Ramón Reyes, presidente de la Asociación contra el Cáncer: “Hay que proteger a los menores de la adicción al tabaco”
El dirigente de la entidad social pone el acento en el anteproyecto de la ley antitabaco para seguir reduciendo la incidencia del cáncer en España
Campaña contra el cáncer: ponerse en la piel de uno mismo
El bioquímico aragonés Ramón Reyes es desde hace cinco años el presidente nacional de la Asociación Española contra el Cáncer, una pujante y dinámica entidad que trabaja incansablemente en todo el país con el objetivo de atender lo relacionado con esta enfermedad, que es la primera causa de muerte en España. Reyes, que ha visitado la sede de la asociación en Cádiz, ofrece en esta entrevista algunas claves del presente y el futuro de la acción contra el cáncer y hace un serio llamamiento a proteger a los más jóvenes de los nocivos efectos del tabaco.
Pregunta.–Es usted presidente de una asociación muy activa, que no para. Será porque el cáncer tampoco se detiene.
Respuesta.–El cáncer desafortunadamente sigue creciendo. El cáncer está ligado fundamentalmente al envejecimiento. Entonces se van produciendo errores, con el tiempo esa maquinaria empieza a tener fallos y aparecen más cánceres. Pero desde 1998, más o menos, ha habido un incremento de cánceres, casi del 80% en personas menores de 50 años. Y cánceres muy complejos. Cada vez se hace más importante investigar lo que se llama el exposoma, cómo influyen todos los elementos externos en nuestras células y en nuestro organismo: los microplásticos, las hormonas con las que nos están tratando los alimentos, los aditivos. Evidentemente, tiene que haber una razón. El cáncer está subiendo muy fuerte en personas menores de 50 años. Y, por consiguiente, tenemos que trabajar más que nunca. No hay que parar.
Y estamos viendo que el cáncer está perdiendo foco en la agenda política, y eso no puede ocurrir. En Europa se están discutiendo los presupuestos para el periodo 2028 a 2035, y ahí aparece la salud vagamente mencionada porque se habla de defensa, de migraciones, de medio ambiente, pero no se habla, o muy poco, de salud, y no se habla de cáncer.
P.–Hay trabajo por delante.
R.–Es la primera causa de muerte en España y en casi todos los países europeos. Así que tenemos que seguir trabajando, y hacerlo en algo que es fundamental para nosotros, que son las desigualdades. El cáncer produce desigualdades, y no es lo mismo tener un cáncer, o sea las oportunidades de ser abordado, en Croacia o en España, y dentro de España no es lo mismo en una población que en otra.
Es importante que cualquier persona que se diagnostique de cáncer sepa que tenemos una serie de servicios en la asociación a los que puede acudir gratuitamente. Y puede hacerlo por los socios que nos están dando el dinero y por los voluntarios que nos están dando lo más preciado que tienen, que es su tiempo.
P.–La asociación tiene tres patas generales: atención, prevención e investigación. Como no se trata de echar a pelear las tres, ¿cómo se afronta ese equilibrio?
R.–No es que sea un equilibrio, desde la Asociación Española contra el Cáncer se aborda integralmente. Es decir, abordamos desde la prevención hasta la investigación, y acompañamos al paciente en todo su recorrido, hasta su curación, o su cronificación, o un desenlace que sea no deseado, paliativos o lo que sea. Entonces, ¿cómo haces para abordarlo de esta integridad? Tenemos una doble palanca, una es la prevención para que haya menos casos, y la prevención secundaria para que se detecte antes. Y la otra palanca es subir la supervivencia. Con lo cual tienes la prevención y la investigación. Ahí es con lo que puedes controlar lo que ocurre con el cáncer.
Luego, en medio, están las personas a las que prestamos la atención. Estamos con los pacientes, con sus familiares, para disminuir el impacto del cáncer, que es brutal.
“Sabemos que el tabaco es el primer causante de muertes por cáncer en el mundo”
Respecto a la prevención, sí sabemos que el 40 o el 50% de los cánceres son evitables con medidas o formas de vida diferentes. Sabemos que el tabaco es el primer causante de muertes por cáncer en el mundo. Por consiguiente, tenemos que abordar el tabaco. Luego está la obesidad, el alcohol, todo lo que tú quieras; pero el tabaco tiene una incidencia directa, como el sol. Mueren por tabaquismo 173 personas al día en España, no por cáncer, sino por otras patologías relacionadas. Por consiguiente, cuando hablamos de prevención, sí hay que establecer prioridades.
P.–Ahora se ha conocido el anteproyecto de ley antitabaco. ¿Qué espera de su tramitación hasta acabar en ley?
R.–Vamos a trabajar con los partidos y con el Gobierno. Nosotros hemos trabajado ya con el Ministerio de Sanidad en la elaboración de esta ley. Y esta ley ha salido recortada en tres puntos que son importantes. Pero más que esperar, lo que queremos es trabajar con todos ellos. Empieza un periodo de actividad muy fuerte con los partidos políticos, con la población. Porque, al final, es un problema de voluntad política, y vamos a trabajar para que salga íntegro con esos tres puntos que faltan.
P.–¿Qué puntos son?
R.–Uno, el empaquetado genérico, que los paquetes de tabaco no sean distintivos, que no tengan colores, que no sean atractivos... Dos, que se modifique la fiscalidad: somos el estanco de Europa. El tabaco aquí cuesta del orden de cinco euros. En Francia vale una cajetilla doce. Y en Inglaterra vale diecisiete libras. Y la manera de hacerlo es encarecer los impuestos. Además, y eso ya lo hemos discutido con el Ministerio de Sanidad, ese diferencial de impuestos no iría a algo vago, sino que iría a financiar las medidas de deshabituación de la población, que todavía hay ocho millones y medio de fumadores en España, un millón y medio de los cuales están en Andalucía.
Y el tercer punto que tenemos que conseguir es una regulación en torno a los vapers, de cara a niños y adolescentes, y que se vendan en un único sitio, donde tienen que estar todos los productos que llevan a la adicción, y la adicción es una enfermedad que, en el caso del tabaco, mata al 50% de las personas que la tienen. Tenemos que conseguir que todos esos productos se vendan en un único sitio, porque es la única forma de poderlo controlar.
P.–¿Teme que haya conflicto de intereses con algún sector económico?
R.–Va a haber conflicto de intereses con seguridad. Ya con la ley antitabaco de 2010, que por cierto consiguió bajar el porcentaje de fumadores, se armó el mayor lío del mundo. Y las medidas que estamos proponiendo ahora no son ocurrencias, sabemos que funcionan y que han funcionado en otros países. Y la prevención del tabaco empieza por el segmento más vulnerable ante estas cosas, los adolescentes y los niños. Es muy fácil meter una adicción y ahí es donde están invirtiendo decenas de miles de millones las tabaqueras, en desarrollar estos productos, los vapeadores, con formas atractivas, los tabacos sin combustión; todo eso, porque eso es la forma de crear una adicción.
“En la asociación tenemos unos servicios gratuitos gracias a los socios y los voluntarios”
La clave es la adicción. La adicción es una enfermedad. No podemos permitir que haya nada que lleve a una adicción que sabemos que, en el último término, va a matar al 50%. No lo podemos permitir. Hay que proteger a los menores de la adicción al tabaco.
P.–La ley parece que pone el foco en los espacios públicos, como terrazas de bares o los deportes.
R.–Pero no están las playas. En Mallorca, por ejemplo, hay playas donde está prohibido fumar, pero quitan el cartel. Tiene que haber una vigilancia para que se cumpla una medida que también previene el impacto ambiental. Todos estos dispositivos, y sobre todo los de un solo uso, tienen pilas de litio, tienen una basura contaminante fortísima.
Lo que no se puede es coartar la libertad de las personas, pero en ningún sentido. Yo no puedo coartar tu libertad en el sentido de que te tengas que tragar mi humo, y si tú quieres fumar en tu casa lo que te dé la gana, tú sabrás. Mi deber es informarte de las consecuencias. Y proteger a las personas desprotegidas.
P.–Desde su asociación se defiende que no se busca arrinconar al fumador, sino proteger la salud pública.
R.–No se trata de arrinconar al fumador, aunque la consecuencia sea limitar el uso público. Pero el objetivo es fomentar la salud pública y proteger ante algo que tiene un coste en vidas humanas. Fumar en público es coartar la libertad de las personas que no están fumando. Hay ocho millones y medio de fumadores: ¿qué pasa con el resto? ¿El resto se tiene que tragar el humo de estas personas? Pues no, evidentemente, no es un problema de libertad, es un problema de protección, es un problema de civismo.
P.–Su asociación insiste mucho en la desigualdad ante el cáncer, que no es lo mismo que se viva en un lugar u otro. ¿Qué hacemos para que el cáncer, en ese sentido, no sea una especie de lotería?
R.–Eso se refiere, sobre todo, a la proximidad de los centros de excelencia. No es lo mismo si tienes que desplazar 200 kilómetros... Nosotros estamos para cubrir eso. Tenemos, por ejemplo, acuerdos con hoteles o pisos y residencias para las personas que se tienen que desplazar. Lo cubrimos gratuitamente porque tenemos la aportación económica. El 93% de nuestros ingresos provienen de los socios. Aquí, en la provincia de Cádiz, tenéis 13.000 socios. Entonces, esa inyección económica es la que nos permite dar todo esto gratuitamente. Y aquí tenéis 600 voluntarios, que nos permiten liberar tiempo del cuidador.
P.–¿No se deberían cubrir con recursos públicos?
R.–Bueno, sí, pero mira, es que el Estado no lo puede cubrir. Ni nosotros tampoco. O las autonomías. No, el cáncer es algo tan complejo, tan costoso, que nos afecta a todos en tantas facetas, que no lo puede abordar nadie solo. Poco a poco hay que ir integrando cada vez más servicios esenciales. Pero es un trabajo de todos. De los empresarios, por ejemplo, en cuanto a la reintegración de las personas con cáncer en el trabajo, que afortunadamente cada vez es mayor el número al aumentar la supervivencia.
Es muy complejo y es costoso, por eso, pensar que el Estado o las autonomía nos tienen que dar todo. Nuestra razón de existir es cubrir aquellas cosas que la Administración pública no puede cubrir. O que no ha visto la necesidad. Por ejemplo, la asociación empezó trayendo las bombas de cobalto, las mamografías, dando las cosas que no estaban cubiertas por el sistema, que para eso tenemos los fondos que nos da la sociedad civil. Y eso, poco a poco, ya se fue introduciendo en el sistema sanitario. Como está pasando con la psicooncología. Tenemos 400 psicólogos en todo el país, con la esperanza de que cuando sea posible, se vaya integrando en la cartera de servicios públicos que se va dando. Lo que nosotros tenemos que hacer es asegurar que todas las personas tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades de acceder a los máximos servicios.
P.–¿Y cómo pinta el futuro? Cada vez los pacientes se curan más.
R.–Hemos pasado de hace 30 o 40 años, cuando de cada cuatro personas diagnosticadas de cáncer sobrevivía una, a este momento en el que ya tenemos un 60% de supervivencia. Nosotros tenemos un objetivo para el año 2030: conseguir el 70% de supervivencia. ¿Cómo lo estamos abordando? Pues con investigación, por supuesto. Y dando cantidades enormes de dinero para proyectos de investigación de cánceres con supervivencia baja. Por ejemplo, proyectos de 10 millones de euros cada uno para los cánceres de pulmón e hígado. Diez millones es una enormidad en proyectos de investigación. Y, además, son proyectos que lo que hacen es propiciar que haya redes de atención e investigación en todo el país. La condición para dar estos proyectos, aparte de que sean cánceres de baja supervivencia, es que como mínimo tienen que tener investigadores en cinco regiones, no comunidades. Y estos proyectos están en 20 y hay unos 350 investigadores.
Tenemos que tener una red, porque ahora lo que viene de Europa son estos centros de referencia, y queremos que, para 2030, todos los cánceres sean remitidos y vistos en una misma red de experiencia. Pero eso requiere otra cosa, que es un registro de cáncer, que no tenemos registro nacional de cáncer y ahí estamos peleando también. Hay muchas cosas que, además, se van consiguiendo. Si todos tenemos la voluntad de trabajar juntos, se van consiguiendo. Y ahora lo del tabaco: la sociedad tiene que entender que esto no son ganas de coartar la libertad de nadie.
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