Cádiz CF

El Cádiz CF se agarra a Primera con un triunfo de gran valor sobre el Valencia (2-1)

  • El conjunto amarillo se impone con sufrimiento a la escuadra che

Los jugadores del Cádiz celebran el gol de Escalante.

Los jugadores del Cádiz celebran el gol de Escalante. / Lourdes de Vicente

El Cádiz CF tenía que ganar y esta vez sí lo consiguió. Venció a 2-1 al Valencia en un choque de máxima tensión. Sufrió lo indecible pero avanzó con tres puntos de oro con los que se agarra a la Primera División. Es como si hubiese sumado seis: los que se quedó y los que no se llevó el cuadro visitante.

Tras caer cinco días antes ante el Osasuna, el conjunto amarillo se había quedado sin red. No podía fallar y acertó en la dos áreas, que es la clave de todo esto. Ledesma pasó de villano a héroe. Tras regalar el gol al cuadro valenciano, con sus intervenciones providenciales impidió que los puntos volaran del Nueovo Mirandilla, escenario de un duelo dramático con un ambiente excepcional, como si de una final se tratase.

Llevado en volandas por su afición, el equipo se reencontró con el triunfo en casa cuando más lo necesitaba. Puso toda la carne en el asador, esta vez sí fue competitivo, tumbó a un rival directo al que gana en el goal average particular y llega a los 35 puntos para tomarse un respiro en la clasificación tras superar a dos adversarios: el Almería y el propio Valencia. Una tarde de agonía y felicidad.

Sergio González sorprendió con cinco variaciones en la alineación, sin Iza Carcelén, sin el único jugador con habilidad en el regate como es Theo Bongonda, sin el cerebro Rubén Alcaraz... pero con la presencia de Fali, recuperado en tiempo de récord de su lesión, y el regreso de Gonzalo Escalante tras perderse los últimos cinco encuentros. El técnico se guardó cartas para la segunda parte y apostó de salida por un equipo de briega.

Un once a priori poco creativo y muy físico, con el clásico dibujo 4-4-2 frente al 5-3-2 de su oponente. Arrancaron con energía los locales, como no podía ser de otra manera con todo lo que había en juego. No tardaron en avisar con un remate de Chris Ramos a la red lateral de la portería tras un error de la zaga.

Fue un duelo de alta intensidad desde los compases iniciales, con escasa calidad y predominio de la cautela. Evitar el gol en contra se convirtió en la prioridad, aunque los de casa, más necesitados y empujados por su fiel afición, fueron ganando peso con el paso de los minutos. En el 13, Diakhaby impidió a lo justo el cabezazo de Chris Ramos en una posición óptima.

El empuje de los amarillos fue creciendo hasta casi dar con la tecla. En el 20, Sergi Guardiola lo tuvo con un remate de espalda que Diakhaby salvó en línea de gol y después se paseó el balón sin dueño hasta escaparse por línea de fondo. Una ocasión clarísima. En el 96, gol anulado a Bongonda por fuera de juego.

Traspasar la muralla valencianista era una misión casi imposible (el rival defendía con todos sus hombres en su parcela) y las acciones a balón parado emergieron como principal recurso entres los saques de esquina, los de banda de Luis Hernández y los centros de falta.

La falta de espacios dificultó la maniobrabilidad en ataque. Iván Alejo fue el que más apareció con internadas por la derecha, centros al área y algún pase largo como el que puso a Chris Ramos pasa la media. Diakhaby cortó antes de que el delantero gaditano se quedase solo delante de Mamardashvili.

El partido transitaba hacia el descanso con pinta de cerocerismo hasta que los locales se adelantaron en el marcador en una acción maestra a balón parado, fruto del trabajo en los entrenamientos. En el 39, Luis Hernández hizo su archiconocido saque de banda al interior del área, Fali prolongó de cabeza en el primer palo y Escalante culminó a placer con la testa a puerta vacía. 1-0.

Era la única forma de romper la telaraña che. El Cádiz CF sacó petróleo de la estrategia, encontró el premio que perseguía y se fue al intermedio con una renta corta pero gran valor que en teoría debía causar un cambio de guión en la reanudación.

La segunda mitad comenzó de la mejor manera posible. Poco después del pitido inicial, a los 48 segundos, Espino firmó la jugada de su vida, se internó por la banda izquierda, sorteó a dos contrarios y ya en el área sirvió en bandeja a Sergi Guardiola, que sólo tuvo que empujar para poner el 2-0. Medio gol fue del uruguayo, fantástico.

El Cádiz CF tenía el partido encarrilado. Sólo él podía complicarse. Y vaya que si lo hizo. En el 5-1, un error grosero de Ledesma metió al Valencia en el encuentro. En 51, el lugar de despejar quiso controlar el balón con el pie, se le escapó y Samuel Lino, con muy poco ángulo, no falló para poner el 2-1.

El arquero, tantas veces salvador del equipo, cometió un fallo muy grave que además propició un efectivo negativo. Las dudas se apoderaron de los anfitriones y los visitantes pasaron de estar sobre la lona a crecerse. De hecho, se hicieron dueños del esférico y atacaron como si hubiera un mañana.

Llegó el momento de sufrir y el Valencia vio cerca el empate. En el 61, Ledesma, algo inseguro, desvió a córner un cabezazo de Diego López.

El Cádiz CF, demasiado atrás, necesitaba salir de la cueva y lo hizo Bongonda poco después de saltar al césped con un zurdazo en el 65 bien dirigido que repelió el guardameta. Los movimientos desde el banquillo cadista afectaron sobre todo al centro de la defensa, como Jorge Meré y Momo Mbaye a escena y Luis Hernández como lateral derecho. Rubén Alcaraz entró para intentar que el equipo tuviese más la pelota y Choco Lozano para intentar aprovechar los espacios con su velocidad.

Los amarillos afrontaron el tramo definitivo con acumulación de efectivos en centro del campo (un trivote) y un solo punta, metidos atrás y con intención de rematar la faena a la contra. 

No faltaron los nervios en las dos áreas. En el 70, Ledesma esta vez sí despejó a tiempo tras un error de Escalante y en el 72, Mamardashvili llegó justo antes de que Sergi Guardiola se quedase solo con el cuero en su poder.

Los últimos minutos fueron de auténtico agobio con un Valencia volcado a la desesperada y un Cádiz CF empleado en la destrucción. En el 86, Ledesma, evitó el empate con un paradón tras un cabezazo de Cavani. El portero tocó el balón a lo justo, rebotó en el palo y se marchó fuera.

El sufrimiento fue máximo en la recta final. Los de Sergio González no olieron el esférico, incapaces de dar más de dos pases. Los nervios salieron a flote y de nuevo Ledesma sostuvo al equipo con una gran parada en el tiempo de prolongación.

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