Con pijama blanco y teléfono directo

Aparentemente no son diferentes de otros enfermeros; también visten pijama blanco. Sin embargo estos llevan un teléfono encima al que llaman con frecuencia médicos, otros enfermeros y en algunas ocasiones incluso los familiares de los propios pacientes. Se encargan de los casos complejos. De pacientes vulnerables y en muchas ocasiones dependientes a causa de una o varias patologías y que precisan una atención sanitaria constante.

Enfermeros Gestores de Casos, es el nombre de los tres profesionales que se encargan de este tipo de pacientes en el hospital de Cádiz y de otros cuatro que lo hacen en los centros de salud de la ciudad. Los primeros se centran en facilitar las cosas en el hospital, hacer las gestiones pertinentes y planificar la vuelta del enfermo a casa. Los segundos son los encargados de hacer el seguimiento del paciente una vez que está en su domicilio y de tramitar las visitas a su casa del enfermero de Familia, el médico o incluso el fisioterapeuta.

En concreto en el Hospital Universitario Puerta del Mar el servicio se puso en marcha en febrero de 2006 y desde entonces se ha atendido a un total de 2.283 pacientes y 1.731 cuidadores (el 80% mujeres). De media, al día cada enfermero gestor tiene abiertos entre 15 y 18 casos.

Estos profesionales son la persona de referencia para el enfermo y su cuidador. Así resume su labor Inma Perteguer, enfermera gestora del hospital, que no olvida mencionar a sus otros dos compañeros, Carlos Grandal y Paco García.

El objetivo es atender a un grupo muy determinado de pacientes con características concretas. Entre estos se encuentran por ejemplo aquellos que tienen varias patologías, personas cuya evolución es muy impredecible o enfermos terminales. Asimismo, pacientes que han quedado impedidos a causa de un accidente o personas mayores que son dependientes tras una fractura de cadera.

Cuando detectan un caso, lo primero que hacen los gestores del hospital es hablar con el enfermero de planta y el médico del enfermo y tener una entrevista con el ingresado y el acompañante. El objetivo de dicho encuentro, según señala Perteguer, "es determinar el nivel de dependencia del paciente y con qué recursos cuenta, tanto humanos, es decir, si tiene cuidador y otros familiares de apoyo, como sociales y económicos".

A partir de ahí, se hacen cargo de coordinar las pruebas que haya que hacer al paciente y a los distintos especialistas que tienen que tratarle, y de visitarles y acompañarles. Asimismo se analizan las habilidades del cuidador. De este modo, ejemplifica la enfermera, "se le enseña a dar de comer al enfermo utilizando una sonda, si es preciso, para cuando tenga que hacerlo en casa, o cualquier otra cosa". Paralelamente se presta la ayuda al acompañante del enfermo para facilitarle los trámites administrativos y se inician procesos en colaboración con los trabajadores sociales, como puede ser la tramitación de la Ley de Dependencia. Cuando se van casa, continúan facilitando la vida del paciente, intentando por ejemplo que cuando tenga que volver al hospital le vean todos los especialistas en el mismo día.

Inma Perteguer quiso hacer especial hincapié en la situación en que se encuentras las cuidadoras y la necesidad de ayudarlas. "Nos preocupa que tengan los conocimientos y destrezas para atender a su familiar, pero también hay que prevenir su cansancio", declara. Hizo referencia en este sentido al hecho de que en muchas ocasiones sufren también patologías derivadas de la labor de cuidador: "dolores articulares al tener que mover al enfermo, obesidad por que están todo el día en casa o depresiones".

La enfermera gestora de casos hizo también especial mención de los enfermos terminales. Casos en los que, dado lo delicado de la situación, se duplican los esfuerzos para coordinar con el equipo de cuidados paliativos la atención que se presta.

Una especialidad dentro de la Enfermería aún poco conocida por la población que sin embargo juega un papel importante al estar dirigida a los enfermos más necesitados y sus familias. Personas acostumbradas a trabajar con los casos más delicados y complejos. Tanto es así, que Perteguer reconoce que "muchas veces los tres enfermeros del Puerta del Mar dedicamos un tiempo de puesta en común, no sólo para aprender unos de otros de cada experiencia, si no porque necesitamos hacer como una especie de catarsis".