La Policía Local de Cádiz patrulla por la movida nocturna

Los ángeles de la guarda del botellódromo

  • Diario de Cádiz patrulla con el grupo Charly de la Policía Local durante la celebración del final de la selectividad, que congregó a unas 1.700 personas

Dos agentes patrullan por la Punta de San Felipe

Dos agentes patrullan por la Punta de San Felipe / Joaquín Hernández 'Kiki'

La selectividad significa el cierre de una etapa importante para los estudiantes. Esta prueba determina el futuro de muchos jóvenes a corto y medio plazo ya que de ella depende el acceso a un grado. Tras muchas horas de estudio y tres días de nervios y tensión, los futuros universitarios solo pensaban el pasado jueves en disfrutar. Para que pudieran hacerlo, era indispensable contar con un entorno seguro tanto por su bien como por el de sus padres.

El grupo Charly de la Policía Local de Cádiz monta todos los fines de semana del año un dispositivo permanente de seguridad en la Punta de San Felipe para evitar que se produzcan reyertas tanto en el botellódromo como en la zona de discotecas. Este equipo está fijo en este lugar los viernes, los sábados y las vísperas de festivos, mientras que los jueves trabajan a demanda en función de los eventos que se celebren y las personas que atraigan.

Aunque las fiestas universitarias han ido perdiendo peso, el pasado jueves se celebró el fin de la selectividad con un evento en Momart Sala Club. Un reclamo más que suficiente para que la Policía Local decidiera montar un retén fijo en esta zona ante la previsión de que asistieran más de mil personas a esta discoteca y al botellódromo.

Para proteger a los jóvenes, un equipo de diez agentes de la Policía Local liderado por el subinspector Antonio Trinidad y el oficial Ernesto Pérez estuvo toda la noche pendiente de todo lo que se movía en la movida juvenil. Unos ángeles de la guarda de “un público delicado”, tal y como señaló Pérez, al tener la mayoría de los asistentes entre 17 y 18 años. Pero los problemas no llegan por ellos, ya que no suele ser este el rango de edad problemático en este tipo de concentraciones, sino por algún agente externo que se pueda introducir en un ambiente que no es el suyo para alterarlo.

Momart Sala Club se llenó el pasado jueves al celebrar una fiesta de final de selectividad. Momart Sala Club se llenó el pasado jueves al celebrar una fiesta de final de selectividad.

Momart Sala Club se llenó el pasado jueves al celebrar una fiesta de final de selectividad. / Joaquín Hernández 'Kiki'

La jornada de los agentes comenzó a las 23 horas en la Jefatura de la Policía Local. Allí, se inició el trabajo con un briefing, una reunión en la que se trasladó a los componentes del operativo las características del servicio y se repartieron las funciones. Dos de los agentes de este equipo realizaron el servicio de paisano, lo que, tal y como señaló el oficial del grupo Charly, sirve para que sean “nuestros ojos” en la visualización del entorno, además de poder intervenir de manera discreta para evitar el consumo de estupefacientes en la vía pública y la venta de alcohol en un horario en el que está prohibido, teniendo también en cuenta que una parte del público es menor de edad.

La primera labor de los agentes en la calle fue realizar un reconocimiento de los alrededores de la Punta de San Felipe para detectar si se estaban celebrando botellones fuera del espacio acotado para ello. Por este motivo, un furgón con cuatro agentes se dirigió en primer lugar a la plaza de España y las murallas de San Carlos, los lugares en donde podrían haber jóvenes, para invitarles a que se marcharan a la zona preparada para este fin. En el paseo de San Carlos, los agentes de paisano pillaron a un grupo de jóvenes consumiendo hachís amparados en la oscuridad de este lugar. Sobre esta zona, resaltó Ernesto Pérez que se tiene un especial cuidado al ser un monumento, ya que uno de los principales problemas es “cómo dejan” este paseo las personas que hacen allí botellón.

Las ganas de fiesta hicieron que desde la llegada de la medianoche ya hubiera bastante ambiente en la Punta de San Felipe, por lo que los agentes decidieron trasladarse ya a este lugar para controlar el botellódromo. Aquí, el primero de los cometidos de los policías fue dejarse ver para que los asistentes supieran que estaban presentes y estaban a su servicio, pero que también estaban pendientes de todo lo que sucedía. A partir de ahí, una de las premisas fue vigilar que los menores no consumieran alcohol. “Actuamos en los casos flagrantes”, indicó el oficial del grupo Charly a sabiendas de que muchos de los jóvenes rozaban la mayoría de edad y que era imposible identificar a todos los asistentes. Junto a esto, también vigilaron que no hubiera menudeo de drogas, una labor en la que es muy importante la labor de los agentes de paisano. De hecho, en el momento en el que detectaron la presencia de personas extrañas al ambiente de la noche, se activaron para identificarlas y atajar cualquier posible problema. Esto también sucedió con personas conflictivas que ya son conocidas por la Policía. Incluso, a una de ellas se le vetó la entrada a Momart Sala Club para impedir que provocara una reyerta.

Varios agentes introducen a un detenido en un vehículo policial. Varios agentes introducen a un detenido en un vehículo policial.

Varios agentes introducen a un detenido en un vehículo policial. / Joaquín Hernández 'Kiki'

Una de las claves de cómo iba a discurrir la noche la mostró Antonio Trinidad, subinspector del grupo Charly, al señalar el aparcamiento situado en el muelle Reina Sofía, que permaneció casi vacío durante toda la noche. Esto era un ejemplo de la juventud del público y de que no habían venido personas de otras poblaciones con una edad más avanzada. “Los conflictivos vienen de la provincia en una inmensa mayoría”, afirmó Trinidad a partir de su experiencia, a la vez que constató la tranquilidad de esta noche por el tipo de público. “La seguridad plena no existe”, apuntó el subinspector sobre este tipo de dispositivos, aunque remarcó con firmeza que “el sistema funciona al máximo”.

Uno de los asuntos a los que da relevancia Trinidad es el trato que tienen los propios jóvenes con los agentes, algo que también marca la evolución de la movida nocturna. “No nos ven como en otras épocas”, asegura el subinspector. En una conversación con un grupo de jóvenes de Barbate y Conil, estos le confiesan la sensación de “estar seguros” por la presencia de la Policía Local.

A las 2.25 horas, llegó la primera intervención por una intoxicación etílica, que fue protagonizada por una menor de edad procedente de San Fernando. En este caso, relató Trinidad que el protocolo a seguir es llamar a una ambulancia para su traslado al hospital Puerta del Mar y a los padres para que se hagan cargo de ella en el centro sanitario. Un protocolo que se repitió en dos ocasiones más a lo largo de la noche con otros dos menores.

En mitad de la madrugada, momento en el que los agentes se turnaron para disfrutar de su momento de descanso, los policías de paisano trasladaron a la Jefatura de la Policía Local las sustancias estupefacientes que habían incautado a lo largo de la noche. Por la edad de los asistentes, lo que se intentó atajar fue el consumo de cannabis. Para ello, se practicaron las diligencias oportunas por infracción de la Ley de Seguridad Ciudadana. En el caso de que fueran menores de edad, se debe poner en conocimiento de los padres y del Servicio de Atención Temprana, que ofrece unos cursos informativos sobre los efectos y los perjuicios del consumo de drogas siempre que los padres accedan, siendo esta una forma de quitar la multa.

Un agente de la Policía Local atiende a una mujer que sufre una intoxicación etílica. Un agente de la Policía Local atiende a una mujer que sufre una intoxicación etílica.

Un agente de la Policía Local atiende a una mujer que sufre una intoxicación etílica. / Joaquín Hernández 'Kiki'

Si fuera la seguridad es importante, más lo es en el interior de las discotecas. Momart Sala Club cuenta con un amplio dispositivo de vigilantes y controladores dirigido por José Luis Martínez para que no se produzcan peleas en su interior. Tal y como contó Martínez, un equipo de controladores se repartió por los accesos a cada una de las zonas de este local para controlar el aforo y el flujo de personas entre la terraza, el espacio interior y la zona reservada, que fueron las que se abrieron el pasado jueves, ya que Momart Theatre permaneció cerrado tras ofrecer por la noche el espectáculo de humor ‘Cádiz, otro planeta’. Para ello, existen puertas exclusivas para la salida o la entrada en cada una de las zonas para facilitar el movimiento de personas. Además, en la entrada a la discoteca se situaron varios filtros para evitar que accedieran personas que tuvieran síntomas de embriaguez o tuvieran ganas de buscar pelea. Asimismo, desde este establecimiento mantienen un contacto permanente y fluido con el dispositivo de la Policía Local para comunicar las incidencias que se produzcan.

Dentro de la tranquilidad con la que transcurrió la noche, el momento más crítico llegó a las 4.30 horas. Los agentes de la Policía Local tuvieron que detener a una persona algo más mayor que el resto de asistentes a la Momart Sala Club tras agredir a uno de los trabajadores, por lo que fue expulsado por el personal de seguridad. Esta persona opuso una gran resistencia, por lo que tuvo que ser reducido por varios policías. Una actuación rápida pero complicada al forcejear este varón con los agentes para evitar que lo introdujeran en el vehículo policial.

Al poco tiempo, dos mujeres se acercaron a los agentes municipales ya que una de ellas había recibido un golpe al estar al lado del forcejeo que se produjo para expulsar al agresor y había echado sangre por la boca, por lo que decidieron trasladarla al hospital Puerta del Mar para que le hicieran pruebas por este percance.

Con el cierre de las discotecas a las seis de la mañana, ya solo quedaba desalojar la Punta de San Felipe. Poco a poco, los agentes invitaron a los jóvenes a que se marcharan de la zona. La salida fue tranquila, por lo que a las 6.20 horas ya no quedaba nadie en la zona portuaria, momento en el que la misión del dispositivo finalizó. Con una asistencia que se situó en torno a las 1.700 personas entre el botellódromo y las discotecas, el resultado final de la noche fue un detenido por dos presuntos delitos de lesiones y atentado contra la autoridad, tres traslados al hospital Puerta del Mar por intoxicaciones etílicas y otra más por la lesión relacionada con la reyerta, y varias denuncias por tenencia y consumo de estupefacientes. Más allá de la alteración por el suceso, la noche se movió por unos cauces tranquilos gracias, entre otros motivos, por la seguridad que proporciona tener a una decena de agentes velando por que no suceda nada.

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