Cádiz CF

El Cádiz CF da pena (2-0)

  • El equipo amarillo, pésimo, inicia la segunda vuelta con una merecida derrota con la que revitaliza a un Osasuna que llevaba diez partidos seguidos sin ganar

Fali y Kike García en un lance del partido.

Fali y Kike García en un lance del partido. / Villa López/Efe

El Cádiz CF se hunde. Esa es la triste realidad. Se presentó en el campo de un Osasuna que acumulaba diez jornadas seguidas sin ganar pero asistió como invitado a la fiesta del equipo local. La derrota (2-0) fue más que merecida, con la impresión de no dar más de sí. Es lo que hay. Es un equipo que ofrece una imagen que no es acorde con la Primera División. Sólo quiere defender y no sabe atacar. Un solo remate a puerta en 90 minutos. Así es imposible.

Si un conjunto necesita reaccionar para eso está el Cádiz CF, experto en resucitar rivales y empeñado en reforzar su candidatura al descenso, penúltimo clasificado con sólo 14 puntos y con el colista más cerca. Es un chollo para al adversario que pretenda remontar el vuelo.

Llegó a dar pena en El Sadar un equipo amarillo incapaz de nada más que defender hasta que recibió un gol antes del descanso que tiró todo por la borda. Cuántas veces se ha repetido la historia este curso.

Fali fue quien se hizo cargo del lateral derecho ante las ausencias de Akapo e Iza Carcelén. Los amarillos salieron con un 4-4-2 muy elástico, con Álex Fernández entre como segundo punta y ayudante de la media e Iván Chapela fiel colaborador de Fali en labores defensivas hasta el punto de formar una zaga de hombres. Eso sí, todos los jugadores en su parcela en los ataques posicionales de los rojillos.

No empezaron mal lo visitantes, que lograron tener el balón más tiempo en campo contrario que en el propio. Antes de los diez minutos iniciales ya habían sacado tres de veces de esquina. Puro espejismo.

La cuestión era si el Cádiz CF iba a ser capaz de prolongar ese buen tono. La respuesta es que no. Mantuvo el orden pero se fue echando muy atrás con el paso de los minutos, cuando los locales tomaron el mando del partido y fueron a por la victoria sin rodeos.

Nada tuvo que ver el esperanzador arranque con el posterior desarrollo de la primera mitad. El Osasuna, con el balón en su poder, cercó el área cadista y generó oportunidades. Casi imposible no crearlas porque los amarillos dejaron de oler la pelota, incapaces de enlazar más de dos pases seguidos.

Y es que el Cádiz CF desapareció del campo contrario. Ni un contragolpe, ni una opción de crear peligro. Nada en ataque. Nada. Todo quedó a expensas de la destrucción, cerca de su portería, siempre al filo de la navaja. Un riesgo que ya había asumido sin éxito en la primera vuelta. 

En el 27, una volea de Moncayola desde la frontal del área se escapó por poco por encima del larguero. En el 29, Ledesma atrapó el cuero tras un cabezazo de Budimir. En el 32, Kike Barja disparó alto.

Un remate de Arzamendia fuera tras tocar en un defensa (en el 35) fue un oasis que no ocultó la dura realidad, que no fue otra que el primer gol de los navarros.

En el 37, Budimir remató a puerta vacía a un metro de la portería tras un centro de Kike García. Un ejército de defensas en el área para que un solo delantero marcase a placer. El 1-0 fue un mazazo nada novedoso porque se lleva repitiendo toda la temporada.

Una vez más, para no perder costumbre, los amarillos se veían por debajo en el marcador y además con una pobre sensación, a merced de su rival y sin reacción antes del descanso. Ni tiró a puerta en los 45 minutos iniciales. Los de casa siguieron apretando y los visitantes, tumbados en la lona hasta el intermedio. Ni un solo jugador que llevase el timón, nadie que destacase, media docena de saques de esquina inservibles.

La segunda parte no pudo empezar peor, con el segundo tanto de los anfitriones que fue el reflejo de la caída libre del Cádiz CF. En el minuto 47, balón suelto dentro del área, los locales pelearon más que los visitantes, el balón llegó a Kike Barja solo ante Ledesma, disparó y el cuero lo repelió al arquero pero rebotó en el atacante y se fue al fondo de la portería. Ahí se acabó el partido.

Si grave era el 2-0, aún más fue cómo se produjo el segundo gol, con una pasividad que denota lo mal que está este equipo. Los rojillos mordieron por el balón. Los amarillos ni se enteraron.

La entrada de Iván Alejo en la reanudación y la posterior de Andone de poco valieron. Tampoco las de Osmajic y Bastida. Ni siquiera el cambio de posición de varios jugadores. Aunque el equipo adelantó líneas, se mostró incapaz de hacer algo digno el área contraria. Se vio derrotado

Los amarillos, con señales de conformismo, tardaron 70 minutos en rematar a puerta. Fue un a través de un cabezazo inocente de Andone que llevó el balón a las manos de Sergio Herrera, casi convertido en un espectador más.

Y es que estuvo más cerca el 3-0 que el 2-1. En el 80, Ledesma evitó un nuevo gol de Budimir.

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