Cádiz CF

Vuelve para quedarse

  • David Barral recupera su mejor cara en el momento decisivo del curso

Barral celebra el gol marcado al Zaragoza el pasado lunes.

Barral celebra el gol marcado al Zaragoza el pasado lunes. / fito carreto

El partido del pasado lunes por la noche contra el Zaragoza en el Ramón de Carranza dejó algunas buenas nuevas más allá de los tres puntos sumados, la escalada a la cuarta plaza y la recuperación de sensaciones tanto para el equipo en forma de confianza como para la afición en lo que a la ilusión se refiere. La fe en el estilo confirma que el grupo está con el entrenador, como debe ser, y la respuesta de jugadores que parecían destinados a un final de Liga más bien gris merece mención aparte.

Sin ir más lejos, el caso de David Barral llama poderosamente la atención. Peleado con la regularidad desde que dio comienzo la competición a final de agosto, el delantero parece haber vuelto a su mejor versión cuando más lo necesita el Cádiz, cuando más falta hacen sus goles y su calidad, pero también su lucha y un espíritu con el que contagia a los demás.

El futbolista isleño llegó el pasado verano con la complicadísima misión de cubrir el enorme vacío que había dejado el murciano Alfredo Ortuño. La tarea se antojaba bastante difícil y los hechos lo pusieron de manifiesto. Aunque durante toda la primera vuelta del campeonato contó para Álvaro Cervera, lo cierto es que nunca transmitió la sensación de ganarse la titularidad de manera indiscutible, tanto por su rendimiento, en términos de números, como por su actitud en determinados choques.

Superado el ecuador de la temporada, el 9 del conjunto amarillo desapareció del once inicial, por diferentes razones, y pese a que regresó fugazmente frente al Oviedo y en Pamplona, no fue hasta la jornada 31ª cuando de nuevo empezó a gozar poco a poco de más y más minutos: 11 contra la Cultural en León, 35 ante el Huesca... Hasta llegar a Vallecas, el inicio de una progresión que se mantiene.

Barral marcó el tanto del empate ante el Rayo y desde entonces, exceptuando la visita a Reus, ha acumulado muchos minutos, casi siempre como titular, en todos los encuentros. Disputó los 90 contra el Almería, 65 ante el Sporting, 64 con el Valladolid y 63 en Albacete, cuando, aunque no saltó al campo de inicio, resultó determinante al provocar el penalti que permitió a los gaditanos salvar un punto.

La proyección prometía pero faltaba una actuación como la del lunes, un partido de los que enganchan a un jugador al equipo y con la afición. David lo consiguió.

Fuera de la demarcación en la que suele desenvolverse, situado en la derecha para cubrir la baja de Salvi, el atacante de San Fernando brindó una auténtica demostración de profesionalidad. Al margen de que en esta recta final de la campaña se esté jugando la renovación, su aportación no se limitó a abrir la lata como autor del importantísimo 1-0, un golazo por cierto, sino que se extendió a labores en las que no suele destacar. Se fajó como el que más en tareas defensivas, ayudando en la banda como si se tratara de un lateral, por momentos tiró de experiencia -sus 35 años están para algo- para rentabilizar la ansiedad de los maños y terminó conectando con la grada hasta el punto que recibió una más que merecida ovación cuando fue sustituido. Por suerte para el Cádiz, Barral ha vuelto.

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