Una vida de entrega
Monseñor Antonio Ceballos 49 años de servicio a la Iglesia
Las personas más cercanas al obispo diocesano, Antonio Ceballos, destacan su sensibilidad hacia los más necesitados
"En todo, caridad" (In omnibus caritas) , la frase de San Agustín que figura en el escudo episcopal de monseñor Antonio Ceballos Atienza ha sido el lema de su vida sacerdotal y por eso las personas más cercanas al obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta destacan su especial sensibilidad hacia lo más más necesitados, que ha sido una constante desde que el 29 de junio de 1962 fue ordenado como presbitero en Jaén por el prelado Félix Romero Mengibar.
Fue el 10 de diciembre de 1993 cuando fue nombrado obispo diocesano, en sustitución de monseñor Antonio Dorado Soto, tomando posesión el 29 de enero del año siguiente, y ya entonces manifestó a este periódico que "los gaditanos se van a encontrar con una persona entregada a su misión, con amor y con una firme voluntad de servicio", añadiendo que "me gusta vivir con sencillez evangélica, porque ese es mi camino", así como "trabajar por el Evangelio, la justicia y los pobres".
El paro, la falta de vivienda, la marginación y la emigración han sido sus mayores preocupaciones, además del retroceso de la práctica religiosa de muchos feligreses. desde que llegó a Cádiz procedente de la diócesis de Ciudad Rodrigo, una diócesis de la provincia de Salamanca, diez veces menor, entonces con unos 60.000 habitantes y una población eminentemente rural.
Loli Tirado Sánchez que, junto con Venónica Ligero, se encarga del servicio doméstico de la casa sacerdotal de la calle Arquitecto Acero, donde vive el obispo y otros cuatro sacerdotes, destaca que monseñor Ceballos comienza la jornada a las nueve de la mañana con un desayuno en el que toma fruta y una taza de cereales disueltos en leche.
Loli Tirado, desde 1994 al servicio de la casa sacerdotal, apunta que aunque no es nada exigente para las comidas, reconoce que prefiere el pescado a la carne y también es devoto de la verdura, productos que suelen constituir los menus tanto del almuerzo, que se sirve a las dos de la tarde, como de la cena, a las nueve, que acompañan con agua, excepto días contados.
Uno de ellos fue el pasado lunes, festividad de San Antonio y día de su onomástica, que almorzaron un frito gaditano y ensalada de frutas como entradas, a los que siguieron salmorejo y rollo de pollo a la salsa de puerros, que regaron ese día con vino de Rioja.
Destaca tambien que el obispo nunca protesta y, que al contrario, las felicita por las comidas que preparan y que conoce en el mismo momento de servirlas en la mesa.
Manuel Mateos Castro es desde 1997 el chófer del Obispado y también el responsable de conducir el Citroen C 5 con el que el obispo realiza sus viajes por la diócesis y a veces también fuera de ella. Un coche que tiene dos años y que durante ese tiempo ya ha recorrido casi 220.000 kilómetros, lo que demuestra que el prelado se ha recorrido más de una vez toda la diócesis .
El chófer de monseñor Ceballos afirma que el obispo aprovecha los viajes para escribir sus pastorales y también para rezar, especialmente el rosario, para lo que lleva un CD con los misterios que le permite seguirlos.
Antonio Ceballos generalmente se sitúa junto al conductor, excepto cuando viaja con alguien más, como cuando ha llevado como acompañantes al cardenal franciscano y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo; al arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, José María Rouco, o al obispo jesuita y secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.
Añade que habitualmente en la radio del coche sintoniza la Cadena Cope, incluyendo el programa deportivo Tiempo de juego, ya que es aficionado al fútbol, especialmente del Real Madrid, aunque dice que no se define al respecto, pero que se le nota cuando marca un gol el equipo merengue.
Entre las anécdotas vividas con el obispo durante sus desplazamientos, en los que destaca que siempre le gusta llegar con tiempo de sobra, lo que no siempre consiguen, cita un domingo que iban a La Línea para unas confirmaciones, se confundieron de hora y además olvidaron el móvil.
Al no localizarlos y extrañarse por el retraso los linenes llamaron al Obispado y hasta a la Guardia Civl por si se había producido algún accidente. Al final llegaron, pero con tres cuarto de hora de retraso sobre la hora prevista.
Manuel Mateos afirma que monseñor Ceballos es reservado en lo personal, pero a la vez es una persona preocupada por los demás, sobre todo por los más desfavorecidos.
Por su parte, Juan Jesús López Martín, auxiliar administrativo, que lleva diez años en el departamento de información del Obispado, es la persona que cada mañana, sobre las diez menos cuarto, recoge a monseñor Ceballos en su domicilio y lo acompaña andando hasta el Hospitalito de Mujeres, trayecto que cubren de nuevo en sentido opuesto sobre la una y media de la tarde.
Durante su itinerario por Compañía, la plaza de las Flores y Hospital de Mujeres dice que hablan sobre todo de temas de actualidad de la ciudad y los lunes de liga sobre el resultado del Cádiz C.F., así como de los del Real Madrid y el Barcelona, aparte de preguntarle siempre por su familia.
Destaca que el obispo es muy sensible al sufrimiento de los demás, a los que no tienen trabajo o vivienda, y lo pasa mal cuando le llegan esas situaciones, que suelen ser frecuentes en la provincia con más paro de España.
Como casi siempre realizan el mismo camino dice que ya por la mañana hay gente esperándolo para pedirle una limosna, que él les aporta de su pecunio personal y con generosidad, la misma operación que se suele repetir al volver.
Sin embargo le agrada que la gente lo pare por la calle para saludarlo, porque entiende que lo consideran como algo suyo, resalta Juan Jesús López, que el lunes volverá a Arqutiecto Acero para acompañarlo.
Los tres saben que don Antonio está a la espera de que Roma nombre a sus sucesor y mientras que no llega siguen disfrutando de su bonohomia y, fiel al lema de su escudo espiscopal, diseñado por su amigo Rufino Almansa Tallante, párroco de La Iruela (Jaén), con el que compartió el seminario jiennense y que el próximo día 29, como él, cumplirá también los 49 años de su ordenación sacerdotal.
AGRADECIMIENTO: Para la elaboración del reportaje ha sido fundamental la complicidad de los sacerdotes Rufino Almansa Tallante y Guillermo Domínguez Leonsegui, vicario general de la diócesis de Cádiz y Ceuta.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía