La primera plantilla del Cádiz regresó este martes a los entrenamientos, después de dos merecidos días de descanso tras la victoria conseguida sobre el Reus el pasado sábado en el Estadio Ramón de Carranza, con una sesión en la que Alberto Cifuentes acaparó protagonismo. El guardameta albaceteño recibió una cálida bienvenida de sus compañeros, ovación incluida, tras acudir el pasado lunes a la ceremonia de entrega de los premios de la Gala del diario deportivo Marca, en la que recogió el Trofeo Zamora al portero menos goleado de la pasada temporada en Segunda División.
Ya de vuelta al trabajo sobre el césped del campo principal de la Ciudad Deportiva de El Rosal, los pupilos de Álvaro Cervera completaron un entreno suave, con una muy ajustada medida en cuanto a la carga de ejercicios y en permanente contacto con el balón. En la parte más dinámica de la sesion, el técnico dispuso a sus hombres en tres grupos para que, de forma rotatoria, repartieran el tiempo entre partidillos de fútbol, de fútbol-tenis y diversas actividades con pesas para hacer flexiones, pequeñas vallas para saltar y carreras como preparación física específica.
Como parece lógico dados los últimos resultados, el ambiente que se respira, sin que nunca haya estado excesivamente enrarecido, no tiene nada que ver con el de hace apenas un mes, una vez dejada atrás de manera definitiva la mala racha de nueve encuentros sin conocer la victoria e inmersos en otra dinámica, ahora positiva, de seis partidos sin conocer la derrota desde la cosechada en Almendralejo contra el Extremadura.
Desde aquel 2-1 registrado a mitad de octubre, el conjunto amarillo ha hilvanado cinco victorias y un empate, empezando por el 0-1 de la Copa del Rey en La Romareda de Zaragoza y continuando por el 0-0 ante el Sporting de Gijón en la Tacita, el 1-2 en Lugo, el 2-1 al Espanyol en la ida de los dieciseisavos de final del torneo del KO, el 5-1 al Elche y el 2-0 del pasado fin de semana.
El buen rollo, las bromas y risas entre los integrantes del plantel se hacen hueco, por fin, durante la jornada de trabajo, algo visible y que pone de manifiesto el dulce momento que atraviesa la escuadra gaditana, que, una vez abandonada la zona peligrosa, se ha instalado en mitad de la tabla clasificatoria y de hecho se encuentra a la misma distancia, cuatro puntos, de los puestos de play-off de ascenso a Primera que de los de descenso a Segunda B.
La cara, más que nunca, es el espejo del alma, un estado anímico en línea ascendente, en consonancia con la mejoría de las últimas semanas, traducida, ahora sí, en goles y puntos.
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