Cádiz CF

El Cádiz CF, nulo en ataque, sigue en la Copa tras aferrarse a los penaltis (0-0)

  • Sergio González se estrena con el pase a cuartos del equipo amarillo después de no tirar a puerta en 120 minutos

San Emeterio y Nacho Méndez en un lance del partido.

San Emeterio y Nacho Méndez en un lance del partido. / Eloy Alonso/Efe

Sergio González debutó como entrenador del Cádiz CF con la clasificación del conjunto amarillo para los octavos de final de la Copa del Rey tras deshacerse del Sporting de Gijón en la tanda de penaltis (2-4) después de finalizar los 120 minutos de juego con empate a cero. El mejor fue David Gil.

El equipo amarillo se dio una alegría pese a demostrar sus graves problemas en ataque. Ni un solo tiro a portería en dos horas de juego ante un adversario de Segunda División. Eso sí, desde los 11 metros se mostró infalible y los anfitriones fallaron dos veces. Mucho trabajo tiene por delante el nuevo técnico para que el equipo sea capaz de generar arriba. Lo primero, ver puerta.

La primera alineación de Sergio González estuvo condicionada por el carácter secundario de una competición que nada tiene que ver con todo lo que se juega el Cádiz CF tres días después en la Liga. La prioridad no admite discusión.

No era plan de causar un desgaste estéril a jugadores con papeletas de ser titulares en el próximo envite ante el Espanyol. El nuevo técnico recurrió a un once plagado de suplentes, con un 4-4-2 de manual. Dio a los menos habituales la oportunidad de reivindicarse e hizo debutar como cadista a Fede San Emeterio.

El arranque fue el anuncio de un duelo equilibrado, sin que se apreciase diferencia de categoría entre dos contrincantes decididos a proteger sus dominios por encima de todo lo demás, conscientes de la importancia de no verse por debajo en el marcador.

Los amarillos se emplearon con orden, presión alta en determinados momentos y la intención de tocar el balón como mecanismo para alcanzar el área contraria. Llegaron poco, muy poco. Andone remató a las manos de Mariño en una acción invalidada por fuera de juego antes del primer cuarto de hora.

La tranquilidad empezó a quebrarse en el minuto 18, cuando los locales fabricaron tres ocasiones consecutivas. David Gil hizo dos paradones tras sendos disparos lejanos de Pedro y Kravets y, casi sin respiro, Rodríguez cabeceó fuera.

El triple aviso no fue casualidad, Los rojiblancos protagonizaron arreones que provocaron cierto sufrimiento a los visitantes, muy atrás en algunas fases de una primera parte en la que la poca salsa la pusieron los de casa. Fueron los que más empujaron. Poco antes de la media hora, de nuevo tuvo que trabajar David Gil para atrapar el esférico tras un nuevo latigazo lejano, esta vez de Rodríguez.

Y es que el Cádiz CF apenas creó peligro. Una volea sin puntería de Álvaro Jiménez desde el corazón del área, un testarazo alto de Andone y poco más a la espera alguna una jugada a balón parado que tampoco surtió efecto. Desaparecido en ataque.

Poco fútbol en unos 45 minutos iniciales aburridos, con un Cádiz CF con poco peso en el centro el campo y nulo en ataque hasta el punto de que no realizó un solo tiro a puerta más por incapacidad que por falta de voluntad. Pocas opciones tenía de adjudicarse la eliminatoria salvo un giro radical en la reanudación.

De nuevo fueron los asturianos los primeros en tirar a puerta en la segunda mitad, con David Gil seguro para arropar el balón entre sus brazos tras un disparo de Guille Rosas (en el 54) que se repitió en el 65 con idéntico resultado.

La presión alta volvió a ser un recurso puntual de los amarillos, organizados con disciplina atrás pero sin liderazgo en ataque y pocas opciones de montar una contra en condiciones. El aparente paso al frente fue un espejismo. Sergio González movió el banquillo justo a la hora de partido con la entrada de Fali (en la media), Salvi y Negredo.

El único interés que despertaba el encuentro era la incertidumbre en el marcador. Como espectáculo, para olvidar. Ni una acción de calidad, pocas internadas en el área, centros sin destino y sin ocasiones. Mucho despliegue físico aderezado con constantes imprecisiones en los pases.

La sombra de la prórroga se fue agigantado con el paso del tiempo y por la sensación de ineficacia ofensiva que dieron los dos equipos. Ninguno era capaz de nada que no fuese destruir.

El preparador cadista metió más madera con Álex Fernández y Alberto Perea y camino del 90, en plena recta final, Cádiz CF se alió unos minutos con el esférico en busca de su primer tiro dirigido entre los palos.

Pero el que casi marcó fue el Sporting en el 84 con un contragolpe tras un error de Salvi resuelto por Víctor Chust al despejar el cuero cuando Djurdjevic se disponía a rematar a puerta vacía. Se animaron los locales y un par de minutos después, un misil del balcánico se topó con un acertado David Gil, de nuevo salvador en el 90 el repeler un cañozano de Guille Rosas.

Y en la última jugada del partido, sin tiempo para más. Sobrino prolongó su sequía goleadora con un remate fuera con todo a su favor. Centró Arzamendia al interior del área y el delantero, completamente solo delante de la portería, cabeceó el balón fuera cuando lo fácil parecía meterlo dentro. Un error de bulto en la definición que llevó el duelo a una prórroga de 30 minutos.

El Cádiz CF trató de tener más la pelota en el tiempo extra. Lo logró por momentos pero sin poner en apuros al rival. La última apuesta desde el banquillo fue Pacha Espino en la segunda parte de una prórroga convertida en un un concierto de fallos en los pases, con un disparo fuera de los locales en una de las pocas ocasiones. Replicó Espino desde lejos sin acierto.

Y pasaron 120 minutos sin un solo disparo a puerta del Cádiz CF, que se la jugó en la ruleta de los penaltis. Falló dos el Sporting y los amarillos marcaron los cuatro que lanzaron. 2-4 en la tanda y billete a cuartos.

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