Cádiz CF

El peor Cádiz CF en mucho tiempo es devorado por los leones (0-4)

  • Un desastroso equipo amarillo que no juega a nada es sometido de principio a fin y sufre una sonrojante goleada ante un Athletic muy superior

Espino pugna por el balón con Nico Williams.

Espino pugna por el balón con Nico Williams. / Jesús Marín

El Cádiz CF sacó a relucir todas su carencias de golpe en un partido vergonzoso. No sólo fue goleado con todo merecimiento por un Athletic de Bilbao infinitamente mejor (0-4), lo peor fue que perdió todo el crédito. Un equipo amarillo que no jugó a nada, que corrió menos que el rival, que careció de personalidad... Fue un juguete en manos de un adversario que quizás no esperaba tantas facilidades. Y es que el Cádiz CF dio pena.

Un desastre absoluto que se vio venir desde el principio, a merced de un contrincante que arrolló con un alto ritmo que los amarillos no siguieron en ningún momento. Un Cádiz CF a la deriva sometido desde el primer minuto hasta el último que sufrió un resultado sonrojante delante de una afición que estalló contra el palco.

El Cádiz CF sólo pierde, no hace otra cosa que recibir goles y no marca ninguno en tres jornadas. No dio la sensación de poder poder perforar la portería rojiblanca. El único equipo que no ha puntuado y colista con síntomas preocupantes a la espera de que se unan los nuevos.

Después de la derrota con mala imagen en Pamplona, cinco novedades en la alineación, incluido el debut de Antonio Blanco. Lo que no cambió fue el habitual 4-4-2 con el que se suele emplear un equipo que desde el pitido inicial trató de imprimir la misma intensidad que su adversario.

No tardó en llegar el primer susto en la portería cadista. En el minuto 4, un despeje de cabeza de Negredo en labores defensivas no acabó en autogol gracias a la estirada de Ledesma.

Los amarillos no tuvieron reparos en ceder terreno ante un Athletic que desde el principio mostró más criterio con el esférico. Toco afanarse en la destrucción sin dejar de intentarlo en ataque.

A las dificultades de los locales en la elaboración el juego se unieron errores que pudieron costar caros. En el 11, un despeje defectuoso de Ledesma dejó solo a Iñaki Williams en la frontal del área, pero su intentó de vaselina se topó con el cancerbero.

Casi sin respiro, en el 13, Berenguer remató fuera tras un centro preciso de Nico Williams al borde del área pequeña. Y en el 16, Ledesma corrigió a lo justo una indecisión de Fali para evitar el tanto del mayor de los Williams.

Bastó un cuarto de hora para que quedase reflejada sobre el tapete la enorme superioridad del cuadro rojiblanco a la espera de que los de casa entrasen en materia.

El Cádiz CF se fue echando cada vez más atrás sin otro recurso que lo que en el argot del rugby se conoce como patada a seguir. Balón largo y a ver qué pasa.

Y lo que pasó fue que los gaditanos tuvieron la inoportuna cortesía de regalar el primer gol a un Athletic que esta vez no perdonó. En el minuto 23, un errático Arzamendia cedió el balón atrás sin destino, a no se sabe quién, y el que apareció raudo fue Iñaki Williams para regatear a Ledesma y rematar raso a puerta vacía para poner el 0-1.

El marcador no podía ser más justo dada la aplastante superioridad de los visitantes, que no dieron tregua ante un Cádiz CF tumbado en la lona, engullido por los leones, perdido en el centro del campo, débil en la retaguardia e incapaz de generar peligro arriba.

A falta de reacción, al menos una jugada que espoleó a los amarillos. Eso sí, sin salir de su área. En el 35, Ledesma detuvo un penalti lanzado por Iñaki Williams tras una mano de Espino (a centro de Nico) que el árbitro castigó con pena máxima. Qué fácil es pitar penalti en contra al Cádiz CF. El tercero de la temporada. Pésimo Ortiz Arias, a quien le costó un mundo pitar una falta a favor de los locales. Todo en contra y con aires chulescos. Al nivel de Alberola Rojas.

La parada del arquero reactivo el ánimo de una afición que minutos antes había pedido a gritos la dimisión de Vizcaíno. Ya se sabe lo que pasa cuándo no entra la pelota.

Pero el guión no varió en el juego. El cuadro vasco siguió apretando ante un cuadro local desaparecido que casi no pisó más parcela que la suya.

La diferencia fue abismal en la primera mitad. La mejor noticia para los amarillos fue llegar al descanso con una desventaja mínima, con opciones de al menos optar al empate.

Sergio González quiso agitar la coctelera con la entrada de Víctor Chust y Fede San Emeterio para comenzar la segunda mitad. Los de casa dieron tímidas señales de vida y Negredo tuvo el empate en sus botas en el 52, pero su remate desde una buena posición llevó el balón manso a las manos de Unai Simón.

Pero la dura realidad se impuso una vez más. El primer acercamiento peligroso de los visitantes se tradujo en gol. Enésima pérdida de balón de los anfitriones en la medular, rápida internada por el centro de Nico Williams y Guruzeta, que acababa de pisar el césped, marcó con un derechazo a media altura desde la frontal del área que soltó sin la más mínima oposición. 0-2 en el minuto 58 y partido sentenciado salvo milagro.

El preparador cadista respondió con la apuesta a la desesperada por Álex Fernández y Awer Mabil, pero los amarillos, lejos de levantarse, se entregaron a un rival que fue a por más. En el 66, gol anulado a Sancet en plena oleada rojiblanca justo antes de la pitada que se llevo Lucas Pérez cuando saltó al verde.

En realidad no hubo partido porque sólo hubo un equipo sobre el terreno de juego. El Cádiz CF nunca creyó en la reacción. No se vio capaz. Algún chispazo suelto y poco más, como el cañozano de Mabil que Unai Simón abortó en el 76. El portero internacional tuvo poco trabajo.

La apisonadora rojiblanca fue implacable ante la bloqueo del Cádiz CF. En el 78, una acción de tiralíneas acabó con un remate a placer de Berenguer para colocar el 0-3. El gol agotó la paciencia de muchos aficionados que decidieron irse a casa. No sufrieron el cuarto tanto, de nuevo obra de Guruzeta en el tiempo de prolongación.

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