Cádiz

Las ordenanzas abren la posibilidad de acotar una zona para nudismo

  • La norma concreta que está prohibido expresamente hacerlo en las playas urbanas, pero abre un resquicio para hacerlo en Cortadura · Los usuarios se muestran divididos ante esta práctica

La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, señaló ayer que las ordenanzas municipales sobre el uso y disfrute de las playas de Cádiz deja abierta la posibilidad de la creación en el futuro de una zona para poder practicar nudismo.

La Federación Española de Naturismo criticó la inclusión en estas ordenanzas de un apartado en el que se puede sancionar a las personas que practiquen el nudismo en las playas de Cádiz, a lo que se le unió las quejas porque hace unos días la Policía Local estuvo controlando esta práctica.

La alcaldesa señaló que esta federación está en su derecho de interponer la denuncia que quiera, pero después serán los tribunales los que decidirán si sale adelante o no.

Las ordenanzas divide en dos a las playas de la ciudad. Por un lado están las consideradas urbanas, dentro de las cuales se integran las de La Caleta, Santa María del Mar y La Victoria. Por el otro, las playas naturales sin protección especial, dentro de la cual se encuentra la de Cortadura.

En las primeras se especifica que está prohibida la práctica de nudismo en este tipo de playas, no así en las segundas "siempre y cuando exista una zona habilitada para ello". Ahí está el quid de la cuestión y es que todavía no se ha estipulado el acotamiento de un lugar. Eso no es óbice para que haya gente que practique el naturismo en la zona, como pudo comprobar ayer este periódico.

Por ejemplo, lejos de la tradicional estampa playera José Antonio y María del Carmen tumbaban sus cuerpos desnudos al sol. La pareja se encontraba ayer en Cortadura, concretamente a la altura de Santibáñez. La zona, prácticamente desierta, invitaba a desprenderse de cualquier vestimenta sin provocar ningún tipo de controversias. "No creo que a nadie le moleste que practiquemos el naturismo aquí, pues no hay ningún pequeño cerca", afirmaba José Antonio. Ambos coincidían también en la necesidad de habilitar un espacio para aquellos que optaran por desprenderse del bañador: "el litoral gaditano es muy grande, por lo tanto debe haber sitios para todas las opciones", reconocía la pareja.

Sus posturas se asentaban en "el respeto mutuo", considerando María del Carmen "justas" las sanciones para aquellos que realizaran nudismo en puntos urbanos de la costa. "Comprendo que para muchos no sea agradable presenciar un cuerpo desnudo", sentenciaba.

En las ordenanzas se estipula como una infracción leve (castigada entre 100 y 750 euros) la práctica de nudismo en las playas urbanas, pero no se dice nada de infracción en el caso de Cortadura.

Entre las dunas -y aún alejado del Chato- Pablo también decidía prescindir de la ropa. "Estoy prácticamente escondido, por lo tanto no le falto el respeto a nadie", expresaba con tranquilidad. Lamentaba que en la capital no se habilitara ningún enclave naturista, algo que sí tenía cabida en "diferentes puntos de la provincia". Mientras tanto, no muy distanciados de Pablo -en la orilla- Miguel Ángel Archilla hacía junto a su hija pequeña un castillo de arena. Miguel Ángel mostraba su empatía por todos los nudistas del lugar. "Sé que puedo encontrarme con bañistas que estén desnudos, pero a mí no me molesta, cada uno es libre para hacer lo que quiera", afirmó sin tapujos.

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