Ser universitario cuesta

Estudia cuarto de Medicina. Es buena estudiante. Va curso por curso. No arrastra asignaturas, pero sí la presión por la incertidumbre de no saber si podrá seguir estudiando el próximo año. ¿Cómo hacer frente a una matrícula de 900 euros cuando en casa sólo entran 400 euros al mes procedentes de una ayuda familiar? 400 euros a los que hay que restar 300 para el alquiler.

Daniela Reiss Varas y su madre sobreviven (o malviven) con cien euros mensuales y alimentos que reciben de Cruz Roja y Cáritas.

La estudiante, de 23 años y de nacionalidad alemana, se desahoga relatando su caso. Explica que este curso no ha podido optar a la beca de carácter general y de movilidad del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte porque, al ser extranjera, uno de los requisitos que le exigen es demostrar que sus sustentadores o ella misma trabajó en España el año anterior al de solicitud de la beca. "Aun siendo miembro de la Unión Europea, me piden ese requisito para solicitar la beca, pero mi madre no trabajó en 2011, ni yo tampoco. Mi madre ha estado dos años cobrando el paro, pero ahora ni eso... y no le está resultando nada fácil encontrar trabajo. De vez en cuando limpia alguna casa... Y para mí es incompatible compaginar la carrera de Medicina y un trabajo. Si quiero ir curso a curso para que la matrícula no se me dispare, tengo que estar al día con mis estudios".

Eso sí, en apenas tres meses, buscará trabajo. No le queda otra. Daniela ha pedido un aplazamiento del pago de los 900 euros de la matrícula hasta septiembre, y tiene intención de recaudar ese dinero durante el verano. "Cuando termine el curso, me marcharé a Alemania para trabajar allí y poder así ahorrar el dinero necesario para pagar la matrícula. Trabajar aquí es imposible. El paro juvenil alcanza ya en España el 60%...", apostilla.

La universitaria, que lleva nueve años residiendo en España, se queja de las políticas de austeridad y de los recortes. "No es justo que los ciudadanos estemos pagando los platos rotos de esta crisis económica que han provocado banqueros y políticos. Y es muy triste que, con medidas como la subida de tasas universitarias o el aumento de requisitos para la obtención de becas, se estén cargando a muchos jóvenes que son el futuro del país". "Conozco a compañeros -agrega- que han tenido que paralizar la carrera porque no podían seguir pagándola, y se han puesto a trabajar sin saber si algún día retomarán los estudios. Eso es muy triste".

También le produce tristeza que las autoridades competentes no tengan en cuenta la extrema situación que están viviendo muchos de los estudiantes que, como ella, solicitan becas ante la imposibilidad de costearse los estudios. "Todo el mundo debe tener derecho a una educación gratuita y de calidad. Hay mucha gente que, como yo, quiere estudiar pero, ¿cómo pagar una matrícula cuando no tienes dinero para la comida? ¡Ni para comer ni para nada!".

Daniela reconoce que está viviendo con ansiedad su precaria situación económica. Aunque es "buena estudiante", como ella misma se define, le puede la presión de no fallar en sus estudios. "¡No me puedo permitir ni suspender!". Comenta que una asignatura que en primera matrícula le cuesta 70 euros, en segunda matrícula supera los 200 euros. "Tengo compañeros que, por arrastrar asignaturas de cursos anteriores, han tenido que afrontar este año una matrícula de 4.000 euros, y sin beca. ¡Es una barbaridad!".

El vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz y un vicedecano de la Facultad de Medicina están al tanto del lamentable caso de Daniela. "Es cierto que están sensibilizados con mi situación, pero no saben cómo darle salida. La UCA, de momento, no puede hacer nada, porque el vicerrector de Alumnos me explicó que desde hace un par de años no reciben del Gobierno la cuantía que destinan a ayudar a alumnos con dificultades económicas. Además, tampoco podría percibir nada, pues al ser extranjera me exigen el mismo requisito que para la beca del Ministerio", comparte con desánimo.