"Ella es siempre el mejor antídoto"
El fraile dominico Juan Franco Pérez pronunció el pregón a la Virgen del Rosario, en Santo Domingo
"Y así, porque Ella lo quiso, pregonero de su nombre en este Cádiz, que dejo de ser Cádiz para ser Rosario de un mascarón que lleva tu figura como un relicario…". Así inició el fraile dominico gaditano Juan Franco Pérez su pregón a la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, en la víspera de su fiesta.
El acto, que abrió con un Ave María la cantaora Ana Franco, se celebró en la iglesia de Santo Domingo, situándose ante la imagen en su paso, en el presbiterio, el prior del convento, el dominico Pascual Saturio, los marianistas Ignacio Sánchez Galán y Luis Castro, y el canónigo José Carlos Muñoz. La Corporación Municipal estaba representada por los ediles José Macías, Jesús Tey y Clara Posada y junto a los mismos ocuparon lugar destacado en el templo la presidenta de la archicofradía del Rosario Pilar Márquez y el presidente del Consejo de Cofradías, Miguel García.
Juan Franco, que pidió la bendición a su superior antes de tomar la palabra, aludió a su situación de recién profeso en la Orden de Predicadores para afirmar que la Virgen había querido que la pregonara con el hábito blanco y que también de Ella dependía que volviera a ese altar dentro de tres años, para lo que su madre de la tierra, Carmen, guardaba ya el corporal y el purificador para la primera misa, para aludir luego a su experiencia personal de los tres años pasados en Madrid estudiando Teología.
El pregonero se centró luego en su barrio de Santa María, citando a su primo José Luis Figuereo "El Barrio", así como a vecinas e industriales del mismo, sin olvidar al Nazareno, para dedicar a continuación sus primeros versos a la Virgen que lo custodia, lo que hizo extensivo a toda la ciudad.
Después de saludar a las autoridades y representaciones presentes en el santuario, junto a sus familiares y amigos, se dirigió a su presentador, su primo Miguel Ángel Franco, actual vestidor de la imagen, al que dijo que entregaba el legado que él recibiera en su día de Charo Cubelo.
Después recordó una vez que paso por el manto de la Virgen a una pequeña enferma de nombre Rosario, a la que calificó como uno de los ángeles que la rodean , para resaltar seguidamente en otro verso "que los tiene a docenas".
Fray Juan Franco pidió perdón a Cádiz en nombre de los dominicos, "por si en algún momento te fallamos", añadiendo que "también te digo que no dejamos de amarte , solar dominicano en donde la Virgen reposa" y, en alusión a determinadas incomprensiones a su labor, apuntar que "sólo me quedo con tu mirada, que fue la que siempre nos condujo".
Remató más adelante citando por sus nombres a los "miembros de la familia más íntima de la Patrona", a la que pidió finalmente que "no te olvides Madre de esta tierra que siente hoy más que nunca como algunos fanfarrones quieren borrar las huellas de nuestra estirpe, que es la tuya".
Juan Franco concluyó con vivas a la Virgen del Rosario y al convento, así como a Cádiz y a los gaditanos.
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