Cristino cuelga las tijeras
El veterano peluquero abrió su primer local en la calle Cristóbal Colón en 1989 y el de la calle Cobos en 1998. Se jubila después de más de 40 años de carrera, con la intención de entregar el testigo a su hija
El Premio Emprendedor Local Ciudad de Cádiz otorgará este año dos galardones
Cristino Franco cuelga las tijeras. Tras más de 40 años dedicado al sector de la peluquería, este gaditano se ha jubilado con la intención de ceder el testigo a su hija Violeta.
Su local de la calle Cobos sigue atendiendo cada día a sus más fieles clientes, que han confiado en sus manos desde que abriera en 1989 en la calle Cristóbal Colón, para trasladarse a su actual ubicación en 1998.
“Yo empecé en este mundo cuando tenía 20 años, ahora tengo 64. Mi intención es que el negocio continúe en manos de mi hija, que lleva conmigo 23 años trabajando y ahora se está encargando de todo. Ella ha estudiado peluquería, estética, caracterización... Se ha formado muchísimo”, explica su orgulloso padre.
Cristino recuerda cómo fueron sus primeros pasos en este sector, siendo muy joven y con menos oportunidades. “En aquellos años la peluquería se hacía solamente para chicas, los chicos lo teníamos un poquito más difícil. Estudié en San Fernando y luego me fui a Barcelona a seguir formándome, donde estuve un tiempo con Llongueras. También he trabajado junto a César Morales, que tiene unas técnicas de corte muy buenas, y con Marc Fonseca, un experto en colorimetría”.
Inquieto y con ganas de seguir avanzando, Cristino viajó a la localidad de Padua, en Italia, donde estuvo en una importante firma de peluquería. “En esta profesión tienes que estar continuamente renovándote y actualizándote. Es una formación continua y tienes que salir al menos tres veces al año fuera a hacer un curso en condiciones”, subraya.
“Yo lo que quería era conocer técnicas nuevas tanto en corte como en color y en los procedimientos y para esas cosas te tienes que mover”, añade.
Una de las mayores escuelas por las que pasó fue la antigua peluquería Nico, donde estuvo empleado durante cinco años. “Era una peluquería muy grande, tenía dos plantas y era lo más puntero que había en Cádiz. Allí aprendí muchísimo. Se trabajaba peluquería, estética, colorimetría... Me sirvió de mucho a la hora de arrancar solo”.
Fue en octubre de 1989 cuando decidió ser el dueño de su destino y poner en marcha su propio establecimiento. “Empezaba de cero. Supuso un gran esfuerzo, pero yo había hecho un cálculo de cuántos clientes tenía en Nico y si llegaba a tener los mismos, podría cubrir los gastos. Para mí siempre ha sido muy importante pagar las facturas y si sobraba algo, volver a invertirlo en el negocio”.
Tras la buena acogida, en 1998 se mudó a un local más grande, el actual, en la calle Cobos, donde siguió agrandando su clientela. “Tengo clientes de muchísimos años, desde que empecé prácticamente. Al ser una peluquería unisex diría que viene un 50% de hombres y un 50% de mujeres, aunque hemos dedicado más tiempo a los cortes de señora”.
Cuenta que con los años los clientes han permitido que les atiendan otros profesionales, pero que normalmente tenía una demanda “del 95% de los cortes para mí”.
Amable y cercano, Cristino dice que siempre ha procurado que sus clientes se sientan cómodos. “Yo soy una persona muy sociable, pero me adapto. Si hablan, les hablo, si les apetece estar tranquilos, los dejo tranquilos. Siempre he dicho que el peluquero hace las veces de psicólogo”.
Su futuro no se lo imagina lejos de este sector. “Para mí este no ha sido un trabajo. Ha sido un hobby. Seguiré atento y formándome”, finaliza.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Turismo de Ceuta
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía