Ramón Gómez Gallardo 'El Millonario'. Comerciante

"El pollo de goma es todo un clásico, lo sigo vendiendo"

  • Lleva más de tres décadas vendiendo los artículos más disparatados en su tienda de la calle Barrié, un santuario para los guasones de la provincia.

EN medio de una jungla impenetrable de artículos vario pintos, desde disfraces hasta bombas fétidas o pollos de goma, asoma el rostro amable de Ramón Gómez Gallardo. Dicho así poca gente conocerá a este viñero de 57 años, pero si aclaramos que tras ese nombre tan formal se encuentra el dueño del Millonario, comercio mítico del Cádiz más guasón, las dudas se despejan. Tras casi cuatro décadas al pie del cañón en la calle Barrié, Ramón cuenta al Diario algunos de los secretos del templo de los bromistas de la provincia.

-¿De dónde viene eso de El Millonario?

-De mi padre. Era su apodo y cuando montó esta tienda le puso ese nombre.

-¿Entonces nunca le ha tocado la primitiva ni la tienda es para despistar no?

-Nada, nada. Mi padre abrió hace décadas esta tienda de Barrié, y en la calle Compañía teníamos otra tiendecita.

-¿Cómo empezó su padre en el mundo de los negocios?

-Pues arrancó con un carrito, vendiendo sus cositas, chucherías, frutos secos, en la puerta de los cines. Luego ya montó esta tienda y por herencia me la quedé con el mote también, porque hasta mis amigos me llaman Millonario.

-Hay que ver la de horas que pasa usted aquí Ramón.

-Digo. En Semana Santa estoy aquí hasta las tres o las cuatro de la mañana. Hasta las siete estuve el otro día, hasta que no pasó El Perdón por Novena. Y en carnavales igual.

-¿Cuál es el horario de la tienda?

-Pues el normal de un comercio, pero si hay gente en la calle, si hay alguna fiestecita pues hay que aprovecharlo para buscarse algún dinerillo, así que si hay que quedarse hasta más tarde pues no pasa nada.

-¿Cuántos años lleva abierta esta tienda Ramón?

-Pues esta en concreto desde el año 82, va a hacer 34 años. Pero mi padre empezó desde que era un chaval, con un canasto en la puerta de los cines como te he dicho antes, con un carrito después, siempre buscándose la vida. Hasta que pudo montar varias tiendas, lo que pasa es que al final sólo nos hemos quedado con esta.

-¿Tiene más hermanos?

-Sí, pero todos se han dedicado a otras cosas. La estirpe de comerciante sólo ha permanecido conmigo.

-¿Y la gente no se extraña cuando lo ven abierto a las dos de la mañana?

-Jejeje...Sí, me dicen, ¿qué haces abierto con la hora que es Millonario?

-¿Y compensa la caja que hace?

-Pues mira, muchos días no, pero yo digo que es por echarle un pulso a los chinos, jajaja. A ver quién puede más. Es una porfía que tenemos entre nosotros. Hay que luchar. No, en serio, mientras que haya gente en la calle algo se vende. Además, la tienda es casi una atracción, porque muchísimos turistas se paran, me hacen fotos, lo ven como algo muy pinturero, de Cádiz, muy clásica, rarilla ya digamos, y se ponen en la puerta a preguntarme cosas. La gente de fuera se queda extrañada.

-Pero Ramón, el día que tenga que hacer inventario se volverá loco ¿no? ¿Cómo es usted capaz de ordenar lo que tiene aquí?

-Hombre, pues porque aunque parezca que está todo desordenado yo sé donde está cada cosa. Tiene un orden para mí, porque siempre están en los mismos sitios. Cuando se agota un artículo pues en cuanto que se repone va al mismo sitio, de lo contrario sería imposible encontrarlo.

-¿Y a quién le compra usted todas estas cosas?

-Pues, tengo casas de broma a las que compro desde hace décadas, la mayoría de Barcelona. Artículos de carnavales también, proveedores de fuera sobre todo. De toda España pero sobre todo Cataluña, Aragón, Madrid, Valencia... Los representantes vienen y yo les encargo mis cositas.

-Debe ser rentable la tienda para llevar tantísimos años abiertas.

-Claro. Hasta ahora no me ha ido malamente. Estos últimos años está la cosa más paradilla, pero bueno, se gana algún dinerillo para ir viviendo.

-Antes lo comentaba en tono de broma, pero ahora ya hablando en serio, que diría el Selu, ¿ha notado la proliferación de comercios asiáticos, de las llamadas tiendas de Todo a cien?

-Claro. Eso se ha notado. Yo vendía aquí muchos juguetes que hoy en día no salen como antes. Antes nosotros éramos de los pocos en Cádiz que vendíamos ese tipo de juguete económico. Estábamos nosotros, también el Bazar El 95, y poco más. Pero ya llegaron las tiendas de los 20 duros y han hecho una competencia feroz que nos ha quitado bastante. De hecho hay muchas tiendas que han cerrado, de regalos, droguerías, perfumerías...

-¿Ramón, siempre ha trabajado usted aquí solo? ¿No ha tenido nunca un ayudante?

-No. Esto es muy tranquilito, y muy chico además. Si aquí apenas si hay sitio para mí (se ríe).

-¿Cuál es la mejor época para el negocio?

-Pues en carnavales sobre todo. En Semana Santa también alguna cosita, pero tampoco es una fiesta de mucho gasto.

-¿Y la época que no es fiesta en Cádiz cómo se va defendiendo?

-A duras penas...jaja..Hay días como hoy por ejemplo que no he sacado ni para pagar la luz, pero bueno, hay días más buenos y se van compensando.

-Pero hay que ver Ramón que tiene aquí de todo... desde camisetas del Cádiz hasta pasos de Semana Santa o bombitas de peste... vaya mezcla.

-Aquí hay de todo. Esto es un poco también como un bazar oriental jajaja. En verano vendo cositas para la playa, en Semana Santa vendo hasta martillos de capataces para los niños, pasos, imágenes; en Navidades cositas para los belenes, adornos, disfraces de pastorcitos... Me voy adaptando a las fechas. Y la gente en Cádiz sabe que lo que busca lo puede encontrar en el Millonario, son muchos años ya. Viene gente hasta desde los pueblos, porque lo que no lo encuentren aquí es que no lo hay.

-¿Nunca ha pensado en cambiar de ubicación la tienda?

-No, porque este local es mío, lo compré en su día y durante estos años atrás no me ha ido mal. Aunque es verdad que la crisis se ha notado, y más en Cádiz. Viene la gente cortita. Hay gachones que vienen hasta regateando.

-Es usted uno de los comerciantes más antiguos de Cádiz.

-Antiguo me voy quedando ya, sí. Pero es verdad que hay pocas tiendas que hayan subsistido durante tantos años.

-Le voy a contar una anécdota Ramón. Hace años, unos compañeros del Diario fueron a cubrir un partido del Cádiz en Albacete. A la vuelta pararon en un restaurante de carretera a comerse un plato combinado con algunos hinchas, entre ellos Juanlu Cascana, que al ver el flamenquín tan chungo que le habían puesto con un huevo frito llamó a la camarera, de Albacete ella, y le preguntó muy serio: Niña, ¿este flamenquín qué es del Millonario?

-Jajajaja....me lo creo. Es que yo aquí vendo jamones de plástico, pollos de goma, huevos de broma...

-Se va a hacer famoso en media España.

-Ojalá. No vendría mal.

-¿Y todavía hay gente que compra bombitas de peste? Qué antigüedad ¿no?

-Digo, todavía. La casa que las fabrica tiene más de 70 años.

-Tiene guasa trabajar en esa fábrica ¿no Ramón?

-Ojú. Seguro. Pues nosotros llevamos comprándole más de 40 años y se vende. Ahora, el pollo de goma es clásico, lleva 40 años siendo de lo más demandado.

-Qué age. Vamos, igual alguno de sus pollos está más fresco que otros que venden por ahí.

-Pues no sabría yo qué decirte, jajaja. Esta tarde precisamente ha entrado un chaval y se ha llevado bombitas de pestes y polvitos pica pica para estornudar.

-Qué clásico. Alguno que yo conozco ha llegado a tirarlos hasta en una boda. Una monería gaditana.

-¿En una boda? Pues seguro que los compró aquí.

-Pues hubo gente que se acordó del Millonario, Ramón, se lo juro.

-Jajajaja.

-¿Dónde nació usted?

-Pues en La Viña. Y sigo viviendo allí. Yo siempre había vivido en la calle San Rafael con mis padres, pero ya cuando me casé me fui justo detrás del Hospital Mora.

-¿Nunca le dio por otra cosa, por estudiar nada?

-No, porque como mi padre tenía este negocio y yo ví que podía subsistir con él pues para qué me iba a meter en otra historia. Yo estuve con él trabajando desde chavalito, también nos dedicábamos a llevar chucherías al por mayor y eso.

-Ese hombre de la fotografía que tiene detrás del mostrador con su carrito será su padre imagino.

-El mismo. Ahí está.

-¿Qué cambio ve en el comercio de Cádiz desde la época en que usted empezó?

-Pues el comercio clásico se está perdiendo. Hay muchas franquicias, cadenas internacionales, y la sustancia se va perdiendo, podría decirse que estamos en decadencia. Yo he notado un cambio muy grande.

-¿Cuántos años le quedan para jubilarse?

-Pues ocho todavía.

-Tela. ¿Y qué va a hacer cuándo se jubile Ramón? Si lleva toda la vida aquí.

-Bueno, tengo pensadas algunas cositas. Yo también tengo una niña y el día de mañana, tal y como están las cosas, pues igual se mete aquí y yo la ayudaría a llevar el negocio, la guiaría un poco.

-Mejor así, porque en esta tienda cualquiera se pierde y luego a ver quién la encuentra.

-Hombre, la tienda tiene su profundidad. Tiene su despachito chiquitito, pero dentro es grande. Mi niña está estudiando y ahora mismo no quiere esto porque sabe que esto es muy sacrificado, pero bueno, al menos esto puede ser una tabla de salvación si hace falta. Si no le sale otra cosa el día de mañana pues al menos tiene algo seguro.

-¿Y vienen autores de carnaval conocidos a comprarle sus cositas?

-Sí que vienen, hombre disfraces no, pero algunos complementos, gorritos, pelucas... mira, esta gente del Selu estuvo hace unos días aquí para llevarse gorros de 'Los enteraos'. Los disfraces no porque tienen su gente que se lo hace.

-¿Qué le gusta más, la Semana Santa o el Carnaval?

-Pues me gusta todo. Yo soy muy de Cádiz, ya te digo. Hasta las Navidades, que son muy bonitas y en las que también vendo bastante.

-Lo bueno del Millonario es que en Cádiz hay muchas fiestas, porque esta tienda en Cuenca a lo mejor llevaba cerrada ya varios lustros ¿no Ramón?

-Seguro. Porque yo voy buscando lo que la gente necesita en cada momento: Navidad, Carnaval, Semana Santa, veranito...

-¿Y los cruceristas se dejan la manteca en el Millonario?

-Algo, pero no mucho. Se paran, miran pa dentro, se hacen la foto, pero bueno, dan ambiente y algún que otro gorrito y recuerdo compran. Algo da. Y en veranito se anima la cosa.

-Con lo gaditano que es usted, ¿se imagina viviendo en Londres? ¿Un gaditano que muere en La Caleta tan lejos por culpa de no encontrar trabajo en su tierra? Tiene que ser muy duro ¿no?

-Durísimo. Yo lo valoro pero creo que no sería capaz de irme de aquí. Yo no soy muy aventurero jajaja. Las criaturas jóvenes que se van al extranjero, chavalas que se van a Inglaterra, a América...ufff. Para mí es penoso tener que irte de tu tierra buscando las papas. Yo aprecio la valentía que tienen porque ya te digo que yo sería incapaz de irme a la aventura como se van algunas criaturas. Hay que tener valor para hacerlo.

-¿Y cuando aparece aquí algún guachisnai y le habla en inglés cómo se entienden Ramón?

-Pues por señas, jajajaja. Nos entendemos por señas. Me hace así en la cabeza y yo le digo, ¿un gorrito?, y él, ok, ok, jajaja. Pero vamos, que vienen muy preparados los turistas, ¿en? Algunos vienen tan puestos que te piden hasta descuento.

-¿Qué me dice?

-Lo que oyes. Ayer vino un francés por dos delantales que costaban seis euros y me dijo que me daba cinco. Hijo de su madre. Qué preparación io.

-La globalización Ramón. Esto es culpa del euro. Con la peseta no te vacilaba a ti un franchute.

-Y tanto. Con la pesetita lo teníamos todo más controlado. Ahora ya me cuestan las cosas más caras y entonces yo tengo que venderlas también a un precio más elevado. El euro ha subido el nivel de vida. Hombre, también tiene su cosa buena, porque antes llegaba un alemán aquí y compraba un chalet por dos pesetas.

-¿Y tiene que lidiar con mucho patosito gracioso que se cuela aquí a las dos de la mañana?

-Alguno hay, pero bueno, uno ya es veterano en esto y saca el capote para torearlo lo mejor que se puede. Yo tengo habilidad para eso, con mucha tranquilidad pero se le despacha sin alterarse. Gracias a Dios no he tenido problemas nunca. Lo único que espero es poder jubilarme aquí.

-Y yo Ramón. Porque Barrié sin El Millonario no es Barrié.

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