El Cádiz afronta este domingo a partir de las 21:00 horas en el Nuevo Mirandilla la puesta de largo ante su afición de cara a la temporada 2023-24 con motivo de la LXIX edición del Trofeo Ramón de Carranza, que le mide al Lecce en el partido único de un torneo, como todos los estivales, venido a menos.

El tempranero comienzo de la competición liguera, este año a mediados del presente mes de agosto, y los intereses económicos que han llevado a los grandes equipos del panorama español y mundial a renunciar a formar parte del cartel a cambio de las mareantes cifras que obtienen con giras por Estados Unidos, Japón o los países ricos de Oriente son circunstancias contra las que el otrora Trofeo de los trofeos no puede luchar. Nadie quiere enterrarlo, pero los responsables del Cádiz CF y del Ayuntamiento harían bien sentándose para tratar el asunto y buscar soluciones y alternativas atractivas.

Del cuadrangular plagado de estrellas, en el que el conjunto amarillo solía ser la cenicienta, se ha pasado a una cita anodina, casi una piedra en el camino. Ni siquiera se mantienen las actividades paralelas del fin de semana del Trofeo, con la noche de barbacoas como un auténtico referente del verano gaditano no sólo para la capital. Nada es lo que era. Para bien o para mal.

Mientras tanto, mientras la añoranza convive con la cruda realidad, los seguidores cadistas tendrán que conformarse con el sucedáneo de Trofeo que se les ofrece, un duelo que interesa más que nada porque se antoja una presentación oficial ante la hinchada que sirve para comprobar cómo carbura el cuadro cadista ante el inminente inicio del curso.

Los de Sergio González deben brindar el mejor espectáculo posible y agradar a los suyos en el último amistoso de pretemporada. Atrás quedan seis choques saldados con triunfos sobre Barbate (5-0), Chiclana (1-9), Espanyol (0-1) y Al Wakrah (3-1), derrota con Las Palmas (0-1) y tablas ante el Córdoba (1-1). Mejor bagaje por los resultados que por la imagen, sin duda.

La ocasión, en todo caso, permite al Cádiz igualmente aspirar a su décimo entorchado en el Trofeo. La última vez que lo conquistó fue en 2020, en los penaltis contra el Atlético, precisamente la escuadra más laureada en el torneo, con 11. Aquel año fue el segundo en el que el formato, por causa de fuerza mayor, pasó a ser ya de dos participantes, como sucedió en las primeras dos ediciones, en 1955 y 1956, y de forma excepcional en 2000 por la crisis institucional de la entidad; el Betis salvó los muebles. Muy excepcional resultó también la edición del 2013, con un improvisado triangular en el que tomaron parte Cádiz, Sevilla y Atlético Tetuán.

No es lo que era pero sigue siendo el Trofeo Ramón de Carranza, el Trofeo, sin más, un partido de fútbol especial, una cita ineludible en el verano de la ciudad, con un ambiente muy característico. Para ayudar a que la gente se anime, los rectores del club han decidido, con acierto, que los abonados puedan acceder de forma gratuita. El Cádiz, que hace disfrutar y sufrir casi a partes iguales, merece contar con el máximo apoyo en su puesta de largo.