muy pronto tanta rotación. Las sensaciones fueron más que pobres y las consecuencias fueron inmediatas.

Solo sólo tardaron cinco minutos los de casa en mostrar sus ambiciosas intenciones con un misil de Óscar Plano desde la frontal del área que Conan Ledesma respondió con el despeje del esférico a dos manos.

El portero se erigió en protagonista pero no tuvo el respaldo de su equipo, reblandecido hasta extremos insospechados. En el 11, evitó el 1-0 con un paradón tras un remate a bocajarro de Weissman. Pero en el 14 no pudo evitar el gol tras una asociación por el centro culminada por Óscar Plano cerca de la portería.

El daño ya estaba hecho con una alineación que no estaba a la altura de la importancia del partido. Una osadía en plena recta final de temporada. El Cádiz CF naufragaba en todas las líneas, lento en sus movimientos hasta la desesperación, frágil atrás y sin dar la impresión de poder hacer daño en ataque salvo con las internadas de Iván Alejo, autor de un par de centros al área aunque sin receptor.

Los pucelanos eran dueños absolutos del balón y de todo lo que rodea a un partido: intensidad, presión, cierre de espacios y clarividencia en la circulación. Y fe en la victoria. Todo lo que ponían los anfitriones no lo daban los visitantes, aferrados al paso del tiempo sin hacer nada.

El cuero entraba una y otra vez en el área cadista y además con peligro. En el 20, Ledesma repelió dos veces la pelota tras remates de Joaquín y Weissman. Y en el 30, Joaquín, completamente solo, cabeceó alto tras quedar en evidencia una vez más la defensa gaditana en las acciones a balón parado.

Pocas veces ha concedido el Cádiz CF tantas ocasiones en tan poco tiempo. Hasta Ledesma falló en el 45 al no atrapar un balón que casi remató Marcos André en el área pequeña.

El milagro fue llegar al intermedio con un solo gol de desventaja, aún con vida pese a la desastrosa primera parte en la que en ningún momento dio la impresión de poner a prueba al cancerbero local.

No hubo cambios al comienzo de la segunda parte pese a la nula presencia arriba de los amarillos aunque con más empuje, con el 4-4-2 habitual y juego directo o algún córner a ver si sonaba la flauta. Y vaya que si sonó.

Sin hacer nada del otro mundo y obligado por las circunstancias, el Cádiz CF dio un paso más ante un rival conservador que fue claramente a menos. Por fin se decidió Cervera a mover piezas con la entrada de Fali, Sobrino e Iza Carcelén con media hora por delante.

El tiempo pasaba sin que nada sucediese hasta el minuto 64, cuando en el tercer saque de esquina consecutivo lanzado por Iza Carcelén, Juan Cala marcó a puerta vacía tras rechazar Roberto un remate de Marcos Mauro.

Aprovechó el cuadro visitante, en su primer tiro dirigido a puerta, una jugada a balón parado para equilibrar la balanza y el 1-1 cambió por completo el escenario. A los pucelanos le entraron las prisas y de nuevo se rearmaron en ataque, aunque con menos tiempo que el Cádiz CF trató de administrar con seguridad atrás y la voluntad de apuntillar.

Los de Cervera olieron los nervios que desprendieron los locales y activaron el acordeón con repliegue efectivo despliegue cuando hubo ocasión. Y la recta final llegó preñada de incertidumbre, con un cruce providencial de Akapo ante el zurdazo de Sergi Guardiola que iba en dirección a gol (minuto 90).

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