Albacete-cádiz cf · la crónica

Nada más allá del empate (1-1)

  • El equipo amarillo sólo suma un punto en un mal partido marcado por las lesiones de Salvi y Álvaro, y encadena ya seis jornadas seguidas sin ganar.

Salvi se retira del campo entre lágrimas tras ser sustituido por lesión. Salvi se retira del campo entre lágrimas tras ser sustituido por lesión.

Salvi se retira del campo entre lágrimas tras ser sustituido por lesión.

El Cádiz sigue caminando con pasos tan cortos que surge el interrogante de si avanza o retrocede. Las victorias de sus perseguidores más cercanos -Oviedo, Valladolid, Osasuna- le obligaba a firmar una alianza con el triunfo en Albacete, pero este equipo no da para más que para transitar punto a punto en los últimos meses. Sumó uno que le sostiene arriba pero no transmite sensaciones de que pueda mantenerse mucho más en los puestos de play-off salvo una reacción inmediata que se pospone cada semana mientras los rivales directos aprietan cada vez más.

Y es que el Cádiz es el único equipo que no gana cuando llega la hora de la verdad. Esa es la realidad que reflejanlos números. Se le olvida vencer cuando es más necesario que nunca y la pregunta es inevitable. ¿Está capacitado para meterse en la fase de ascenso si no es capaz de doblegar a sus rivales, cualquiera que sea su clasificación? Con el de ayer son nueve los empates que cosecha en la segunda vuelta. Son nueve puntos sumados pero por cada uno que avanzaba perdía dos hasta dejar escapar 18.

Los gaditanos no pueden escudarse en las lesiones de Salvi y Álvaro García para encadenar su séptima jornada consecutiva sin ganar. Sin ellos, tampoco vencen en los últimos tiempos. El sanluqueño cayó en la primera parte y el utreano, en el albor de la segunda. En el Carlos Belmonte a lo más que llegaron los amarillos fue a igualar un marcador en contra. Se adelantaron los anfitriones de penalti y de penalti empataron los amarillos antes del descanso. Poco más. En la reanudación, el empuje, que sólo duró un rato, derivó en la nadería, quizás arrastrado por el cansancio.

Cuando la escuadra manchego se colocó por delante, la posibilidad de victoria del Cádiz cayó por los suelos porque nunca ha remontado un partido fuera de casa en toda la temporada y el de ayer al final no fue una excepción.

El libre directo que Dani Rodríguez lanzó alto desde una esquina de la frontal del área antes del primer minuto ejerció de aviso a un equipo amarillo que enseguida se hizo con la custodia del balón ante un rival agazapado en su parcela, como si desempeñase el papel de foráneo, como si se conformase con el empate. En realidad la victoria le urgía más al Cádiz.

Le tocó llevar la iniciativa a los de Cervera, que chocaron contra un muro pese a que en el minuto 5 Carrillo envió el cuero a la cruceta con un certero cabezazo a centro de Rober Correa. Una magnífica oportunidad convertida en un oasis en una primera parte escasa de ocasiones.

La batalla se libró en un centro del campo superpoblado, con un trivote en cada bando encargado de desactivar al contrario. El partido, que prometía al principio, se entregó a los brazos del aburrimiento entre tanta precaución. Nadie era capaz de acercarse a la portería con un mínimo de peligro y además los gaditanos se quedaban sin Salvi antes de la media hora a causa de un pinchazo en la parte posterior de su muslo derecho. El sanluqueño se marchaba sin haber podido desbordar y era relevado por David Barral, ubicado en punta mientras que Carrillo se ocupaba del costado derecho.

El duelo de desaciertos elevó el partido a la categoría de pésimo, indigno de la categoría de plata, con un Cádiz sin llegada que al menos no sufría atrás hasta que en el minuto 39 se veía por debajo en el marcador en el primer penalti en contra que le señalan esta temporada que no podía ser más inoportuno. Un penalti no demasiado claro por un agarrón de Brian al brazo izquierdo de Héctor Hernández dentro del área. El ariete transformaba la pena máxima y cuando parecía que el 1-0 iba a imperar en el descanso, los andaluces reaccionaron con rapidez y empataron en el 45 también desde el punto fatídico. Barral demostró su calidad con una serie de regates a Gálvez en el interior del área hasta que el jugador local pecó de imprudente, tocó al isleño en una pierna y el colegiado decretó penalti. Álex Fernández ejecutó el máximo castigo con un lanzamiento pegado a un poste que permitió a los de Cervera irse al intermedio con el 1-1 que daba cierto respiro.

El árbitro, benevolente, perdonó la segunda cartulina amarilla a Fausto Tienza en el arranque de una segunda mitad que comenzó con malas noticias para los amarillos. Álvaro García, en su única internada por velocidad, sufría un pinchazo muscular que le obligaba a retirarse. El Cádiz afrontaba más de 40 minutos sin sus dos hombres de referencia con la necesidad de completar una remontada de urgencia. Cervera recurrió entonces a su futbolista con más chispa, Alberto Perea. El albaceteño se echó el equipo a su espalda y en el 56 estuvo a punto de marcar con un zapatazo desde la frontal que repelió Tomeu Nadal.

Los amarillos, pese a las ausencias de peso, lo intentaron pero además de estrellarse contra la ordenada defensa manchega se topó con sus limitaciones en ataque. O inventaba una jugada Perea o no había nada más que hacer. Cervera trató de contrarrestar las carencias arriba con un atacante más sobre el césped, Dani Romera, con 25 minutos por delante. El Cádiz enfiló la recta final con todo su arsenal disponible, con tres delanteros y volcados sobre el área contraria. Hasta que llegó la ocasión. La gran ocasión, esa que desea todo delantero, con el balón delante de la portería sin nadie que moleste. Así de fácil la tuvo Dani Romera, que de manera inexplicable tiró fuera -en el 72- cuando lo sencillo era meter dentro del balón.

Apareció después Carrillo, que obligó a Tomeu Nadal a desviar un disparo en el 73. El murciano lo intentó de nuevo dos minutos después con un zurdazo qu se escapó por encima del larguero. El Albacete salió de su cueva en apretó asustó en el 78 con un barullo dentro del área cadista que acabó con el esférico en poder de Cifuentes. Los amarillos se quedaron sin fuelle, dieron la sensación de conformarse con las tablas y fueron los de casa los que apretaron más en los últimos minutos. Todo en vano. Si algo demostraron los dos equipo fue su escasa capacidad en ataque. Y así el empate era inevitable. El punto le valió al conjunto de casa. Al Cádiz, depende de lo haga en la siguiente jornada, pero así lleva semanas y semanas.

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