Fútbol | Segunda División B

La alegría regresa al Cádiz B gracias a su victoria (1-0)

  • El solitario gol de Idrissa decide el duelo contra un voluntarioso Talavera.

Hernán Lino controla el balón entre Sergio Martínez (i) y San José.

Hernán Lino controla el balón entre Sergio Martínez (i) y San José. / CÁDIZ CF

Por fin cayó la segunda victoria del Cádiz B en la segunda vuelta de Liga, esta vez ante un enemigo directo como el Talavera, que dejó hasta su última gota de esfuerzo sabiendo lo que se jugaba aunque con pocos recursos futbolísticos. Los tres puntos suponen al filial un gran paso hacia la permanencia.

La exigencia del primer equipo y los problemas físicos condicionaron la alineación del filial gaditano, ya que a la imposibilidad de disponer de Sergio González, habitual en el primer equipo, se unió Javi Pérez y Christian Arco. Este último será el portero reserva de Cervera para recibir al Rayo Vallecano como consecuencia de la sanción a Alberto Cifuentes. Este escenario provocó que Viedma estrenara titularidad, formando un trivote con Sergi e Idrissa, y que Flere fuera esta vez el elegido entre palos.

Cádiz B y Talavera firmaron una primera mitad sin un claro dominador aunque por momentos el filial lideraba la posesión del balón, que no del encuentro. Sin embargo los errores marcaron los primeros minutos del duelo. Transiciones equivocadas en el cuadro amarillo que generaron llegadas en superioridad al área de Juan Flere pero sin consecuencias. Había nervios en los de casa por la situación que se vive después de una sola victoria en lo que se lleva de segunda vuelta, mientras que el Talavera aseguraba atrás con dos líneas muy juntas a la espera de ganar un balón largo con el que superar a los cadistas.

El registro de ataques fue escaso aunque, por destacar, hay que reseñar una internada de Sergio Pérez superando a cuantos rivales le salieron al paso. Su entrega a Chapela no la aprovechó el extremo porque se entretuvo en preparar la pierna para chutar a gol.

El juego se fue apagando rumbo al descanso entre al aburrimiento del personal y la permisibilidad del trío arbitral con aquellas jugadas que rebasaban el límite del reglamento.

El segundo periodo empezó de locura con el gol de Idrissa Thiam; el 'mago' de Mauritania recibió de Hernán Lino en una recuperación del ataque local y su lanzamiento se coló sin oposición en el fondo de la portería de Buigues. Un tanto valioso que daba paso a un choque diferente por la obligación del cuadro talaverano. De esta manera hubo un par de acercamientos de los visitantes que pudieron cambiar en ese momento el rumbo del duelo, sobre todo el segundo en un centro de Reguera que Saturday casi mete en su portería a no ser por los reflejos de Juan Flere.

El Talavera pasó a cargar el juego por la banda que defendía Marc Baró y todo el bloque cadista había perdido presencia ofensiva. Para tener balón y pase en la zona de creación, Pavón decidió que reapareciera Duarte después de casi dos meses lesionado. Era malo para el B empezar a quitarse el balón de encima, ya que facilitaba la recuperación del enemigo para montar la carga atacante, hasta ese instante sin la consistencia necesaria para igualar la contienda.

Desde el banquillo del Cádiz B se dieron cuenta que era necesario oxigenar la parcela ofensiva, de ahí a que Lino cerrara su papel en el partido para brindar los últimos 20 minutos a Nieto, decisivo otras ocasiones.

El encuentro había entrado en una fase peligrosa por el minuto y el cansancio de unos y otros porque si bien no fue vistoso, sí es cierto que el desgaste en ambos bandos resultaba notorio. Para muestra un botón porque un agotado Idrissa dejó su lugar al 'eléctrico' Mamady.

El Talavera alcanzó la parte final del partido muy bloqueado al no encontrar la manera de acercarse a Flere. Tocaba en la zona ancha pero ahí fallecían las intentonas de los castellanomanchegos. Sí asustaron en el 84’ y en el 92' en un saque de banda en largo que se paseó por el área pequeña hasta que despejó Moi y en un centro a la desesperaba que atajó Flere.

El partido empezó a ir a de un área a otra con Mamady fresco y muy activo para complicar la existencia al recién entrado Sedeño. Era la tónica entre los contragolpes locales y los ataques desesperado y con más corazón que cabeza de los visitantes. Estos inquietaban más por los nervios de la juventud e inexperiencia del filial que por su calidad. Otro equipo en el tramo final ganando 1-0 hubiera perdido tiempo; el Cádiz B no lo hizo. La alternativa local era buscar a Mamady, su frescura y verticalidad hasta que se agotaron los minutos ante la alegría gaditana y la decepción castellanomanchega.

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