En abril de 2015 el entonces ministro de Defensa, Pedro Morenés, visitó las instalaciones del Instituto Hidrográfico de la Marina de Cádiz. Al final del recorrido, tras conocer todo el trabajo que allí se realiza desde hace décadas y la cartografía que atesora, afirmó que el Instituto era "una joya", destacando "la importancia para la seguridad y la soberanía de los mares de España" que tenía el trabajo que se hacía en esta institución.

El Instituto lleva en Cádiz desde que se constituyó como tal, en 1943 y ya desgajado del Observatorio de la Marina. La sede original resultó totalmente destruida, en 1947, con la explosión del depósito de minas submarinas que se ubicaba a escasos metros de estas dependencias. La construcción del nuevo complejo se alargó hasta 1955, ocupando hasta entonces el Instituto diversos barracones y viviendas.

El imponente edificio que ocupa un extenso terreno en el barrio de San Severiano es una de las últimas instalaciones que Defensa mantiene en uso en la capital, lo cual es casi un milagro ya que en las cuatro últimas décadas se ha producido un auténtico desmantelamientos de cuarteles, castillos y edificios que estaban en manos de los militares y que hoy tienen un uso puramente ciudadano: varias sedes de la Universidad, incluido su rectorado; colegios públicos; castillos y baluartes que funcionan como centros culturales y turísticos, además del gran parque construido en los terrenos del cuartel de Artillería, vendido al Ayuntamiento hace ahora un cuarto de siglo. Porque, lo cierto, es que la salida militar de la ciudad ha ido siempre acompaña de importantes beneficios económicos para Defensa tras los convenios que ha ido firmando con el Ayuntamiento o la venta de solares para la construcción de viviendas, como pasó en la Avenida.

Durante la elaboración del Plan de Ordenación Urbana actualmente en vigor, el Ayuntamiento se fijó en la extensa zona verde que rodea al Instituto Hidrográfico y que es propiedad de la Armada. Entonces se planteó la posibilidad de integrar este parque en la ciudad conectándolo con el cercano jardín de los Cinco Continentes. La rotunda negativa de Defensa hizo desistir al gobierno local de esta propuesta.

En los últimos meses han sido insistentes los rumores, siempre desmentidos, sobre la marcha del Instituto Hidrográfico y el traslado a San Severiano de la sede de la Subdelegación de Defensa, que ocupa el último edificio militar que queda en la zona de la Alameda. Junto a ello, la Armada mantiene en uso, y sin perspectivas de cierre, la base naval de Puntales. Igualmente sigue en uso la Residencia Militar de Cortadura, una de las que tiene mayor ocupación de todo el país a lo largo de todo el año.

Si finalmente sale adelante la intención de reubicar en este complejo administrativo la sede de la Comisaría Provincial y el cuartel de la Policía Nacional en Cádiz, se abre la posibilidad de aprovechar el extenso espacio del que se dispone y facilitar la instalación, en estos terrenos, del Museo de la Explosión de 1947, promovido por un colectivo de ciudadanos y apoyado recientemente por el Ayuntamiento, y que busca espacio ante la inicial negativa de la Armada de ceder suelo en el espacio natural de este centro de interpretación: junto al lugar donde se produjo la tragedia hace casi 70 años.