Calidad, precisión, visión, intuición, generosidad... El taconazo con el que Dani Güiza dejo solo a Álvaro García para que el utrerano definiera con acierto resume el fútbol de quilates que todavía atesora el jerezano a sus 36 años. El delantero, en la recta final de su carrera, disfruta cada momento sobre el césped, que no son muchos esta temporada. El ariete sólo ha gozado de la titularidad en los dos partidos de la Copa del Rey. En los duelos del campeonato de Liga se ve relegado a la suplencia y no siempre entra en la convocatoria, pero ahí está cuando se le necesita. Pocos minutos -apenas llega a los 120 en el torneo de la regularidad, el delantero menos utilizado por el entrenador- en cinco duelos ligueros pero de máxima calidad para aportar imaginación arriba, esa chispa que sólo él sabe prender y que puede cambiar el rumbo de un partido, como sucedió en Lugo.

Güiza llevaba tiempo sin rascar bola los fines de semana hasta que Álvaro Cervera decidió darle entrada poco después del arranque de la segunda parte en el estadio Ángel Carro. El atacante hizo el resto. No tardó en sacar a relucir su magia, la que le hace ser un jugador diferente, la que en su día le llevó a ganar una Eurocopa con la selección española. Nico Hidalgo le ganó el pulso a un defensor del cuadro gallego y sirvió al jerezano, colocado en el corazón del área con la caña preparada. Pudo haber disparado a la primera pero antes de que el balón llegara a sus dominios ya había pensado lo iba a hacer. Lo mejor para el equipo. En lugar de disparar, con el riesgo de que el esférico tropezara en un zaguero acechante, se inventó un taconazo con el que desarmó a la defensa y puso en bandeja el remate de Álvaro. Intuyó la incorporación al segundo palo del veloz extremo, que no desaprovechó el precioso regalo de su compañero. Todo un lujazo que no pasó desapercibido en toda la España futbolística y en medio mundo, desde las televisiones hasta las redes sociales. Fue el gol perfecto, nacido de la pelea de Nico Hidalgo, continuado con el talento de Güiza y culminado con el derechazo raso de Álvaro García. Una conjunción de elementos que condujo al éxito. Y para la retina quedó la estética acción de Güiza, dispuesto a seguir dando alegrías ya sea con más o menos minutos.

La asistencia del delantero fue la demostración de que todavía puede dar muchas alegrías, como la que él tenía una vez acabado el partido. Cuando fue entrevistado en los micrófonos de Tiempo de Juego, de la Cope, para todo el territorio nacional, se arrancó con la archiconocida copla carnavalesca Me han dicho que el amarillo en un improvisado dúo con Juanito Marchante que dejó un momento de radio impagable. Arte dentro y fuera del campo.