Cádiz CF

Crónica del Rayo Vallecano - Cádiz CF: punto insuficiente y más cerca de Segunda (1-1)

Sobrino y Espino en el Rayo-Cádiz.

Sobrino y Espino en el Rayo-Cádiz. / Efe

El Cádiz CF quiere agarrarse a Primera División pero no le llega. Necesitaba ganar al Rayo Vallecano, estuvo cerca de perder y empató (1-1) en una tarde accidentada de granizo sobre la capital de España.

Dada su situación agónica, sólo le valía la victoria que mereció, pero si personas arriba y regalas atrás es imposible la reconciliación con el triunfo. Los empates no valen y los amarillos lo pagan caro. 

Conan Ledesma, héroe en tantas ocasiones, cometió un error de principiante en los últimos minutos que obligó a sus compañeros a un sobreesfuerzo para nivelar la contienda en el último suspiro. Después de 23 encuentros seguidos sin ganar, de poco sirve el punto. De hecho, el equipo sigue clavado en la 18ª posición a cinco de una permanencia que está más lejos que nunca.

Las buenas sensaciones se disipan si no hay gol. Eso fue lo que le faltó en Vallecas. Le sobró la cantada de Ledesma. Los errores condenaron una más a un equipo que se hunde justo cuando ofrece mejor imagen. Pero la imagen no sirve sino los resultados que no llegan. 

Mauricio Pellegrino mantuvo el dibujo (4-4-2) y el bloque por el que apostó ante el Celta de Vigo con la única novedad de Rominigue Koaumé en lugar de Gonzalo Escalante. Tocó lo mínimo el entrenador en un día clave con un Cádiz Cf que no estaba para especulaciones.

No valía otra cosa que no fuese la victoria y en una sobremesa de frío, lluvia y viento, a ello se pusieron los amarillos, por segunda semana consecutiva sin su primera equipación. De la vestimenta dedicada la mar de la semana pasada (camiseta celeste) al atuendo completamente negro, como si fuese enlutado por no se sabe qué.

La necesidad propició un aluvión de llegadas al área rayista en un fulgurante comienzo preñado de intensidad con sucesión de ocasiones. En el minuto 8, los visitantes reclamaron penalti tras rebotar la pelota en el brazo de Aridane después de un disparo de Robert Navarro. En el 9, Maxi Gómez se equivocó al pasar el balón, despejado por la zaga, cuando estaba solo delante del portero. En el 10, Robert Navarro remató fuera tras un centro de Sobrino. En el 14, un zurdazo de Javi Hernández desde la frontal del área acabó con el balón en el regazo de Dimitrievski.

Pocas veces habrá encadenado el Cádiz CF tantas embestidas fuera de casa en el cuarto de hora inicial. No las aprovechó e Isi, justo en el 15, avisó con un misil lejano de los suyos abortado por Ledesma en dos tiempos con algún apuro.

El Cádiz CF no se dejó llevar por las urgencias al menos en el primer acto. Acumuló hombres en campo contrario con una presión alta pero sin volverse loco, con clara vocación ofensiva y algún susto esporádico atrás. En el 23, Víctor Chust sacó pelota cuando se paseaba por el área pequeña tras haber superado a Ledesma.

En la primera media hora se jugó al ritmo que impusieron los gaditanos bajo el mando de Kouamé y Rubén Alcaraz. Lo hicieron todo bien menos el gol, que es lo que en definitiva cuenta a la hora de la verdad. En el 28, Maxi Gómez, omnipresente, el esférico se perdió muy cerca de un poste tras un derechazo suyo desde el vértice del área. En la siguiente acción, un testarazo del uruguayo no se convirtió en el 0-1 por un paradón de Dimitrievski.

Sin gol no hay paraíso. Perdonó demasiado el Cádiz CF que no supo sacar jugo a una notable primera parte en la que estuvo de cerca de llevarse un disgusto cuando en el 40, el cuero se marchó próximo a un poste tras un latigazo de Óscar Trejo desde la frontal.

Imperó el cerocerismo en los 45 minutos iniciales. El empate se quedaba corto, no le valía a un Cádiz CF con problemas en la definición más allá de sus positivas prestaciones en el desarrollo del juego. Necesitaba dar un paso más en la reanudación frente a un adversario al que el empate no le iba del todo mal.

Los dos equipos rivalizaron en imprecisiones aunque los amarillos (de negro) persistieron en ataque. No les quedaba otra. En el 49, El arquero local envió la pelota a saque de esquina tras un testarazo de Sobrino y de esa acción a balón parado surgió otro cabezazo, esta vez de Maxi Gómez, que no fue gol de milagro porque el balón botó en el suelo y se perdió por encima del larguero.

La pregunta es cuántas oportunidades tiene que crear el Cádiz CF para hacer el gol que tanto se resistía. A falta de la salsa del fútbol, la lluvia, convertida en granizo, golpeó con fuerza con el incómodo aderezo del viento. Ni las inclemencias meteorológicas frenó las intenciones de un cuadro visitante con líneas adelantadas que sufrió algún susto. En el 51. Ledesma repelió el cuero tras un zapatazo de Raúl de Tomás, que se había internado en el área.

La granizada fue en aumento hasta que Alberola Rojas detuvo el partido en el minuto 60. Era imposible jugar por las 'piedras' de tamaño considerable que caían del cielo. Nadie contaba con un inesperado parón a falta de media hora que llevó a futbolistas y árbitros a los vestuarios a la espera de que las aguas volviesen a su cauce.

El encuentro se reanudó tras una interrupción de doce minutos aún con la presencia de la lluvia y con todo por decidir. El terreno estaba trufado de aguanieve y no era fácil jugar. El parón le sentó mal a un Cádiz CF sometido por un Rayo que fue a más. En el 78, Ledesma intervino con acierto tras rebotar le pelota en Víctor Chust a la salida de un saque de esquina.

Los andaluces habían ido claramente a menos y Pellegrino decidió mover el banquillo con Sergi Guardiola, Chris Ramos, Escalante e Iván Alejo sin mover el dibujo. Buscó frescura en la recta final cuando lo peor lo pasaba un equipo a la baja que no podía conformarse con un punto.

Pero ni siquiera fue capaz de aferrarse a un empate. En el 89, una cantada de las gordas de Ledesma derivó en el gol de los anfitriones. Saque de esquina, el portero sale a por un balón aéreo que toca ligeramente y fuera de sitio, Lejeune sólo tiene que empujar a placer a puerta vacía.

El 1-0 fue un mazazo aunque el Cádiz intentó evitar la tragedia en los compases finales. En el 93, el colegiado no quiso saber nada de un derribo de Aridane a Chris Ramos dentro del área. Un penalti al limbo que no puede servir de excusa.

Con todo perdido, Machís saltó al césped en busca de oro milagro que no siempre es posible. No marcó el venezolano, pero sí Javi Hernández en el 102 con un certero zurdazo solo delante de Dimitrievski. Con el 1-1 que era insuficiente, apretaron hasta la extenuación los visitantes, que casi marcan en la penúltima acción. En la última, Sergi Guardiola no aprovechó una mala salida del cancerbero. El segundo gol, el de la victoria, estuvo muy cerca. Lo mereció por un lado y por otro no por la repetitiva falta de acierto.

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