En una sesión con varias bombas a la vista que podrían elevar el tono de voz, como una propuesta del equipo de Gobierno sobre el pin parental, el Pleno discurrió con una tranquilidad enorme. De hecho, las mayores incidencias llegaron por lo externo, como suele ser norma en los últimos tiempos.

Una mujer interrumpió el Pleno cuando tenía la palabra el concejal no adscrito, Domingo Villero, y se estaba debatiendo una propuesta sobre las personas sin hogar. “¡Yo sí sé lo que es vivir en la calle!”. Desde la parte que separa los escaños del público quiso intervenir mientras que el alcalde, dirigiéndose por su nombre de pila, le decía que no podía interrumpir el Pleno y que para ello tenía que pedir la palabra de manera oficial. Sin embargo, quiso seguir hablando y tuvo que intervenir la Policía Local para sacarla del salón de Plenos, La mujer se tiró al suelo y entró en una fase de ansiedad.

El alcalde acudió al despacho de David Navarro al que se la llevó para hablar con ella, Domingo Villero y Carmen Fidalgo no pudieron prácticamente seguir con su discurso y Carmen Sánchez se salió del salón de plenos con los ojos llorosos.

Con un matiz totalmente distinto, al final del Pleno llegaron los policía locales de la mano del sindicato UPLB para intervenir en la palabra reservada al público y se pusieron una nariz de Pinocho. El secretario de esta formación, que ya intervino hace unos meses por lo mismo, reclamó al equipo de Gobierno varias mejoras laborales, como la confección de una nueva Relación de Puestos de Trabajo (RPT).

En una jornada en el que el servicio público de la retransmisión del Pleno por Onda Cádiz quedó en segundo plano al ser devorado por el Carnaval, llamó la atención las continuas quejas del concejal no adscrito, Domingo Villero, porque no le llega documentación de varios organismos públicos al no tener representación en los mismos.

Las puyas salieron a relucir en un tema económico cuando el alcalde finalizó el debate criticándole a la oposición que no fueran con los temas bien preparados. Antes, hizo lo propio José Ramón Páez, que se confirma como uno de los ediles más guerrilleros en sus intervenciones frente a una Monte Mures con mucho arte.