El periodista y escritor Enrique Alcina desgrana, con su estilo inconfundible, el recorrido de Mágico González en el Cádiz, que por supuesto va más allá del fútbol. Genio en los terrenos de juego y de vida agitada en la noche gaditana, su estancia en el equipo amarillo y en la ciudad, con todo lo que conllevó, es objeto de atención detallada en el libro Mágico González, la leyenda, publicado por la editorial Dalya y elaborado por Alcina, que hoy se presenta en la Biblioteca Pública Provincial a partir de las siete de la tarde con la introducción de Óscar Lobato.

"En el libro cuento la relación de Mágico con Cádiz y el Cádiz. Era una figura del fútbol que jugó aquí muchos años porque encajó bien en Cádiz, aquí se le consentían sus cosas", explica el autor mientras rememora que la permanencia del astro centroamericano en el conjunto amarillo "coincidió, entre los años 1982 y 1991, con la etapa mas gloriosa del club en Primera División, no sólo por él, claro. Cuando iban 2.000 personas a los entrenamientos del Carranza". Recuerda que pocos años después de su marcha, "el equipo empezó a caer en picado".

Alcina hace un repaso de la historia del Cádiz de entonces y de las aventuras de Mágico. "Aquel tour veraniego con el Barcelona de Maradona, el exilio en el Valladolid... y muchas anécdotas, que las hay". El autor se apoya en el testimonio de algunos de los que fueron sus compañeros en el Cádiz y también de aficionados que disfrutaron de su fútbol deslumbrante.

El periodista anuncia que en su obra "se rompe algún mito del personaje", cuya figura es ensalzada, en determinados momentos, "como un personaje literario y además como estrella de rock por la expectación que levantaba cuando llegaba a los bares".

La genialidad de su juego queda plasmada y también su manera de vivir alejada del fútbol. El autor que profesa admiración y cariño a Mágico pero sin ocultar la realidad de aquellos años. "Sus éxitos con las mujeres, su vida nocturna... Aunque Mágico no era el único que se corría las juergas, entonces los futbolistas eran más juerguistas que ahora, pero era él el que tenía la fama". ¿Y el papel de David Vidal? "Él era el látigo. Hay buenas anécdotas entre los dos, es una pareja surrealista", subraya el escritor.

Después de recalcar que el salvadoreño fue un jugador "genial por encima de todo", Alcina no oculta que uno de los aspectos que marcó la carrera del futbolista fue "su irregularidad". Señala que antes de recalar en el Cádiz, después del Mundial 82, el salvadoreño ya era una estrella en su país. "Un periodista de El Salvador le llamó Mago cuando estrenó aquel regate de la culebra macheteada cuando jugada en el FAS. Ya era un genio que se dio a conocer a todo el planeta en aquel Mundial".