Cádiz

El obispo interviene la actividad de los Caballeros Hospitalarios

  • Zornoza suspende al consejo supremo de la institución tras ser denunciado por el ecónomo diocesano por irregularidades

El presidente de Caballeros Hospitalarios, en el centro debajo del ecónomo diocesano en un capítulo de la institución

El presidente de Caballeros Hospitalarios, en el centro debajo del ecónomo diocesano en un capítulo de la institución

Nueva polémica en el seno del Obispado de Cádiz. Después de los últimos acontecimientos que se vienen produciendo con la crítica abierta que un sacerdote, canónigo además, ha lanzado contra la gestión económica de la Iglesia gaditana, el responsable de este área (el también sacerdote y canónigo Antonio Diufaín) y el propio obispo se han visto envueltos en un nuevo asunto. En concreto, Zornoza ha intervenido la institución de los Caballeros Hospitalarios, suspendiendo de sus funciones al consejo supremo y sus oficiales.

Esta decisión que se ha conocido ahora tiene su raíz en una denuncia del ecónomo diocesano, que a su vez es consultor eclesiástico de Caballeros Hospitalarios desde hace tres años. Diufaín presentó ante la Curia Diocesana una denuncia por “una serie de irregularidades en el ejercicio de la presidencia de la benemérita institución”, según reza en el escrito remitido por el canciller secretario general del Obispado, Cristóbal Flor.El presidente de Caballeros Hospitalarios, Manuel Navarro, lamenta lo que ha calificado como “una situación muy desagradable que no tiene fundamento ninguno”, denunciando que después de 160 años de existencia de esta institución gaditana “por primera vez no se ha celebrado el capítulo de la Inmaculada”.

Sobre la denuncia interpuesta por Diufaín, entre otros motivos por “no haberle permitido llevar a cabo su plan de formación de actividades espirituales”, Navarro se defiende asegurando que de los 17 consejos supremos celebrados desde que Diufaín es consultor eclesiástico “sólo ha acudido a seis, sin que en ninguna ocasión haya hecho alguna propuesta o comentario sobre ese plan”. “Durante estos tres años en el cargo, no ha visitado nuestro albergue, donde cada día pernoctan 21 personas que necesitan atención; no ha asistido a ninguna entrega de alimentos, donde hemos llegado a ayudar semanalmente a 300 familias gaditanas, ni de ropa; y no ha pisado el oratorio de nuestra sede desde el día en que fue bendecido por el señor obispo. ¿Cómo nos va a acusar de ponerle palos en las ruedas, si nunca viene por aquí?”, expone Navarro.

Llama también la atención el presidente por la referencia en la denuncia de Diufaín a una “mayoría acrítica del consejo supremo por el hecho de que no coincide sus planteamientos y propuestas con la minoría denunciante”.

A este respecto, conviene reseñar que la denuncia de Diufaín se respalda por cuatro antiguos miembros del consejo supremo. De hecho, en Caballeros Hospitalarios están convencidos de que todos los problemas surgen a raíz “de que aceptamos la dimisión del censor el pasado mes de julio”, recordando además que tres de esos cuatro antiguos miembros ya denunciaron a la institución ante los Tribunales (sin que tuviera consecuencias) “hace cuatro años”.

Manuel Navarro denuncia que lo ocurrido es "una ignominia total y absoluta y un atentado al honor del consejo supremo y de los Caballeros Hospitalarios"

“Todo esto es una ignominia total y absoluta”, expresa Manuel Navarro, considerando lo ocurrido como un grave “atentado al honor del consejo supremo y de los Caballeros Hospitalarios”.

Esta institución es una asociación privada de fieles, por lo que se rige en modo distinto, por ejemplo, a las cofradías. Gozan de una mayor autonomía de gestión y funcionamiento, lo que entre otras cosas impide el cese de su presidente, “ya que el artículo 54 de nuestros estatutos establece que el presidente no podrá ser suspendido, para lo cual habrá que reunir al capítulo general para tomar la decisión que plantee el consejo supremo”.

El próximo día 19 los miembros del consejo supremo acudirán a una vista con el canciller secretario general del Obispado para exponer sus argumentos de todo lo ocurrido, confiando en que “todo quede solucionado entonces, porque esto es un sinsentido”.

“Esta institución quiere dejar claro que no tiene absolutamente nada contra nuestro protector y obispo, con quien siempre hemos tenido una buena relación. Pero no podemos decir lo mismo de Diufaín; ese nombre quedará escrito en los anales de esta real y benemérita institución como responsable de no celebrar por primera vez en 160 años el capítulo general de la Inmaculada. Y los Caballeros Hospitalarios sí perdonan, pero no olvidan”, concluye Navarro.

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