Hay 25.000 gaditanos mayores de 16 años de edad con la Primaria incompleta o sólo con el certificado escolar. Los informes que se elaboraron en su día para conseguir la Edusi alertaron del caos formativo en los barrios más degradados de la ciudad. Muchos de los colegios públicos se las ven y se las desean para cubrir plazas cada año, en edificios que reclaman mejoras inmediatas.

La educación pública necesita de forma urgente inversiones millonarias en Cádiz. Es inadmisible que cierre otro centro público, como la Institución Provincial, sin que se adopten medidas para evitarlo. Hay que recuperar el proyecto que lanzó en su día la Junta socialista de construcción un gran complejo de infantil hasta bachillerato en los terrenos de San Severiano, como forma de poder competir con la poderosa educación privada-concertada de la ciudad. El mismo PSOE se olvidó de este plan que también ha sido ignorado por el gobierno de PP-Cs.

Hay que sacar adelante una fuerte inversión que salve la brecha digital, que se ha dejado notar en los meses de confinamiento y en la imposibilidad de muchos niños y niñas de seguir las clases desde sus casas ante la ausencia de medios telemáticos.

Hay que desarrollar programas intensos y extensos de refuerzo educativo entre quienes lo necesitan y, a la vez, formar a los padres y madres que deben de entender lo esencial que es una buena formación para sus hijos.

La apuesta por la formación profesional debe prepararnos a la hora de poder responder a futuras demandas laborales en la Bahía y quitarnos, de una vez por todas, el estigma de trabajadores sin la preparación adecuada. La hostelería con personal bien preparado es, también, una garantía.

Cádiz debe apostar también, de forma decidida, por una Universidad más potente.

La apuesta por un nuevo Campus en la capital, el reforzamiento en Jerez y en el Campo de Gibraltar, son buenas referencias que, desgraciadamente, pueden chocar con una financiación limitada en tiempos de pandemia. Ahí está el ejemplo del incierto futuro de la Facultad de Ciencias de la Educación, en Valcárcel.

Un ejemplo del camino a seguir es el excelente funcionamiento del Cei-Mar, como universidad internacional comandada por Cádiz. Hay que ser ambiciosos y apostar por determinados estudios en los que podamos ser referentes, o por lo menos, acercarnos a ello.

Aquí nos encontramos con la lenta decadencia en la que está Medicina. La joya de la corona de la UCA es ahora uno de los centros de estudios médicos peor valorados en todo el país. En estos tiempos en los que la sanidad vuelve a estar en el centro de atención de todo el mundo, es el momento de dar un cambio en sus planes de estudio, en su modelo de enseñanza y en la necesidad de atraer a nuevos catedráticos que fortalezcan su claustro.